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Un millar de franceses y belgas combaten en las filas del Estado Islámico

Se estima que más de cuatro mil europeos han sido reclutados por el grupo terrorista .

22 de noviembre de 2015 Por: Resumen de agencias - Redacción El País

Se estima que más de cuatro mil europeos han sido reclutados por el grupo terrorista .

La barbarie causada en Europa la semana pasada lo dejó al descubierto: un millar de franceses y belgas combaten en las filas del Estado Islámico (EI); lo hacen en Siria y en Irak, pero también montando operaciones en su propio continente como los atentados que dejaron 129 muertos en París el otro viernes.

Desde hace rato, por ejemplo, se sabe de grupos de combate (‘katibas’) dirigidos por mandos intermedios franceses, belgas y llegados del Magreb (países del norte de África como Marruecos, Argelia y Túnez), dotados de cierta autonomía, sobre todo para organizar atentados en los países donde nacieron o crecieron.

Según Romain Caillet, investigador y asesor sobre temas relacionados con el universo del Islam, ningún europeo tiene ahora mismo un alto cargo en el seno del EI, tal vez por carecer de competencias necesarias para ascender en la jerarquía, pero tal vez, también, porque el grupo terrorista teme ser infiltrado. “En cambio, hay franceses que son mandos intermedios. Debe de haber unos cinco al frente de katibas o de campos de entrenamiento. Además de algunos responsables religiosos, imanes, que por lo tanto no tienen una influencia demasiado importante”.

En varias oportunidades, el EI reivindicó en Irak ataques de carro bomba montados por candidatos a mártires que luchaban su lado pero que habían nacido en Francia o Bélgica. 

En este momento, las estimaciones calculan que en las ‘tierras de la yihad’ debe haber unos 600 franceses; 142  ya murieron en combate; 250 más regresaron a Europa. El Gobierno de Bruselas cree que 300 belgas se fueron a luchar en el Medio Oriente; 80 ya murieron. Hoy día las estimaciones cuentan más de 4.000 europeos reclutados por el EI. ¿Cómo fue que eso ocurrió?

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Para hacer funcionar su máquina de reclutamiento trasnacional, los fundamentalistas del Estado Islámico se sirven, fundamentalmente, de casi cualquier cosa para fomentar la germinación o el fortalecimiento de odios. El resentimiento, en buena parte, es el combustible que hace funcionar la totalidad de su maquinaria.

En el libro ‘Mi Vida en Al Qaeda’, Morten Storm, un danés gigante, pellirrojo y de adolescencia problemática que terminó pasando varios años en la organización terrorista, explica con su ejemplo razones que hoy podrían ser coincidentes entre muchos de los combatientes europeos que ahora tiene el EI: según él, la mayoría de muchachos que conoció en la organización terrorista, se habían convertido al Islam después de infancias y adolescencias llenas de dolores. Storm justifica su caso con un padre alcohólico y un padrastro que lo trataba muy mal.

Storm cambió cuando leyó un libro sobre Mahoma. Viajando entre Londres y Yemén se redicalizó: fue a una escuela yihadista y acabó bautizando a su hijo Osama Bin laden. En algún momento el Islam sosegó sus sentimientos convulsos, confiesa entre el relato, antes de revelar que de un momento a otro se llenó de odio. Un odio que a pesar de ser reclutado sigue siendo volátil, escribe el danés, al explicar que aunque la mayoría de jóvenes actúan acatando órdenes de sus líderes, también hay muchos ‘lobos solitarios’ emprendiendo acciones a su juicio, lo que las hace aún más peligrosas.

Markus Schultze – Kraft, profesor asociado del Departamento de Estudios Políticos del Icesi, recuerda que la vinculación de jóvenes europeos a guerras ajenas ha sido común desde hace tiempo:  “Las guerras con una agenda política e ideológica expuesta suelen atraer muchachos”. Markus, que es alemán, fue testigo de cómo en sus tiempos de estudiante universitario en la antigua Berlín Occidental, muchos chicos se fueron a Nicaragua para hacer parte de los Comités de  Solidaridad que apoyaban a las fuerzas sandinistas en terreno. “No es inusual que jóvenes en su mayoría privilegiados, con una vida buena en Europa, se vayan a jugar a la guerra. En Gran Bretaña, sin embargo, hay una diferencia con los jóvenes que se van y es que al parecer muchos de ellos son británicos de origen árabe, radicalizados en las escuelas, las universidades, sus entornos sociales, ciudades muy  afectadas por el desempleo y la falta de perspectiva”. 

La inestabilidad de Europa ha sido determinante para el fortalecimiento del Estado Islámico: “En los países del sur hay mucha desigualdad social, es una brecha que se ha agrandado  en los últimos diez años. Hay grandes perdedores de la integración europea y del proyecto político, social y  económico de la Unión Europea, y eso, combinado con desafíos de integración de poblaciones de origen árabe a la sociedad francesa, belga, alemana, ha traído grades problemas… el sistema educativo no funciona bien para ellos, el tema del idioma es problemático. El cuadro alrededor de la radicalización  de algunas  personas, tiene que ver con la actual debilidad de la Unión Europea”, dice el profesor.

Pero a la hora de reclutar, los fundamentalistas son pescadores de todo el río revuelto. No solo van detrás de inconformismos o de los grupos subversivos que han ido quedando relegados entre tanto conflicto en el Medio Oriente, sino que  también se enfocan en un grupo relegado desde siempre a un segundo plano en la región y el mundo: la mujer. Y para atraerlas, al parecer no tienen problemas para olvidarse del resentimiento que les define la vida, e incluso, apelar al amor. Al amor. Entre las cifras incomprobables de El Califato, 550 mujeres occidentales han sido contadas bajo su influencia. En el pasado mes de febrero pasado, tres británicas viajaron al Medio Oriente para unirse a la lucha; una de ellas, según muestran los indicios, habría mantenido contacto permanente con  Aqsa Mahmood, una escocesa que un año atrás se había ido a Siria para casarse con un yihadista.

Expertos y algunos medios   concuerdan en señalar la influencia que en este sentido ha tenido el blog ‘El diario de Mujaira’ (el diario de una emigrante), transformado en una de las más eficaces armas de seducción femenina por parte del EI. En uno de los posts, la voz le cuenta a las mujeres del mundo: las casas son gratis, no hay que pagar servicios y cada mes nos dan un paquete de comida.

  ¿Conexión Malí-París?

Aún es prematuro  establecer si el  el ataque terrorista en el hotel Radisson Blu de la capital de Malí, que este viernes dejó 27 personas muertas y fue reivindicado por Al Qaeda, tiene relación con la barbarie producida por el EI, una semana atrás en París. El Estado Islámico, como se sabe, se desprendió de Al Qaeda  y actualmente apoya su causa en Siria, empujada por el Frente Nusra. 

“En Occidente  ese ataque puede ser visto como una alianza estratégica de dos grupos que van a fortalecerse en su lucha. Pero también puede ser justamente lo contrario y el ataque de Malí puede haber sido para medir fuerzas, porque en su momento también hubo diferencias entre los dos. Desde la distancia, sin embargo, es difícil descifrarlo, por ahora es pura especulación”, opina Carlos Ramírez, profesor de la maestría en Cultura de Paz de la Universidad Javeriana.

 

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