Las décadas perdidas
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Argentina ocupaba el tercer lugar en ingreso per cápita entre todas las naciones, hoy es campeón mundial de fútbol, no obstante, su ingreso se desplomó, actualmente ocupa el puesto 114. El único país que conozco que de desarrollado se convirtió en subdesarrollado. Nuestro continente continúa siendo importante en el campo deportivo, pero en el económico hemos descendido. ¿Cuáles son las causas? ¿Somos inferiores o perezosos? ¿Nos gusta vivir ‘sabroso’ sin producir?
Este evidente retroceso no es exclusivo de Argentina, casi todas las naciones latinoamericanas han retrocedido en su ingreso comparativamente. Somos más pobres y existen menos oportunidades de empleo que en otros continentes, como Asia.
Cuando estudiaba en los Estados Unidos mi carrera profesional, junto con un grupo de latinoamericanos, la inmensa mayoría, una vez graduados, solo pensábamos regresar a nuestros países de origen para trabajar y progresar. Hoy, un número considerable busca empleo en EE.UU. o en Europa para aplicar sus conocimientos y comenzar una nueva vida.
Son varias las causas, pero quizás la que más ha influido es la ideológica. En nuestro continente las ideologías tienen una importancia sobrestimada, en cambio lo práctico, lo técnico, la pericia, es subestimada.
Nuestros héroes más recientes son Domingo Perón, Fidel Castro, el ‘Che’ Guevara, Hugo Chávez, etc. ¿Qué empresario o científico es igualmente destacado que estos líderes mencionados? Sus teorías trascendieron sus existencias. La mayoría fueron políticos con tendencias estatistas, excepto quizás escritores y poetas como Borges o García Márquez. Casi todos optaron por el absolutismo. Sus ideologías continúan aplicándose. No obstante, el empresario o el trabajador anónimo, creador y ahorrista, es ignorado, incluso vilipendiado.
Esta actitud no ocurre en países como los EE.UU. o Europa. Allí son reconocidos por igual, tanto los líderes políticos, como Churchill, Roosevelt, Adenauer, y empresarios como Henry Ford, Rockefeller, Karl Benz, Henry Royce y Charles Rolls, o científicos como Albert Einstein, Newton, Hubble, von Braun, Marie Curie, etc.
Añoramos el pasado y la historia, en cambio no les otorgamos la importancia requerida al futuro y al progreso.
Se continúa elogiando sistemas económicos cuyos fracasos han sido evidentes. A penas tuvieron la oportunidad, las naciones que integraban la Unión Soviética, excepto Rusia, optaron por la democracia y el sistema de libre mercado.
La Alemania Oriental es un buen ejemplo; pasó de ser un país de bajos ingresos, a tener uno de los ingresos per cápita más altos del mundo al reintegrarse a la Alemania capitalista. Cuando formaba parte de la Unión Soviética, se tuvo que construir un muro en Berlín, para contener la migración hacia el Oeste.
Vemos a diario cómo los ciudadanos de Cuba, Venezuela, Haití o Nicaragua toman riesgos, en ocasiones fatales, para poder inmigrar a los EE.UU. ¿Cuándo hemos visto que los ciudadanos estadunidenses quieran migrar en sentido contrario?
Sin embargo, naciones como la nuestra, Argentina, Perú, o recientemente Chile, pretenden conducir sus políticas hacia orientaciones totalitarias, privilegiando la propiedad estatal. La pasión nos esclaviza. Nos comportamos un como corcho en remolino.