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Atención obligada

Si obedecemos las recomendaciones seremos parte de la prevención y del remedio. Esa es la irremplazable participación ciudadana.

15 de marzo de 2020 Por: Alejandro Éder

El coronavirus Covid-19 no es una gripa. Infortunadamente esa idea se propagó más rápido que el mismo virus. Por eso varios gobiernos no tomaron a tiempo las medidas obligadas y fuertes para frenarlo, porque parecían exageradas. Por eso un país avanzado como Italia, que hace un mes tenía tan sólo tres casos confirmados, hoy cuenta con más de 21.157 casos, 1441 muertos y su sistema de salud extenuado.
Atendamos la experiencia de Italia y otros países y tomemos medidas urgentes, ajustadas a nuestra realidad socioeconómica, para evitar lo peor.

En Colombia se confirmó el primer caso de Covid-19 el 6 de marzo. Nueve días después, el 15 de marzo, ya había 45 casos confirmados, tres en el Valle. Grave, pues entre el primer caso y el caso 30 en Italia pasaron 21 días. Nuestra mayor tasa de aumento se debe en parte a que siguen llegando vuelos internacionales, aunque el 32% de los casos confirmados fueron por contagio nacional.

El Covid-19 no es grave para el 80% de las personas que les da, sobre todo los jóvenes. El 15% de los infectados debe ser hospitalizado y el 5% requiere de cuidados intensivos. De estos últimos, la mitad puede morir. Lo más grave de este virus es que es tan contagioso que mucha gente se enferma y requiere de atención médica al mismo tiempo. Sumados a los demás enfermos y accidentados que ocurren en el día a día, se desbordan los sistemas de salud, como pasó en China e Italia. Ni en los países más ricos del mundo hay cama pa’ tanta gente.

Figuremos un escenario en el Valle donde se contagie el 0,1% de la población en un mes, 4600 personas, como ocurrió en el norte de Italia. De esas 690 necesitarían ser hospitalizadas y 230 necesitarían cuidados intensivos. En Cali hay 636 camas de cuidados intensivos, con una ocupación del 95%. Es decir, hay 32 camas disponibles. Tampoco es claro que tengamos el volumen necesario de elementos de protección del personal médico (mascarillas, guantes, gafas, etc.). Tenemos la responsabilidad de atender la posible crisis, pero debemos actuar ya.

Primero, se deben cancelar los vuelos internacionales por un período de 30 días, sobre todo con los países más afectados. Los viajeros que ya están acá deben tener cuarentena estricta y supervisada, no autorregulada. Segundo, se debe dictar toque de queda en los sectores más resilientes socioeconómicamente y, en los más vulnerables, debemos aislar y proteger a los adultos mayores y enfermos crónicos, para ellos el virus es más letal, y tomar medidas preventivas para que los más jóvenes y los saludables puedan seguir trabajando. Tercero, preparémonos para lo peor.

Es el momento de prever hospitales de campaña bien controlados en lugares como el campus de la Universidad del Valle o el Centro de Eventos Valle del Pacífico. Debe haber aprovisionamiento de comida y agua para los más vulnerables. Hay que disponer de más profesionales para atender la crisis; estudiantes de medicina y enfermería y hasta médicos y enfermeras entre los refugiados venezolanos. Urge la toma masiva de muestras, como lo viene haciendo con éxito Corea. Sin información precisa de la escala del contagio no hay estrategia para contenerlo que valga. Hagamos todo esto y si no llega la crisis, estaremos tranquilos. Pero si lo hacemos y llega, serán muchas las vidas salvadas.

Finalmente, estamos obligados a estar atentos y cuidar de los nuestros y de todos. Si obedecemos las recomendaciones seremos parte de la prevención y del remedio. Esa es la irremplazable participación ciudadana.