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¿Por qué esta vez sí podría ganar la oposición en Venezuela?

Nicolás Maduro tal vez nunca tuvo tanto temor como hoy. Estas son las razones que lo explican.

6 de diciembre de 2015 Por: Redacción de El País

Nicolás Maduro tal vez nunca tuvo tanto temor como hoy. Estas son las razones que lo explican.

Por primera vez en 17 años de chavismo, la oposición venezolana tiene altas probabilidades de ganar una contienda electoral.

El momento -marcado por una profunda crisis económica y política- parece excepcional: un sondeo reciente publicado por el Centro Pew de Investigación, organización con sede en Washington, dejó dos resultados inquietantes. 

Por un lado, mostró que el presidente Nicolás Maduro ha  perdido el respaldo del 68 % de la población y, por otro, que el 85 % de los venezolanos no se encuentra satisfecho con la situación de su país, porcentaje que aumentó 28 puntos desde la muerte de Hugo Chávez, en enero de 2013. 

Sin embargo, a pesar de que los resultados de varias encuestas advierten resultados favorables para la Mesa de la Unidad Democrática (MUD),  movimiento que lidera la oposición, analistas coinciden en que el escenario  será difícil y no habrá “elecciones limpias”.

Quien lo dice es Moisés Naim,  un escritor y columnista que llegó a ser director del Banco Central de Venezuela y director Ejecutivo del Banco Mundial. En su opinión, el principal obstáculo que enfrenta la oposición este domingo  serán las jugadas de las que se valdrá el gobierno de Maduro para manipular los resultados a su favor. 

“Para Maduro trabajan  miles de funcionarios como José Miguel Montañez, gerente de la aduana del aeropuerto de Maracaibo, quien  fue grabado cuando ordenaba a su personal que votara por los candidatos del régimen; les exigía que al día siguiente de las elecciones llevaran una foto de su voto como prueba”, señala Naim.

Y agrega que el Presidente bolivariano tiene claro que cuenta con el uso indiscriminado de dineros públicos para apoyar a los candidatos del Psuv y con el control del Consejo Nacional Electoral y de los medios de comunicación, cuyo dominio ha llevado incluso a que “no se mencione ni una palabra de la detención de los sobrinos de la esposa de Maduro por parte de la DEA y su juicio por narcotráfico en un tribunal de Manhattan”.

Para el analista venezolano Albinson Linares, periodista de temas latinoamericanos para Newsweek y autor del libro ‘El último rostro de Chávez’, esas medidas del Gobierno tienen su origen en el “temor del chavismo hacia la oposición”, ante la posibilidad de perder, por primera vez, parte importante de su poder. 

De ahí que Nicolás Maduro haya  convertido “en una suerte de plebiscito” estas elecciones. “Las votaciones para elegir Asamblea  no suelen movilizar a todo el padrón electoral, pero por la crisis actual habrá gran participación. Así que el tradicional porcentaje abstencionista será el que incline la balanza”.

Para Linares, “en caso de que el chavismo se abstenga y no vote, o vote nulo, la oposición ganará por un margen pequeño. La lectura sería que el chavismo solo perdió una parcela de poder. Pero si la oposición convence a  los abstencionistas arrasaría con las bancadas parlamentarias, y allí sí habría un claro mensaje de cambio”. 

Sin embargo, no cree que ese escenario  redunde necesariamente en muchas posibilidades de acción para la oposición. Finalmente, “lo más probable es que Maduro siga gobernando usando la figura de legislar de manera directa, es decir, a través de decretos”.

Naim cree que, de ganar la oposición, el chavismo podría recurrir a un escenario ya conocido: restarles atribuciones y poderes a los estamentos que logran escapar de su dominio. Y recuerda lo sucedido en 2008 con el opositor Antonio Ledezma tras ganar la Alcaldía de Caracas.  Al día siguiente,  “Chávez transfirió el presupuesto y las principales atribuciones del cargo a un nuevo ente bajo su control. Después, Maduro —de presidente— dio la orden de arrestar a Ledezma”.

¿Una oposición fuerte?

El temor que ha generado la oposición dentro del chavismo se debe a que “Maduro no ha tenido enemigos reales y ha tenido que crearlos”, según lo expresa Nicmer Evans, politólogo y portavoz de Marea Socialista, la principal corriente crítica del chavismo.

“A diferencia de Chávez, Maduro no tiene con quién pelear, por eso debe inventar a sus enemigos.  No tiene enemigos reales en la oposición, que tiene  posibilidades de ganar estas elecciones más por un voto de castigo, que porque tenga un liderazgo descollante. Hoy los venezolanos solo quieren castigar a Maduro, más que premiar la posibilidad de que alguien les esté ofreciendo algo distinto”.

Un análisis parecido hace Colette Capriles, analista política del vecino país, quien lamenta la división que ha venido sufriendo  la oposición de Venezuela, que le ha impedido “tener un sentido de unidad, no electoral solamente, sino estratégico”.

En su concepto, si la oposición gana estas elecciones está llamada a dos grandes tareas: despejar el camino para provocar un cambio de Gobierno —“que es lo que la sociedad está pidiendo”— e impulsar leyes “que ayuden a mitigar el impacto de esas horrendas leyes habilitantes que el Gobierno ha creado. Por ejemplo, una  que proteja la propiedad privada”. 

Moisés Naim sabe “que políticamente será difícil” para la oposición trabajar en la Asamblea, así sea mayoría. Lo que sucede, explica, es que “una democracia no se mide por lo que pasa el día de la votación, sino por la manera en la que el Gobierno se comporta a lo largo de su mandato. Y una tiranía lo sigue siendo, aunque haga elecciones. Y aunque las pierda”.

Los retosLa MUD dice que su primera iniciativa parlamentaria será aprobar una amnistía para liberar a  75 “presos políticos”, entre estos el líder Leopoldo López, condenado a casi 14 años de cárcel por incitación a la violencia. El presunto delito ocurrió durante protestas que buscaban la renuncia de Maduro.  Su aprobación requiere mayoría simple por ser una ley ordinaria, pero podría ser impugnada ante el Tribunal Supremo de Justicia, explicó  Juan M. Rafali, constitucionalista. De 20 elecciones  celebradas desde que llegó al poder en 1999, el chavismo solo ha perdido una, en  2007: un referendo en el que planteó una reforma constitucional para instaurar la reelección presidencial ilimitada. “Chávez  triunfó  en todas las elecciones presidenciales en las que participó y su influencia fue determinante para que el chavismo ganara mientras estuvo vivo. No hay que olvidar que ya estando enfermo y ausente del país, logró una hazaña más: el Psuv se impuso en las elecciones de mandatarios regionales alcanzando 20 de las 23 gobernaciones del país”, asegura Linares.

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