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Insatisfacción preelectoral

Los ciudadanos tenemos una responsabilidad especial con las elecciones locales de octubre:...

4 de febrero de 2015 Por: Álvaro Guzmán Barney

Los ciudadanos tenemos una responsabilidad especial con las elecciones locales de octubre: es indispensable fortalecer visiones del Estado centradas en el interés público, después de un período largo de cooptación mafiosa del aparato estatal, cuando primaron los intereses particulares y la corrupción. Algo se ha avanzado en el último lustro en una reorientación del Estado, pero queda mucho por hacer en el plano nacional y de las regiones.Indudablemente, en Bogotá se han aprendido lecciones, después de amargas experiencias. Algunos candidatos que se postulan hoy tienen en mente, con diferentes propuestas, mejorar las condiciones de la vida colectiva y de la administración de la ciudad. Medellín ha tenido un buen gobierno por más de una década, lo que es evidente para cualquier visitante. Actualmente hay en Antioquia uno muy bueno que está transformado al departamento. En Cali y en el Valle se puede debatir un poco más sobre los desempeños y logros. No se puede afirmar que estemos peor en el Departamento y, menos aún, en la ciudad. Pero, comparativamente, se puede anotar que hubo poca claridad en las ideas y propuestas estratégicas de cambio que se propusieron para la región. De allí que los logros no sean los deseados, como cambios cualitativos en aspectos neurálgicos del devenir regional. Me refiero a algunos temas de la situación de Cali que conozco un poco mejor, no tanto con el ánimo de evaluar lo que se ha hecho, sino más bien de manifestar cierta insatisfacción por el debate que viene dándose con la candidaturas y al imperativo de que éste se refiera a ideas para resolver lo problemas locales.Teniendo por marco la discusión sobre el POT que se aprobó, es posible afirmar que Cali ha sido y seguirá siendo una ciudad ambientalmente insostenible. A comienzos del Siglo XXI y con dos millones y medio de habitantes, no está garantizado el suministro continuo, suficiente y con la debida calidad del agua. Menos aún, el tratamiento de las aguas servidas que se devuelven al río Cauca. Se avanzó en las obras civiles del Jarillón, pero no se ha logrado un traslado de la población allí asentada, por muchos años, en condiciones de dignidad. Se promueve a toda costa un proyecto de vivienda social en la zona del antiguo basurero de Navarro, contra las indicaciones de los epidemiólogos. Se promueve un proyecto en el antiguo corredor del ferrocarril, conocido como ‘corredor verde’, que seguramente debe hacerse, pero parece olvidarse la carencia de los espacios públicos y verdes, ante todo en Aguablanca. La zona de ladera, donde se aprueba una normativa de urbanización, tiene riesgos altos de movimiento de tierra y la zona plana de riesgo sísmico.Lo anterior, en el tema ambiental, ya que, por otro lado, en el tema de la integración y la convivencia, la situación de desigualdad y de seguridad es muy preocupante, reconociendo que ha habido una disminución importante de los homicidios el año pasado, pero manteniéndose la ciudad con una cifra muy alta, comparativamente con el país y las ciudades más grandes. Finalmente, la movilidad es un problema agudo para los más pobres, como resultado del imperio del automóvil y de la privatización del transporte público que funciona sobre la base de su rentabilidad. La insatisfacción que quisiera puntualizar no se refiere a los actuales gobiernos: proviene del la manera como se están postulando los candidatos y se está debatiendo sobre los problemas de la ciudad. Se han mencionado nombres, muy en el viejo estilo, pero no se han debatido ideas y propuestas sobre como resolver los grandes retos de la ciudad.