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Debido a la acogida que tuvo mi columna anterior sobre este mismo...

2 de agosto de 2012 Por: Alberto José Holguín

Debido a la acogida que tuvo mi columna anterior sobre este mismo tema, me parece oportuno contarles que de las personas que se dirigieron a la Página de Opinión de este diario en relación con este asunto, no hubo ninguna en desacuerdo con la idea de convocar un Referendo y que sólo unas pocas, aunque la apoyaron, tuvieron dudas de que fuera la solución ideal porque temían que algunos de los nuevos congresistas pudieran adquirir los mismos vicios que los anteriores por la influencia que podrían ejercer sobre ellos los politiqueros de siempre.Pero a estos pesimistas hay que recordarles que uno no puede pretender arreglarlo todo de un plumazo. Hay que ir paso a paso para llegar lejos. Simultáneamente con la revocatoria vendrían los otros cambios propuestos. El sólo hecho de tener un Congreso unicameral con un máximo de cien miembros ya sería un cambio del cielo a la tierra, no sólo por lo que representaría como menor burocracia sino también porque permitiría una mejor selección de sus integrantes. Y lo mismo pasa con las otras propuestas. La eliminación de las suplencias garantizaría que opere el principio de la silla vacía en caso de que su titular no sea digno de ocuparla y la limitación de las exageradas prebendas laborales haría menos llamativas las ambiciones de quienes sólo buscan su propio beneficio económico. También hay que decirles que no se trata de que ocurra un milagro y nos volvamos más democráticos que Suiza. Sólo se trata de buscar que poco a poco haya un cambio mediante un Referendo que debemos sacar adelante aunque esté rodeado de enemigos y deba pasar infinidad de trámites burocráticos y legales, a menos que sea posible la fórmula que permita su convocatoria directa sin intervención del Congreso.Pero ocurren cosas que uno no entiende. A pesar de que él sabe que son millones los colombianos que queremos un cambio por estar en contra de la irresponsabilidad y la corrupción, en su discurso del 20 de julio sale el presidente Santos felicitando al Congreso al decir que esa institución está trabajando eficientemente y con seriedad. Qué pronto se olvidó el Primer Mandatario del escandaloso fiasco de la ley de reforma a la Justicia que dejó al Congreso por el suelo; y qué rápidamente restó importancia al penoso hecho de que hace dos semanas el Congreso tuviera como 40 de sus miembros detenidos o investigados, cifra que aumentó en los últimos 8 días.Agregó el Primer Mandatario que como las instituciones están trabajando, produciendo resultados y en armonía, son inoportunas, inconvenientes y peligrosas las iniciativas que busquen una revocatoria o un referendo. Y tiene razón. Esas iniciativas son peligrosas para el Congreso, para él Presidente y para los políticos. ¿Será que por desgracia el presidente Santos se está quedando ciego y perdiendo la memoria? Eso explicaría que no haya visto la realidad y no se acuerde de que su obligación es buscar el bienestar de la ciudadanía.El Referendo es la única arma que tiene el pueblo, es el único camino para acabar con la cuna de corrupción en que se convirtió el Congreso integrado, con pocas excepciones, por 268 irresponsables, mal llamados ‘padres de la patria’ para quienes sólo existe su beneficio personal. La iniciativa de sacar adelante el Referendo es excelente, importante y oportuna para que sea el pueblo quien decida el futuro de la Rama Legislativa del país.