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Eje colonial

En la Conquista, una vez establecidas en su orden, Pasto, Popayán, Cali,...

27 de octubre de 2016 Por: Alberto Silva

En la Conquista, una vez establecidas en su orden, Pasto, Popayán, Cali, Cartago y Santafé de Antioquia, casi todas situadas en las orillas del río Cauca, quedaron configuradas como el ‘Eje colonial’ que comenzó la colonización de media Colombia. El puerto de Buenaventura se constituyó en la puerta de entrada del flujo migratorio español al occidente colombiano, y Cali, en sitio estratégico de obligado paso para quienes emprendían la ardua labor de conformar un país. Así empezó ese Eje su ruta que le llevaría a tres siglos de aislamiento casi total del resto del país granadino.A paso lento, muy lento, en que el tiempo se medía no por minutos ni por horas, días, meses, ni años, sino por décadas y centurias se inició la colonización. Los colonos casi todos analfabetos, no conocían siquiera sus propios gentilicios y les daba igual si se los llamase, pastusos, payaneses, caleños, cartagüeños o antioqueños (por aquello de Santafé de Antioquia), al fin y al cabo todos eran lo mismo: criollos y además mestizos, porque en el primer siglo convivían con mujeres indígenas en sus ranchos y no tenían españolas todavía en suficiente cantidad para procrear. Este hecho lo revalida el 80% de los grupos mitocondriales indígenas comprobados técnicamente, que poseemos todos los colombianos.Si en aquel tiempo hubieran tenido un GPS (Sistema de Posicionamiento Geográfico) se habrían desmayado al saber del sitio donde se encontraban, en medio de dos cordilleras desde Pasto, hasta Santafé de Antioquia, espantosamente aislados del mundo, sin posibilidad de comunicarse con Europa, como si la tuvieron las provincias granadinas de Cundinamarca, Ibagué, Neiva, Tunja, Socorro y también la porción oriental de Antioquia, todas ribereñas del Magdalena que las conectaba con el mundo, mientras acá, la Cordillera Central de los Andes se interponía para que el ‘Eje colonial’ tuviera ese acceso al Océano Atlántico y a la civilización.En la gran selva que arropaba al amplio territorio del Eje, los descomunales caracolíes, ceibas, cedros, robles y cominos, sonrieron con desdén al ver a esos atrevidos y andrajosos colonos, quienes los miraban desde abajo boquiabiertos, parados ante ellos con una rudimentaria hacha para descargar el primer golpe. Les faltaban todavía cuatro siglos para conocer el término ‘biodiversidad’, pero lo hicieron, comenzaron la devastación forestal como lo habían hecho también en Europa durante milenios y como lo hacían igualmente los norteamericanos en ese momento.En tan solo ocho décadas casi se extermina la totalidad de población indígena por acción de las enfermedades traídas por los europeos como la viruela y las venéreas, a lo cual las enfermedades endémicas respondieron con alta mortalidad para los recién llegados. Tuvieron entonces que conectarse con la metrópoli por medio de los caminos del Páramo de Guanacas por el sur y por el de Salento al norte, en línea con Cartago e Ibagué. Y fue así como empezó el centralismo colombiano.En el siglo pasado, (tres siglos después) el ‘Eje colonial’ quiso comunicarse con la Costa Atlántica por medio de la Troncal de Occidente, trazado totalmente plano, bordeando el río Cauca hasta Puerto Valdivia, pero el regionalismo paisa se opuso y logró que la vía que conectaría este puerto con Santafé de Antioquia (ahora 70 km), se desviara hacia Medellín y no los conmovió el sacrificio de aquella hermosa ciudad colonial, ni los derechos del ‘Eje colonial’ a disfrutarla. Quieren mantenerla así. Aislada solo para ellos, sin importarles un pito Buenaventura, Cali, Pereira, Cartago, Manizales, Armenia, Tuluá, Buga, Palmira, Popayán, Pasto y otras tantas del Eje llamado ahora Occidente colombiano, al cual quieren obligar pasar por Medellín a costa de 200 kilómetros más, para lograr como carnada las costas del Atlántico por las flamantes autopistas de la prosperidad.