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A la brava

El drástico cuestionamiento hecho por el ingeniero Rodolfo Segovia Salas en el...

22 de abril de 2013 Por: Alberto Silva

El drástico cuestionamiento hecho por el ingeniero Rodolfo Segovia Salas en el diario el Heraldo de Barranquilla, el pasado 13 de este mes, a las Autopistas de la Montaña eufemísticamente llamadas Autopistas de la Prosperidad, como él lo dice, pone en evidencia el soterrado movimiento para obligar a los empresarios y turistas de la Costa Atlántica y del suroccidente colombiano a pasar obligatoriamente por Medellín en sus actividades comerciales. Así lo demuestra el ingeniero Segovia con la autoridad que le da haber sido ministro de Obras Públicas y de Minas, jalonador de la Refinería de Cartagena y ser historiador, político y empresario connotado del país.La Agencia Nacional de Infraestructura al no tener en cuenta los 125 kms faltantes del proyecto de la Troncal de Occidente, entre Santafé de Antioquia y Puerto Valdivia, tramo de escasa pendiente que desemboca a la planicie del Atlántico, para conectar directamente el Suroccidente con la Costa Atlántica, comete soberana burrada. Máxime cuando esa vía natural se configura por la ribera del río Cauca, como un afortunado túnel a cielo abierto que permitiría a Manizales, Pereira, Armenia, el Valle del Cauca, Cauca y Nariño llegar a integrarse más rápidamente con el comercio, turismo y la industria costeña de Cartagena, Barranquilla y Santa Marta sin el obligatorio y penoso acceso con escalada por Santa Bárbara a la capital de la Montaña. Quieren en un sesgo provincial, obligar a medio país a dar un rodeo de más de 200 Km por el nororiente antioqueño con el sólo objetivo de incorporar las poblaciones de Remedios, Zaragoza y Segovia con Medellín por sendas autopistas. Aspiración, justa y natural. Pero no puede hacerse a costa del detrimento del suroccidente colombiano. Con esa actitud, pretenden asumir el carácter de Troncal de Occidente en perjuicio de la competitividad del Eje Cafetero, el suroccidente del país y la planicie caribe.¿Por qué hay que atravesar a Medellín a la brava, para ir del Valle al Caribe y desechar el trazado más corto, que salta a la vista en cualquier mapa? Es la pregunta que se hacen ingenieros de mayor vitola, hasta los niños de primaria. Y la respuesta deben darla de inmediato las autoridades correspondientes del Estado central y las de los departamentos afectados.¿De donde acá desechar la ruta más corta y con menores pendientes (500 metros de altura sobre el nivel del mar) por la vega del río Cauca, entre La Pintada, Santafé de Antioquia y Puerto Valdivia, (este último tramo de 125 Km), a cambio de más de 200 km y alturas de 2.200 metros sobre el nivel del mar para complacer la integración del nororiente antioqueño? No es posible andar en contravía de los términos de longitud, pendientes y geometría como lo insinúa el ingeniero Rodolfo Segovia Salas. Los gremios del suroccidente colombiano no pueden permitir este descomunal bocado de caballo que nos piensan aplicar, más ahora cuando se vislumbra la terminación de la autopista a Buenaventura, que pasaría a beneficiar de inmediato a la Costa Atlántica y viceversa.La Troncal de Occidente es un compromiso de la Nación, que para el caso del Valle del Cauca comienza en Cartago, a 800 metros sobre el nivel del mar, desciende suavemente hasta La Pintada rumbo a Santafé de Antioquia situada a 300 metros sobre el nivel del mar y de ahí en los 125 kilómetros restantes que quieren escatimar, llegaría a Puerto Valdivia, casi a nivel de la llanura caribe. Es la vía lógica, natural, trazada por los indígenas, a prueba de bobos, sin teodolito. No es posible que aceptemos dócilmente aquella alternativa sesgada, cuando verdaderos expertos con toda autoridad la rechazan.