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Tras la primera vuelta electoral, Egipto vive una incertidumbre

Hermanos Musulmanes y militares medirán fuerzas en la segunda vuelta presidencial. Temen otra revolución.

27 de mayo de 2012 Por: Por Diego Muñoz, especial para El País

Hermanos Musulmanes y militares medirán fuerzas en la segunda vuelta presidencial. Temen otra revolución.

Un instante antes de que los sondeos dieran como vencedores a los Hermanos Musulmanes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales realizadas en Egipto , las primeras libres en toda su historia, la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, se apresuraba a dar a conocer al mundo el informe sobre Derechos Humanos que cada año publica el gobierno de su país y que destaca como uno de los hitos en 2011 las revueltas en los países árabes, la llamada Primavera Árabe.La pregunta que mucho se hacen es si el anuncio fue gratuito. “No, no mucho. Es una forma de decirle a los países que lograron cuajar movimientos ciudadanos fuertes que al final triunfaron, que detrás de ellos ha estado el gobierno norteamericano. Porque lo que Estados Unidos teme es que sus esfuerzos y los de miles de jóvenes que siguieron las manifestaciones, desemboquen en un nuevo estado musulmán radical en Egipto”, dice el politólogo español Manuel Pérez Amador.Clinton destacó en su discurso el papel reformador de los movimientos y el hecho de que los ciudadanos se hayan puesto en pie para demandar más respeto por la dignidad humana, mas libertades, más oportunidades económicas y sobre todo, mayor capacidad para tomar sus propias decisiones y decidir sobre su futuro.“Egipto ha sido un ejemplo de estos cambios, por eso hemos celebrado las elecciones. Sin embargo, hay que decir que casi siempre las revoluciones vienen acompañadas de un periodo de fragilidad e incertidumbre. Crear una sociedad civil fuerte y un clima en el que se asiente la libertad de expresión y una cultura de transparencia política conlleva su tiempo y el camino muchas veces es inestable”, dijo la Secretaria de Estado.Unas horas después, los Hermanos Musulmanes cantaban de alegría al comprobar, según sondeos y datos parciales, pero no oficiales (pues se divulgarán a más tardar el lunes), que su candidato Mohamed Mursi, había pasado a la segunda vuelta que se realizará el 16 y 17 junio, enfrentando al ex primer ministro del derrocado Hosni Mubarak, Ahmed Sahfiq, dos corrientes casi que opuestas.“Sin duda tener dos corrientes, una tan lejos de la otra, hará que el país se polarice aún más. El islamista Mursi, que entró en campaña en el último momento, ha tenido que luchar para dejar de ser lo que muchos consideran el sustituto del magnate Jairat el Shater, que fue excluido de las elecciones por el comité electoral. Sin carisma, sin demasiados dones en la oratoria, su fuerza se basó en el poder que tienen los Hermanos Musulmanes, una legión de hombres muy disciplinados políticamente, fundada en 1928”, agrega Pérez Amador.El analista explica además que “Mursi es quien va a asumir la tarea de ganar las elecciones para el lado, por decirlo de una manera, más islamista, porque Shafiq es más laico. Su campaña se basó en algo sencillo, en que es algo nuevo, en que rompe con el pasado, personifica la ruptura con el antiguo régimen. Su rival, es la personificación del continuismo”.No satisfacenPero presenten el programa que presenten, ninguno de los dos colma las expectativas que se abrieron con la caída de Mubarak, ninguno de los dos cumple con los sueños y aspiraciones del pueblo egipcio, el que puso los gritos y los muertos hace 15 meses.Mursi, hijo de un matrimonio de clase media, se graduó en Ingeniería y tras cumplir el servicio militar obligatorio, ganó una beca de la Universidad de California donde se doctoró en ciencia espacial.Trabajó como profesor durante tres a los en EE.UU y luego de su regreso a Egipto hasta 2010 dirigió el departamento de Ingeniería de la Universidad de Zagazig, mientras su carrera política escalaba posiciones en la hermandad musulmana.“Si las elecciones al final la disputan Mursi y Shafiq, queda muy claro lo que los egipcios van a encontrar en cuanto a opciones. Por un lado, la revolución que tumbó a Mubarak y por el otro lado, la continuidad de Mubarak, el antiguo regimen contra el cual surgió la Primavera Árabe. Lo tienen más fácil los Hermanos Musulmanes. Pero, era lo que esperaban Estados Unidos y los socios europeos que impulsaron los movimientos. No, no hasta ahora. Mursi es heredero del proyecto Ranacimiento (Nahda) urdido por el mecenas Jairat El Shater, principal actor político de Egipto, y con el cual recorrió el país haciendo gala de un discurso ultraconservador y haciendo guiños a la sharia o Ley Islámica”, añade el analista.Ahmed Shafiq, un experimentado piloto y ex comandante del Ejército del Aire en la era de Mubarak, ha logrado sobrevivir a las acusaciones de que representa el pasado, la corrupción y la historia que el pueblo egipcio quiere olvidar. Es quien se enfrentaría a Mursi en la segunda vuelta el 16 y 17 de junio.Siempre fiel a Mubarak, sirvió como agregado militar en la Embajada de Egipto en Roma entre 1984 y 1986 para ocupar entre 1991 y 1996 la jefatura de la división aérea de las Fuerzas Armadas y, más tarde, ser comandante de la citada sección hasta 2002. Fue entonces cuando dio el saltó a la política como ministro de Aviación Civil, una cartera desde la que se entregó a transformar la aerolínea nacional Egyptair en una compañía de prestigio internacional.Unos mese antes de las revueltas que tumbaron a Mubarak, su nombre sonaba como futuro primer ministro y al final su jefe le entregó el puesto en una remodelación presionada por los movimientos sociales. Una vez triunfó la revolución, Shafiq se mantuvo en su puesto, hasta que al final, el 2 de marzo renunció para seguir su carrera política en solitario, pero con el peso en la espalda de su pasado con Mubarak.TemoresLos norteamericanos no son los únicos que temen un nuevo gobierno islamista ejerciendo bajo los preceptos de la sharia. Los cristianos, unos ocho millones que son una minoría ante los musulmanes, consideran que de ganar Mursi, se rompería la relativa armonía que viene reinando desde hace algunos años.“Hay un temor creciente de los cristianos, explica el periodista Jorge Albán, por que podrían perderse los derechos de las mujeres, sus salarios, sus puestos de trabajo y sus iglesias. No creen que de ganar Mursi, haga un gobierno con todos y para todos. ha habido problemas antes y seguro que los habrá en el futuro, de hecho, hay una violencia ocasional que no desaparece por completo entre los unos y los otros”. Para el comunicador, los cristianos no quieren la sharia, “ellos no comparten muchos de sus conceptos. Y es que para ellos, los vecinos musulmanes no son el problema, sino las corrientes religiosas extremas que han cobrado mucho mas fuerza. De hecho, tras la caída de Mubarak, se encendieron las alarmas, hubo un crecimiento de los conflictos entre ambos”. Egipto, que ha visto perder estos años de revolución un alto número de turistas de todo el mundo, no quiere dar la impresión en el futuro de que va a ser un país cerrado. Por el contrario, sabe que cuenta con uno de los tesoros más visitados de la humanidad.“Si Egipto se convierte en un país musulmán con una sharia muy estricta, es seguro que mucha gente no va a volver. No va a dejar su dinero para que se hagan leyes que afectan a las mujeres, a sus libertades. Ya ha pasado con otros destinos que han corrido la misma suerte. Y es comprensible”, dice la agente de viajes Aitana Gómez Bejar.Lo cierto es que el futuro de Egipto se juega a mediados de junio. Sea cual sea el resultado, los jóvenes que salieron a gritar en la primavera del año pasado, no estarán contentos. Ninguno de los dos candidatos que han ganado el derecho a la segunda vuelta, cumple sus expectativas.

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