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¿Por qué se suicidan los militares estadounidenses?

En el 2012 hubo más suicidios en las tropas de Estados Unidos que muertos en combate en Afganistán. Expertos explican el fenómeno.

10 de febrero de 2013 Por: Edwin Giraldo Ruiz | Especial para El País

En el 2012 hubo más suicidios en las tropas de Estados Unidos que muertos en combate en Afganistán. Expertos explican el fenómeno.

Para las tropas estadounidenses el fin de los combates no significa el fin del estrés. Aunque su misión fue clausurada en Irak en el 2011 y la Casa Blanca acelera la salida de sus soldados de Afganistán para el 2014, el récord de suicidios entre miembros de la institución se mantiene elevado: casi uno diario y con una tendencia al alza para el presente año.Según datos revelados por The Associated Press, el Pentágono registró 349 suicidios de soldados en servicio activo en el 2012, una cifra que no solo es mayor a la del 2011 (301), sino que superó las proyecciones internas para el año pasado (325).En el 2012 hubo más suicidios en las tropas, que muertos en combate en Afganistán (295). El Ejército presentó más casos (182). También se registraron este tipo de incidentes en la Marina (48), la Fuerza Aérea (59) y la Armada (60).¿Es un fenómeno nuevo?No. Según datos compilados por el Center for the New American Security en Washington, entre el 2005 y el 2010, cada 36 horas un miembro de las Fuerzas Armadas se quitó la vida. Aunque solo el 1% de los estadounidenses ha prestado servicio militar, los veteranos que pasaron por las Fuerzas Armadas cometen el 20% de los suicidios en todo el país. Es un panorama preocupante porque, en general, en EE.UU. se presentan entre 30 y 32 mil suicidios anuales, según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.Los motivosLas razones para esta problemática son diversas e involucran teorías generales del suicidio que se manifiestan fácilmente entre quienes presencian los horrores de la guerra. Desde observar la muerte de un compañero, hasta cargar con la culpa de haber dado de baja a un inocente.Un estudio realizado por un grupo médico-científico para el Pentágono en el 2011 indica que hay una serie de factores socioculturales de riesgo que inducen al suicidio y están vinculados a la problemática en las Fuerzas Militares. Identidad étnica, estatus marital, falta de apoyo social, soledad, pobre sentido de pertenencia, pérdida de seres queridos, problemas financieros, dilemas personales y religiosos, son solo algunos.Según el reporte, casi el 90% de los 557 suicidios en las Fuerzas Armadas entre el 2004 y el 2009 tuvieron evidencias de algún nivel de estrés. Entre ellos, 40% reportó cinco o más factores de estrés.El sargento de la Marina Juan Pablo Montoya, quien combatió en Irak en 2009 y en Afganistán en 2011, explica que no es fácil digerir algunas experiencias del campo de batalla: “Es muy difícil ver amigos de uno pasando por circunstancias muy difíciles que se presentan en la guerra. Por ejemplo, cuando quedan heridos y su condición de salud es lamentable”, relata.Montoya, quien es conductor de vehículos en una base de Washington, DC, cuenta que al regresar de Oriente Medio padeció el trastorno por estrés postraumático, que es común entre los militares que van a las áreas de conflicto. Se trata de síntomas que desestabilizan emocionalmente a un individuo tras ser expuesto a situaciones de máxima tensión. “Me sentía asustado, no quería estar en la calle, sentía que no pertenecía a este mundo. Uno se acostumbra tanto a la guerra, que puede llegar a pensar que este no es el mundo para uno”.Pero resalta que en las Fuerzas Armadas se hace un gran esfuerzo por proveer asistencia profesional para quienes llegan de la guerra con inconvenientes. “Tenemos una amplia preparación. Atendemos clases, entrenamientos, reuniones. Y cuando la gente cae en una depresión muy grave, aquí hay mucha ayuda: está el psicólogo, el psiquiatra y hasta el cura”.PersonalidadComo reza un viejo adagio criollo, “hay que tener madera para el reto”. Así lo explica Jennifer Fuentes, quien oficia como cabo en tareas de entrenamiento para el USS Abraham Lincoln, uno de los principales buques de guerra de EE.UU.“Cuando volvemos, todos tienen la imagen de que somos fuertes porque somos militares, pero no es verdad. Somos seres humanos que sacrificamos mucho”, relata. Esta joven, oriunda de Manizales, pasa la mayor parte del año navegando las aguas del Atlántico. Para ella, estar lejos de la familia y lidiar con los problemas personales se puede complicar con tanto tiempo en altamar.“Conocí el caso de una joven que fue violada tiempo atrás. Ella trató de asimilarlo, pero cuando la mandaron para Irak, al parecer se le dispararon algunos traumas del pasado. Comenzó a tener flashbacks e intentos de suicidio. Por eso creo que todo tiene que ver con la personalidad y el historial de cada cual”.Problemas de comunicaciónEl Gobierno de EE.UU. provee servicios para militares cuyos problemas psicológicos podrían conducir al suicidio. Las ayudas incluyen servicios profesionales a todo nivel para militares retirados y en servicio. Se destaca la Línea para Veteranos en Crisis. Es una línea de atención que funciona las 24 horas con el fin de que militares que estén experimentando algún tipo de crisis puedan llamar y ser atendidos de emergencia.Jeremy Willinger, director de Comunicaciones y Marketing, cuenta que el año pasado esta línea recibió más de 150 mil llamadas. Entre las quejas más frecuentes se destacan el trastorno por estrés postraumático, lesión cerebral traumática, la depresión, problemas mentales.Otro factor relevante son los problemas de comunicación entre los altos mandos y sus subordinados. Dice el Center for the New American Security que “los comandantes no siempre están enterados de que sus dirigidos deben ser objeto de investigación”.Sobre este punto, Julio César Gamboa, sargento de la Guardia Nacional de New Jersey, comenta que el respeto por las formas de comunicación entre militares y sus superiores hace difícil que exista un nivel de confianza que permita a los individuos comentar sus situaciones personales.Este paisa, que estuvo en funciones administrativas en Kosovo durante el 2010, asegura que los superiores de la institución militar siempre están muy pendientes del bienestar de sus soldados. Pero aun así, es muy difícil para ellos conocer las situaciones privadas de sus dirigidos.“Esa falta de humanidad genera que las personas que llegan de la guerra no hablen”, explica Gamboa. Lo que deja claro la situación que padecen los excombatientes estadounidenses es que para regresar de la guerra se requiera tanto valor como para ir a ella.

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