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Se ha venido ventilando en los medios noticiosos de Bogotá, la deplorable...

26 de marzo de 2014 Por: Alfredo Carvajal Sinisterra

Se ha venido ventilando en los medios noticiosos de Bogotá, la deplorable situación de orden público que sufren los habitantes de Buenaventura. Bandas criminales de narcotraficantes y guerrilla que se matan por consolidar su preeminencia, asesinatos de la delincuencia común y los terribles descuartizamientos cometidos para ocultar la identidad de las víctimas. Lo que no se publica en la Capital carece de suficiente resonancia. En buena medida por esta razón el Gobierno Nacional decidió la militarización. La pronta y efectiva intervención de las fuerzas represivas del Estado es indispensable para restituir la convivencia. Sin embargo esto constituye sólo una estrategia para apagar el incendio, las verdaderas causas que lo están generando son otro cuento. Las penurias que sufre Buenaventura se han gestado en buena medida por la actitud de sus propios ciudadanos que han elegido una sucesión de alcaldes destituidos por desfalcos escandalosos. No obstante, otra parte también recae sobre los gobiernos regionales y la sociedad vallecaucana que no ha comprendido la importancia que significa para la comarca tener el puerto con más tráfico de Colombia, 50% de la carga. El mayor beneficiario, y la mayor desatención, se le puede atribuir a la Nación. De la internación de los productos el Gobierno Nacional recibe $4,2 billones de pesos y solamente le devuelve a la ciudad el 3,8%, una desproporción gigantesca si la comparamos con el reparto actual de las regalías.Buenaventura es el Nueva York del litoral pacífico colombiano. De otra manera no podría explicarse el incremento exponencial de sus habitantes. Se trata de la segunda ciudad con mayor crecimiento poblacional en el país. Debido a las deplorables condiciones socioeconómicas de la región Pacífica, existe un flujo inmenso y constante de personas en busca de mejor calidad de vida y oportunidades de progreso. En la región existen vasos comunicantes naturales, se tiene un mar al frente. ¿Cómo serán las condiciones del resto de la población del litoral? Sin duda, el factor inseguridad ha influido en la aceleración de los desplazamientos. Si el problema de seguridad del Puerto es grave, su manifestación es igual o peor en las demás poblaciones costeras, donde los medios de información nacionales no llegan. Sería utópico pensar que remediando las necesidades de una ciudad se pueden resolver las de toda una región. Se cae de su peso que la prioridad debe ser atender las urgencias que se presentan en el núcleo poblacional más importante. Sin embargo, se equivocan quienes piensan que atendiendo solo a Buenaventura se resuelve el problema. Las necesidades existen a lo largo de toda la costa.Los pobladores de Timbiquí y Guapi en el Cauca, para mencionar un simple inconveniente causado por la carencia de infraestructura, se ven obligados a transportarse en frágiles embarcaciones para llegar hasta Buenaventura, luego utilizar la carretera, aún en construcción, hacia Cali, para finalmente tomar un bus a Popayán, con el fin de realizar una diligencia en la capital de su departamento. Un viaje que posiblemente les tome más de un día, para ejecutar un mero trámite. Ni qué hablar de la atención de los casos de salud graves que requieran de servicios médicos medianamente complejos.La inversión en infraestructura es importante, al igual que la intervención de la Policía y el Ejército para restablecer el orden, sin embargo no basta. El Pacífico demanda y exige mayor atención en educación y salud, cuyos indicadores son de llorar. La ausencia del Estado, y el consecuente incumplimiento de sus obligaciones más elementales, es el origen del caos en el orden público.El nombramiento de un coordinador para el Pacífico en Bogotá demuestra buena voluntad, pero no es garantía de solución verdadera y de largo plazo. Además se requiere el involucramiento regional.