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A cumplirle a Cali 199804

Como dicen las señoras, estoy matado con el túnel y el bulevar...

21 de mayo de 2013 Por: Mario Fernando Prado

Como dicen las señoras, estoy matado con el túnel y el bulevar del río. Y no tanto con la Plazoleta de la Caleñidad, cuyo nombre impuesto por las cincunstancias y más por emotividad que por cualquier otra cosa, tiene una rara arquitectura que demuestra que entre gustos no hay disgustos.Aún así -repito- estamos ante una nueva Cali y estas obras van a marcar un antes de y un después de. Reconocimiento a todos los que tuvieron que ver con una Megaobra (el ex alcalde Jorge Iván Ospina entre otros) que muchos consideraron en su momento un embeleco, más inútil que práctico, pero que hoy simboliza que la ciudad cambió y se advierte un aire de alegría y de orgullo entre quienes recorremos esos lugares y nos sentimos en otra parte.Y luego del alborozo general y de decir la berraquera y gritar ¡Qué Viva mi Cali carajo!, tenemos que meternos la mano al dril para pagar nuestras contribuciones de valorización, cuya cartera vale 250 mil millones de pesos y que con semejante hueco no será posible acometer las nuevas obras proyectadas.Para tal fin, la administración debe acogerse a lo dicho por la ley 1607 del 26 de diciembre del año pasado que facultó a los alcaldes para ofrecer condonaciones y jugosos descuentos hasta del 80% en intereses y sanciones y no sólo en Valorización sino también en Predial e Industria y Comercio para quienes se pongan al día con sus deudas al municipio.Tal papayazo -que inexplicablemente no se les había contado a los contribuyentes que sólo tienen escasos meses para matar sus culebras- le podrá generar a Cali y sólo por Megaobras 150 mil millones luego de condonar 30 mil millones.Es de esperarse que en los próximos días se le dé esta buena nueva a los contribuyentes y se inicie una agresiva campaña que induzca al pago y al aprovechamiento de una rebajona sin antecedentes en Cali.Por otra parte y volviendo a mi tema de La Ermita, pudimos con un grupo de expertos mirar in situ el caso del ingreso a la iglesia y comprobamos que proseguir con su acceso por la Calle 13 es un absurdo y una terquedad: A todo el frente hay unos negocios ‘non sanctos’ más propios de una plaza de mercado que del entorno de una capilla gótica.En cambio, abrirle la entrada por la Avenida Colombia -que es un trabajito de menor cuantía- permite disfrutar de un corredor amplio y extenso, conectado con el Parque de los Poetas (que de todas maneras hay que arreglar) y con entrada por la Carrera Tercera, frente al teatro Jorge Isaacs.Y finalmente, ¿cómo es posible que exista, pegado, si pegado a la iglesia, un tal edificio llamado La Ermita? ¿Quién autorizó en su momento su construcción? ¿Por qué ninguna autoridad competente (!) nada ha dicho en torno a este irrespeto y ultraje urbano? ¿Por qué no lo expropian y demuelen?De ser así y negociándose el otro edificio, que tiene al menos algunos rasgos arquitectónicos con un cierto aire al viejo Hotel Alférez (crimen de lesa arquitectura), cerraríamos con broche de oro el justamente llamado Bulevar del Río.

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