El pais
SUSCRÍBETE

Inicio

Artículo

Llover sobre mojado

Mientras subsistan regiones abandonadas, con diferencias en ingresos y oportunidades tan gigantescas, no podrá existir la convivencia, ni las posibilidades de desarrollo.

2 de marzo de 2021 Por: Alfredo Carvajal Sinisterra

Llover sobre mojado es un refrán que se utiliza para expresar reiteración, repetición o insistencia. Hace mucho años el presidente Alberto Lleras Camargo, uno de nuestros gobernantes de grata recordación, en un discurso que pronunció el 18 de febrero de 1962, refiriéndose a Buenaventura manifestó: “No dudo de su intención, al igual que la de otros presidentes que han prometido de igual manera, ofreciendo soluciones que no llegan”, lo cual quiere decir que los presidentes que lo antecedieron también prometieron reivindicaciones para el puerto que nunca se cumplieron. Aquella fue otra de las múltiples ocasiones de incumplidas promesas, para responder a los reiterados clamores de su ciudadanía.

En las últimas semanas Buenaventura ocupó las primeras páginas de la prensa local y nacional debido a otra de sus habituales crisis de inseguridad. El Gobierno Nacional respondió enviando el ejército para conjurar la situación y así aplacar los reclamos.

El problema del Puerto es consecuencia del abandono del litoral Pacífico, al igual que otros territorios de nuestro país. En ocasiones anteriores he manifestado una verdad incontrovertible: Colombia tiene más territorio que Estado.

Buenaventura recibe una abundante inmigración de toda la costa que debe absorber, con sus magros recursos. Se trata de una migración demandante, puesto que exige soluciones de vivienda, oferta de educación, atención de salud y oportunidades de ingresos para su subsistencia.

La paradoja es que el puerto produce, entre aranceles e IVA, $8 billones, superando a Cartagena con $6,5 y a Barranquilla con $2, sin embargo, el recaudo viaja a Bogotá, sin que Buenaventura se beneficie de un peso. Incomprensible que los gobernantes del Valle y sus parlamentarios guarden silencio sobre esta monumental injusticia.

En lo que califican desde la capital como la periferia o los territorios, no existe presencia del Estado. Los jóvenes de estas zonas, migran en busca de oportunidades. En regiones como Guapi, Nuquí, o Juradó las posibilidades de progreso son inexistentes.

Ante la ausencia de gobierno, el liderazgo lo ejerce el más fuerte, ya sea el narcotráfico, la guerrilla o simplemente el gamonal. Enviando al ejército, como se ha hecho hasta ahora, no resuelve los problemas. Se requiere soluciones institucionales, con vías de comunicación, de lo contrario, continuará prevaleciendo la subversión. Allí es de donde asesinan a los valerosos líderes sociales.

La gravedad de este inveterado fenómeno nunca la ha comprendido el Gobierno Nacional, ni los parlamentarios, perdura sin solución. En el Senado, debido a la circunscripción nacional, varios de los departamentos que sufren las consecuencias, ni siquiera están representados.

Mientras subsistan regiones abandonadas, con diferencias en ingresos y oportunidades tan gigantescas, no podrá existir la convivencia, ni las posibilidades de desarrollo. El bien estar que todos anhelamos, únicamente estará al alcance de un porcentaje de la población.
Las oportunidades de progreso no pueden estar sujetos al lugar donde se nazca. No es un problema de ideologías de derecha o de izquierda, se trata de un asunto de gobernabilidad. La institucionalidad debe estar presente en todo el territorio nacional y no circunscrita a solamente unas áreas de nuestra geografía.