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Trump radicaliza discurso y da timonazo a su campaña

El candidato republicano a la Casa Blanca cambió a sus estrategas y busca recortar puntos a Hillary Clinton.

3 de septiembre de 2016 Por: Gerardo Quintero | Jefe de Cierre de El País

El candidato republicano a la Casa Blanca cambió a sus estrategas y busca recortar puntos a Hillary Clinton.

A simple vista, Steve Bannon pasa por el típico americano blanco, adinerado, un poco obeso, que no teme al ridículo, conservador y que dice lo que quiere. Pero Bannon ahora no es cualquier ‘gringo’ promedio, es el hombre que desde hace tres semanas fue encargado de dirigir toda la estrategia de campaña del candidato republicano Donald Trump. Lea también: ¿Se hunde definitivamente Donald Trump?

Pero basta examinar un poco la historia detrás de Bannon para entender hacia dónde puede escalar una de las campañas presidenciales más agresivas en la historia de Estados Unidos. Desde su portal online ‘Breitbart’, Bannon ha sido acusado de ‘vender’ teorías conspirativas antisemitas, antimusulmanas y no pocas veces racistas.  

Bannon, ex oficial de Marina y un exitoso ejecutivo que nunca antes había trabajado en campañas políticas, fue señalado por Bloomberg Politics como “el agente político más peligroso de América”. 

Su conocimiento de los medios de comunicación y las estrategias que se pueden hacer por redes sociales lo catapultaron hacia la campaña de Trump, a menos de tres meses de las elecciones y cuando el candidato republicano pierde terreno en las encuestas. 

Clinton lidera con 47,2% frente a 41,2% para Trump, según un promedio de sondeos nacionales del sitio RealClearPolitics.com, y marcha adelante prácticamente en todos los estados claves.

El timonazo de Trump para evitar el naufragio es evidente. Además de Bannon, llegó Kellyanne Conway a apagar incendios. Se trata de la primera mujer que estará a la cabeza de una carrera presidencial republicana. 

La estrategia aquí no puede ser más clara. Además de intentar bajarle el tono a la agresiva campaña de Trump contra los inmigrantes,  Conway llega para apaciguar los señalamientos de ‘misógino’ que le han llovido a Trump por sus cuestionamientos sexistas a Hillary Clinton y a  periodistas que osaron cuestionarlo en público. 

Este es el segundo gran movimiento que hace Trump en sus filas, hay que recordar que el primero se presentó en junio cuando le lanzó su mortal “estás despedido” a Corey Lewandowsky, jefe de campaña, a quien habían acusado de golpear a una periodista, precisamente de ‘Breitbart’. En su lugar nombró a Paul Manafort, quien cayó en desgracia luego de que The  New York Times revelara sus vínculos con un  caso de corrupción con el gobierno prorruso en Ucrania y ahora llega el ultraconservador Bannon.

Para Javier Leonardo Garay, profesor-investigador de Relaciones Internacionales de la Universidad Externado, lo que está sucediendo es que Trump seguramente no se esperaba el éxito que tuvo en las primarias y ahora se ha dado cuenta que hay que tomarse en serio la campaña. 

“Ahora la campaña en EE. UU. se concentra en los denominados estados púrpura que no tienen una claridad sobre si son demócratas o republicanos, entonces la estrategia tiene que cambiar, porque el mismo discurso que utilizó de miedo y de odio y demás en las primarias, no le funciona para la elección general”

Garay considera que estos cambios obedecen  a que la campaña, a medida que se acerque el 8 de noviembre, tendrá un mayor nivel de  polarización y se necesitan más estrategas, ya que aunque Trump pueda presentarse como un candidato ‘outsider’, la política en Estados Unidos tiene unos funcionamientos y se tiene que incluir a personas que conozcan la filigrana de la misma.

 Luciana Manfredi, experta en mercadeo político y política internacional de la Universidad Icesi, va más allá y advierte que la reorientación en la campaña de Trump va encaminada a desarrollar una estrategia para captar los votos de los indecisos, que históricamente se ubican en siete estados clave (Carolina del Norte, Colorado, Florida, Ohio, Nevada, Virginia y Wisconsin).

“En las últimas semanas bajó un poco la intención de voto hacia Trump, no es mucho, creería que sería preocupante si tuviera una caída de más de siete puntos porcentuales, pero como ha bajado sus estrategas deben estar buscando otros cursos de acción para llevar adelante una campaña un poco más agresiva. El discurso va a variar, pero le queda muy difícil a Trump buscar un tono conciliador porque siempre ha tenido un discurso beligerante, no hay forma que vaya atrás en eso. Pero seguramente lo que van a tratar de hacer es bajarle el tono con estas peleas y ataques directos”, advierte la analista.

¿Acercamientos?

Y sí es evidente que Trump  ahora intenta ponerse un vestido de fiesta que lo haga lucir más amable, aunque no siempre  lo logra. 

En las últimas dos semanas, el candidato republicano, sorpresivamente, se declaró arrepentido de haber utilizado algunas palabras “hirientes” durante la campaña electoral. 

Para mostrar su intención de acercarse a los afroamericanos visitó Luisiana, estado afectado por inundaciones, y anunció también sus proyectos de educación para la comunidad negra, cercana en un 90% a los demócratas.

Hoy estará en Detroit tratando de arañar votos que son de Hillary. Con los hispanos también tuvo su cuota, aunque nuevamente su discurso resulta imprevisible. Su visita de esta semana a México, por invitación del presidente de este país, Enrique Peña Nieto, reabrió las heridas que intentaba cicratizar. Trump reiteró algo que enciende los ánimos de los latinos en general, su decisión de construir un muro en la frontera entre México y Estados Unidos. 

En un fogoso discurso en Phoenix, horas después de la reunión con Peña Nieto, Trump retomó el espinoso asunto y sentenció: “México va a pagar por el muro, créanme, 100%. Todavía no lo saben (...) y son gente grandiosa y líderes grandiosos, pero van a pagar por el muro”.

Las claves para Trump

La inquietud que surge es si este revolcón en la estrategia de campaña le alcanzará al candidato republicano para ganar la presidencia. 

Juan Albarracín, analista de política internacional y candidato a doctor de la  Universidad de Notre Dame, en Indiana, explica que “Trump puede probar una nueva estrategia más moderada, pero dado el nivel de agresividad y radicalismo que expuso en la primarias, es muy poco probable que este intento sea creíble para los votantes latinos y afroamericanos”. 

Arturo López-Levy, analista político internacional de la Universidad de Texas, cree que lo complejo es saber si  la personalidad egocéntrica del millonario newyorkino le permitirá adoptar los cambios. 

“Trump necesita pasar la prueba de capacidad presidencial ante el electorado, demostrar que además de querer cambiar importantes elementos del sistema, sería un presidente tan responsable y capaz como los que lo antecedieron en la oficina oval. Hasta ahora ha estado por debajo de ese listón con pleitos innecesarios, dando oportunidades a Hillary Clinton de convertir la elección en un referéndum sobre las extravagantes acusaciones y ofensas de Trump y no sobre propuestas para cambiar el rumbo del país, donde podría tener ventajas en un electorado norteamericano, que es esencialmente de centro derecha”. 

A este panorama, López-Levy le suma que aun si Trump adoptara una postura más disciplinada y eficiente, el tiempo se acorta. “Para el fin de verano, Clinton tiene ya ventajas importantes de movilización y dinero en los estados decisivos en el colegio electoral”.

Roberto Izurieta, analista político y colaborador de CNN en español, es contundente en sus apreciaciones y sostiene que aunque Trump cuenta con haberes políticos reales y alternativas estratégicas que no se pueden subestimar, los demócratas siguen teniendo las mejores posibilidades de ganar.

 “No observo que Trump y su campaña tengan la misma capacidad para conquistar votos clave y manejar con suficiente destreza los procesos electorales en los estados que definirán la votación de noviembre”.

La analista Luciana Manfredi es más cauta y advierte que la estrategia se irá ajustando en la medida en que vean los resultados de los sondeos y al final los indecisos será un grupo tan grande que van a tener la posibilidad de dar vuelta a la elección a último momento, por eso afirma que esta elección será tan ajustada que nadie podrá decir quién gana hasta último momento.

Mientras que el politólogo Juan Albarracín considera que el candidato republicano, con sus nuevos estrategas de campaña, afianzará su discurso polarizador, con fuerte dosis de ataques personales a Hillary Clinton y su esposo. “Para Trump es una desventaja si la campaña se centra en soluciones concretas a los problemas de EE.UU. Su éxito se deriva de la polémica”.

*Con apoyo de la Agencia AFP

Candidatos impopularesA pesar de que sigue  encabezando los sondeos de intención de voto para la elección presidencial de noviembre, Hillary Clinton  recibe 59% de opiniones desfavorables entre los votantes registrados, contra 60% de su rival republicano, Donald Trump.Ambos  candidatos tienen un nivel muy alto de impopularidad.

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