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En el diario El Tiempo, Carlos Caballero Argáez, dispara las alarmas por...

5 de noviembre de 2012 Por: Alberto Silva

En el diario El Tiempo, Carlos Caballero Argáez, dispara las alarmas por lo que pretendió el ex presidente Álvaro Uribe en su mandato, al tratar de imponer la departamentalización de la política de construcción de infraestructura vial de la nación. Como lo dice muy bien Caballero Argáez: las mal llamadas Autopistas de la Prosperidad no son las que pretenden unir a Medellín con Turbo y los demás pueblos antioqueños por dobles calzadas, sino buscar rutas eficientes y lógicas entre el occidente colombiano y las costas del Caribe y el Pacífico, lo cual no se logra con el proyecto de Álvaro Uribe tal y como lo planteó antes de dejar su cargo.Las verdaderas Autopistas de la Prosperidad son las que consideren la política de la infraestructura vial con criterio nacional y no con el provinciano, mandado a recoger. Y deben ir por el occidente desde Santa Fe de Antioquia a Puerto Valdivia, Caucasia, Sincelejo y Barranquilla; por el oriente, desde Medellín a Puerto Triunfo primero, después a Santa Marta por la orilla del río Magdalena y el Cesár; y hacia el sur, partiendo de Santa Fe de Antioquia a la Pintada y luego a la Virginia y Cali. Lo demás es regresar al trasnochado regionalismo provinciano. Turbo debe ser después.Algo similar debe hacerse con la autopista desde Buenaventura hasta los Llanos Orientales. Las poblaciones de la Cordillera Central, todas quieren que el trayecto desde el Valle a los Llanos pase por su jurisdicción. Existen tres opciones: la de Rioblanco desde Palmira o Pradera; la de La Diana o la Herrera, desde Florida, y la de Roncesvalles desde Tuluá. Todas ellas importantes, pero sólo una debe ser la primera en construirse por una sola razón: no hay plata para tanta gente. Mientras que para las supuestas Autopistas de la Prosperidad en Antioquia, Alvaro Uribe les trabajó un presupuesto de 10 billones (billones) de pesos, para el proyecto de la vía del Valle del Cauca al valle del alto Magdalena, destinó la ridícula suma de nueve mil millones de pesos - Christian Garcés, secretario de Planeación dice que son 20.000 - con el ‘ora pronobis’ de los vallecaucanos de la Cámara Colombiana de la Infraestructura. Que ni siquiera patalearon.No entienden mis paisanos en el Valle que mientras más se demore el proyecto de la vía al Llano más aumenta el riesgo de que la región se quede sin la carne que nos suministra el departamento del Caquetá -el 60% del consumo- porque cuando la carretera marginal de la selva en el Meta, llegue en poco tiempo a San Vicente del Caguán en el Caquetá, todo el ganado que se produce allí tomará rumbo por Villavicencio a Bogotá en cómoda autopista, dejando al Valle y al suroccidente colombiano sin este vital insumo que habrá de traerse entonces de la Costa Atlántica.Pero este clamor no puede ser atendido si los interesados no conocen, no han ido, ni siquiera han intentado visitar el trazado de la vía del Valle a Rioblanco en el sur del Tolima y así dimensionar lo oportuna y cercana solución de la región para solucionar el grave riesgo a que se enfrenta. En poco tiempo la autopista de Buenaventura – Loboguerrero, llegará a San Marcos en el plan del Valle y allí los ingenieros quedarán parpadeando si antes no se ha decidido por cuál de las tres vías propuestas han de continuar, para seguir a los Llanos Orientales y esto sólo lo determina la región. Entonces señor Gobernador, señores alcaldes, congresistas, agricultores y ganaderos, cultivadores de caña, industriales, comerciantes y exportadores, defínanse por favor. El tiempo no da espera, ni el hambre tampoco.