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Pensando en grande

Las ciudades modernas gozan y valoran los espacios al aire libre. En estos se desarrollan actividades donde todos nos encontramos, divertimos y disminuimos los niveles de estrés o ansiedad.

17 de febrero de 2020 Por: Alfonso Otoya Mejía

Las ciudades modernas gozan y valoran los espacios al aire libre. En estos se desarrollan actividades donde todos nos encontramos, divertimos y disminuimos los niveles de estrés o ansiedad. En ellos, los niños juegan, corren y se relacionan con otros iguales a ellos. Cali en los últimos años ha ido aumentando la oferta de estos espacios y mejorando la calidad de los mismos, en algunos se cobra y otros son de acceso libre.
El Bulevar del Río, el Zoológico de Cali, la Plazoleta Jairo Varela, el Parque de la Caña son solo algunos de esos ejemplos destacables.
Un ejemplo del potencial de zona verde y espacio público que tiene nuestra ciudad es el Parque del Acueducto Municipal, donde la última administración le construyó una serie de senderos que me entusiasma y me lleva a pensar que puede recuperar su espíritu y convertirse en otro espacio de orgullo.

Sin embargo, hay otras zonas de la ciudad que merecen mucha atención y requieren de la determinación y decisión del gobierno municipal, departamental o de los privados dueños de esos predios. Los ejemplos son muchos y de distinto calibre. Uno es Parque de la Salud en el río Pance, donde intervienen los tres actores anteriormente mencionados y donde la expropiación o prohibición no son la solución para lograr una verdadera transformación de ese espacio. Ya hemos visto como en el pasado con nuestros cerros tutelares, al no poderse realizar ninguna actividad económica en el territorio y debido a la desidia o imposibilidad del Estado, estos territorios terminan totalmente invadidos, ahí sí el daño ecológico resulta irreversible. Otro es el Parque del Río Cali, tras una inversión multimillonaria, hoy luego de más de 8 años de construcción, continúa sin estar terminado, enmalezado y como nido del hampa.

En días pasados me enteré de una buena noticia que alimenta aún más mis esperanzas de que Cali goce de espacios públicos de calidad. La decisión de Celsia, la fundación Jardín Botánico y la Fundación Zoológico de Cali, de unir esfuerzos para relanzar y potencializar el jardín botánico de la ciudad. Este espacio de 14 hectáreas de bosque seco tropical -el ecosistema más amenazado a nivel mundial que se encuentra a orillas del río Cali y que pertenece a Celsia, será entregado a la Fundación Zoológico de Cali en comodato para su administración y aprovechamiento.

Seguramente al igual que ha sido el compromiso de esta organización con esfuerzos similares, en unos meses empezaremos a ver resultados. Celebro el apoyo que está recibiendo esta iniciativa de distintos sectores. Incluso la CVC anunció la entrega en administración de una gran extensión de terreno que permitiría junto con el bosque seco tener un parque de casi 100 hectáreas. El aporte de la empresa privada será esencial para consolidar esta iniciativa y seguro los vallecaucanos no nos quedaremos atrás.

Proyectos como este, son las que hacen de Cali la sucursal del cielo y nos permite posicionar a nuestra ciudad a la altura de los mejores vivideros de nuestro país. ¿Por qué no pensamos en algo similar para el Parque de la Salud en Pance? Dejemos de un lado las discordias y los enfrentamientos, pasemos al modo construcción y solución de problemas con métodos sostenibles en el tiempo. ¡Bien por el Jardín Botánico, ahora a seguir pensando en grande!