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Invierno y política

Es cierto que atravesamos por un fuerte invierno, pero es aún más...

15 de diciembre de 2010 Por: Álvaro Guzmán Barney

Es cierto que atravesamos por un fuerte invierno, pero es aún más cierto que pasamos por un desastre nacional con consecuencias graves para cerca de dos millones de habitantes que no tiene un origen solamente en las lluvias. En el Valle del Cauca, en el mes de noviembre llovió el doble del promedio mensual, pero el drama del Departamento muestra que inciden otros factores. Especialmente el manejo que estamos haciendo del entorno natural, dominado por los intereses particulares, agravado por la desidia, corrupción e imprevisión de las entidades estatales y por la falta de una política de regulación medio ambiental de largo plazo. En medio de la tragedia, no se reflexiona sobre las causas de fondo, aparecen las soluciones paliativas y se desvía la atención con propuestas políticas de conveniencia particular.La red meteorológica del Valle del Cauca permite analizar series de varios años con los promedios, los máximos y mínimos históricos por zonas, las coyunturas de invierno duro, como la presente, y las de sequía que son también terribles, o peores. Es cierto que hay cambios climáticos globales, efectos invernadero, el Niño y la Niña, pero no se les puede echar toda culpa cuando deterioramos la naturaleza de manera tan salvaje. Me refiero a la protección de las fuentes de agua en los páramos, al cuidado de las cuencas hidrográficas de los ríos, a la construcción técnica de canales en los valles evitando la erosión, a la preservación del sistema de ciénagas como forma natural de amortiguación, al sostenimiento, ante todo en las ciudades, de los jarillones. Hoy en día es posible viajar por el Valle y constatar que los cultivos, por ejemplo de caña, llegan hasta el borde del río Cauca. La responsabilidad no es puramente individual, es también del sector agrícola y del Estado que no regula. Es sólo un ejemplo a la vista, pero en ningún momento el único. Qué tal las consecuencias ambientales de la manera como se adelanta la minería, como se ejecuta la ingeniería vial, la construcción de viviendas y de industrias?Cuando sucede la tragedia, se convoca a una solidaridad de momento que no convence. El Gobernador implícitamente reconoce que desde el Departamento es poco lo que puede hacer. Solicita entonces canalizar todas las ayudas por la Cruz Roja. La situación financiera del Departamento es muy complicada como se hizo explícito en el foro convocado por el Comité Empresarial sobre el tema. El Departamento se encuentra ad-portas de bajar de categoría por su desempeño ante Planeación Nacional. Por los laditos, se informa sobre exenciones en los últimos años de los impuestos de seis millones de botellas de aguardiente que no se sabe a dónde fueron a parar. Un caso enojoso de corrupción, cuando no hay recursos para atender a las víctimas del invierno. No hay capacidad institucional en la Gobernación para enderezar la situación y menos para confrontar el desastre provocado por el invierno. Nuestro Alcalde, por su lado, propone no hacer el proceso electoral y destinar el dinero a las víctimas. Propuesta populista que no capta la importancia de institucionalizar el Estado, asunto prioritario, precisamente para que pueda responder mejor frente a desastres como el que vivimos. Las perlas no faltan a nivel nacional: el ministro de Hacienda insinuó la posibilidad de aumentar el impuesto del 4 por mil en un punto. Ha podido sugerir que el impuesto, que era originalmente temporal para apoyar a la banca en su crisis, se dedicara ahora todo a las víctimas del invierno, también en un esfuerzo nacional.