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Como vallecaucano siento indignación cuando recorro alguna de nuestras, antes impecables, vías emblemáticas que conectan las principales ciudades de nuestro departamento y a este con sus vecinos

8 de diciembre de 2019 Por: Vicky Perea García

Como vallecaucano siento indignación cuando recorro alguna de nuestras, antes impecables, vías emblemáticas que conectan las principales ciudades de nuestro departamento y a este con sus vecinos.
Hasta hace no más de 2 años los vallecaucanos sacábamos pecho porque teníamos de lejos la mejor infraestructura vial del país.

Este conjunto de vías conocido como la malla vial del Valle, complementado con la concesión Buga-Tuluá-La Paila, interconectan toda la parte plana del Valle del Cauca y hacen parte de las concesiones de primera generación que realizo el país.

En el año 2018 se decretó la terminación de la concesión de la malla vial del Valle. No es de mi interés entrar a discutir las razones por las cuales esta situación se dio, simplemente quiero recordar que para esa fecha el mantenimiento preventivo de esta red vial era impecable, uno podía transitar sus 375 kms y no encontraba un solo hueco, toda la vía debidamente demarcada y señalizada. Quienes nos visitaban de otras regiones del país, veían con deseo poder tener unas vías así. Cuando se dio la terminación del contrato de concesión, la administración de la vía paso a manos del Invías. Este solo hecho fue, o debió ser, una señal de alarma para todos los vallecaucanos, puesto que conocíamos de antaño cómo el Invías había tratado al Valle del Cauca.

La más importante vía del Departamento, que aún sigue estando lejos de ser un orgullo, es la vía a Buenaventura, que curiosamente es la única que por su importancia estratégica nacional sigue estando en manos del Invías. Pues bien, el Invias no ha traicionado su historia y hoy con más de 400 mil millones de pesos en recaudo anuales de peajes de la malla vial, no destina ni siquiera los 30 mil millones de pesos que se requieren para el mantenimiento periódico y rutinario de esta importante red.

Lo único que se limita a hacer es cortar una maleza que crece en las bermas de la carretera y eso que no con la periodicidad debida. Es un despropósito que una entidad del orden nacional trate con tanto desprecio y avaricia a una región como la nuestra. Usa los recursos, que los vallecaucanos pagábamos siempre con gusto por tener unas vías impecables, para financiar el mantenimiento de otras vías y obras del país.

Hace poco la directora de Propacífico, afirmaba que el Valle había logrado gestionar recursos por cuantías nunca antes vistas en el plan nacional de desarrollo y en el presupuesto nacional. Estos recursos garantizarían la elaboración de nuevos proyectos como la conexión con los Llanos y la culminación de las obras de la tan anhelada vía a Buenaventura.

Igualmente, el alcalde electo de Cali Jorge Iván Ospina planteó la construcción de una vía con peaje que conecte a Cali con Dagua por el margen del río Aguacatal. Indiscutible la importancia de estos indispensables proyectos para nuestra región. Sin embargo me pregunto quién le está exigiendo al Invías realizar lo que debe hacer con los dineros que todos pagamos en peajes. ¿Hasta cuándo nos van a pintar la cara a los vallecaucanos con promesas futuras que se pueden o no materializar?

Mientras tanto uno de los principales activos de orgullo de nuestra región, nuestras carreteras, se deteriora y todos callados y la ANI todos los meses da excusas para dilatar y alargar la sacada de los pliegos de la licitación que garantice mantener nuestra red vial en óptimo estado. Para eso son los peajes.