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La vía al desarrollo

Ya entrado el Siglo XXI y habiendo alcanzado un nivel de desarrollo suficiente, las cordilleras no pueden seguir siendo excusa de nuestro atraso

19 de julio de 2020 Por: Alejandro Éder

Colombia, “un país atrapado física y psicológicamente por las montañas.” Esa era la manera como un tío bisabuelo le explicaba a sus amigos extranjeros hace cien años las condiciones de nuestro país. Somos uno de los países más grandes del mundo en términos de territorio y población, ricos en recursos naturales, bañados por dos mares, y no hemos logrado desterrar la violencia ni vencer el subdesarrollo. Para muchos esto se debe en gran parte a los obstáculos de nuestra geografía.
Ya entrado el Siglo XXI y habiendo alcanzado un nivel de desarrollo suficiente, las cordilleras no pueden seguir siendo excusa de nuestro atraso.

Comprender nuestra geografía es comprender a Colombia. Los Andes entran por el sur y como todos sabemos se ramifican en tres cordilleras, una más impenetrable que las otras. Estas cordilleras dividen el país en subregiones geográficas y culturales que durante gran parte de nuestra historia han vivido aisladas. No fue sino hasta la llegada de la aviación que Colombia comenzó a entremezclarse a mayor velocidad. Sin embargo, amplísimas zonas como el valle del Magdalena o los Llanos Orientales siguen aisladas y ni se desarrollarán ni contribuirán en forma al progreso de Colombia hasta que se integren de manera eficaz a los puertos y al resto del país.

La desconexión del territorio también deja vacíos que históricamente fueron aprovechados por liberales y conservadores en su eterna violencia, y más recientemente han sido y son las guaridas de narcotraficantes y terroristas. Muchos de estos lugares se encuentran en las zonas mas recónditas en lo alto de las cordilleras, como el Cañón de las Hermosas, o las extensiones más aisladas de los valles, como el sur del valle del Magdalena en el cruce hacia el Meta y el Caquetá. De allí, la necesidad de integrar efectivamente el territorio por razones de seguridad nacional y por oportunidades de desarrollo.

En este sentido, el proyecto estratégico de infraestructura más importante para desencadenar una integración real de la totalidad del territorio y atender los problemas ya mencionados es la Conexión Pacífico Orinoquía -CPO. Arrancando en Buenaventura, atraviesa las 3 cordilleras, y llega a Puerto Carreño en la frontera con Venezuela luego de un recorrido de 1490 kilómetros, conectando a Colombia de Occidente a Oriente en su punto más ancho.

El costo total es de $25 billones de pesos, el grueso de los cuales irán a construir un túnel de 40 kilómetros de transferencia férrea con cargue de vehículos que entra por Florida, Valle, a 1169 msnm y sale por La Herrera, Tolima, a 1750 msnm. Una vez completada, esta será la obra de ingeniería de transporte más importante de Latinoamérica, y el potencial agropecuario de los Llanos y del valle del Magdalena se disparará generando riqueza y centenares de miles de nuevos empleos a lo largo de su paso, vigorizando el desarrollo del país y multiplicando el PIB de la nación.

Para los que dudan si se logrará, casi el 50% ya está en obra o construido y el resto está en estudios de factibilidad, incluyendo el túnel ya mencionado. Debemos perseverar. Para fortuna de todos, desde Cali ProPacífico viene articulando -desde hace cinco años- sin tregua y sin a pausa a actores nacionales y locales, públicos y privados con el objetivo único de volver este sueño una realidad.

El gran reto de Colombia es, en los próximos 20 años, ser un país desarrollado según los estándares internacionales. Este proyecto de clase mundial jugará sin lugar a duda un rol central y finalmente vencerá los obstáculos ancestrales.