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Son abundantes las ventajas comparativas que posee el Valle del Cauca. Ventajas...

20 de abril de 2014 Por: Alberto Silva

Son abundantes las ventajas comparativas que posee el Valle del Cauca. Ventajas que no son aprovechadas para promocionarlo a nivel nacional e internacional y que infortunadamente se dejan ahí sin sacarles ningún beneficio. Esto sucede por desconocimiento de la población vallecaucana sobre la esencia de los factores con los cuales se ha edificado el actual ente territorial y que las autoridades departamentales y municipales no se han tomado en serio la obligación de comunicarlo con énfasis a la juventud en colegios y universidades.Atraídos por su inocultable desarrollo, se han desplazado a la región desde Bogotá por estos días, funcionarios de una firma encargada de encontrar los elementos esenciales que posee el valle geográfico del río Cauca, para proyectarlo como producto turístico a nivel internacional. La idea es maravillosa porque aquí van a encontrar hechos y cosas que ni los mismos nativos conocíamos y que los colombianos deberían saber, porque el Valle del Cauca no se hizo gratis. Su formación ha sido heroica, larga y dolorosa, pero fructífera.Valga un ejemplo: cuando se compara de manera atrevida pero respetuosa al Valle del Cauca con el Estado de Israel, este último definido turísticamente como la nación que convirtió el desierto en campos de cultivos por medio del manejo técnico del agua, se dimensiona de inmediato buena parte de lo ocurrido aquí. El cuento completo dice que el área de Israel es de 27.000 Km2, donde la parte cultivada es solo el 21%, es decir apenas 5.670 Km2. El resto, aproximadamente el 80% es ocupado por terrenos desérticos, elevaciones cordilleranas, ciudades, autopistas, lagos y ríos. El pueblo judío se tomó varios milenios para poder exhibir al mundo su ejemplar tarea agrícola en tan poco espacio, apalancada en los últimos sesenta años por un amigo muy especial: el dólar.En cambio, el Valle del Cauca posee 22.000 Km2, donde su área cultivable establecida en la parte plana y las cordilleras, alcanza aproximadamente un 20%, es decir 4.400 Km2, muy parecida a la de Israel. La diferencia radica en que acá a la llegada de los conquistadores, el área donde actualmente está culturizado su agro se encontraba cubierta por una espesa selva lacustre, producto del desbordamiento del río Cauca dos veces por año, que hacía de la región un ambiente tropical malsano, plagado de enfermedades tropicales, sin comunicación alguna con la metrópoli ni con el río Magdalena, obligatorio camino acuático para comunicarse con el Atlántico y con Europa. La comunicación con el Pacífico no existía. Fue así que comenzó la épica para derribar la selva, construir vías, levantar ciudades, desecar ciénagas y adecuar la tierra para convertir el territorio en el gran espectáculo que muestra hoy a propios y extraños.Como se ve, las entidades encargadas de promover la región tienen muchas opciones para implementar y configurar productos turísticos, donde se pondere su trabajo para despertar dentro y fuera del país el interés por conocer el lugar donde se dio el esfuerzo humano de convertir selvas, lagunas y pantanos en maravillosos cultivos, empresas y autopistas. Acaso sería disonante diseñar lemas como: “Visite el lugar donde los cazadores recolectores convirtieron la selva en modernas empresas”, refiriéndonos a los primitivos pobladores del territorio del valle geográfico del río Cauca, quienes desarrollaron su comarca en menos del tiempo utilizado por Israel en la transformación de la suya. ¡Ah! y sólo con pesos colombianos.A la población colombiana debe mostrársele el verdadero protagonismo vallecaucano. Lo realizado hasta ahora no es cuestión de pasarlo por alto tan alegremente. Se requiere voluntad de todo género para ponderarlo siempre. Debemos por todos los medios bajarle volumen a los hechos negativos y aprovechar las ventajas comparativas que poseemos.