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Manifestantes intentaron tomarse el Congreso y la Cancillería, en Brasilia

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, evaluará mañana las protestas que vienen sacudiendo a Brasil desde la semana pasada en una reunión que tiene programada con su ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, y a la que pueden acudir otros miembros del Gabinete.

21 de junio de 2013 Por: Resumen de Agencias | Elpaís.com.co

La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, evaluará mañana las protestas que vienen sacudiendo a Brasil desde la semana pasada en una reunión que tiene programada con su ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, y a la que pueden acudir otros miembros del Gabinete.

Más de un millón de personas se lanzaron ayer a las calles de por lo menos 80 ciudades de Brasil, continuando así con la ola de protestas iniciadas la semana pasada, que se originó para reclamar por el alza del precio del transporte público en Sao Paulo y para exigir mejores servicios públicos.Pese a que el miércoles el Ayuntamiento revocó esa subida en Río de Janeiro y decenas de otras ciudades, las movilizaciones en espacio público brasileño -convocadas por redes sociales- se han mantenido para protestar contra la corrupción y los sistemas deficientes de salud y educación, además del alto gasto para organizar el Mundial de fútbol del 2014.La agitación abruma al país en momentos que es sede de la Copa Confederaciones y hay miles de visitantes extranjeros. También ocurre un mes antes de la visita del papa Francisco y un año antes de la Copa Mundial de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016, lo que plantea preocupaciones sobre cómo las autoridades garantizarán la seguridad ciudadana.Muchos de los participantes de las marchas provienen de la creciente clase media, que según cifras del gobierno ha alcanzado unos 40 millones de personas durante la última década, debido a la bonanza impulsada por las materias primas.Como saldo de las protestas se cuentan enfrentamientos de la policía con grupos violentos en Brasilia que trataron de invadir el Congreso y la cancillería brasileña, la cual sufrió daños en su fachada. También intentaron entrar en la alcaldía de Río de Janeiro, la sede de Gobierno en Fortaleza y se enfrentaron a la policía en otras ciudades, como Salvador y Campinas. Los agentes antidisturbios respondieron con bombas de gas lacrimógeno.Aunque no se tiene un reporte oficial de heridos, se sabe de una persona que murió atropellada cuando un vehículo arrolló a algunos manifestantes en la ciudad de Ribero Preto, en el estado de Sao Paulo.El Partido de los Trabajadores (PT), de la presidenta Dilma Rousseff, y su antecesor Luiz Inácio Lula da Silva, instó a su militancia a apoyar las protestas que son de amplio alcance, por lo que ha habido pocas respuestas sobre cómo convertir el descontento en una lista coherente de demandas para el gobierno. Al anunciar que el aumento en las tarifas del transporte público serán revertidas, el alcalde de Sao Paulo, Fernando Haddad, dijo que es “un gran sacrificio y tendremos que reducir las inversiones en otras áreas”. Las protestas masivas son algo poco común en este gigante sudamericano de 190 millones de habitantes, donde las manifestaciones, que han tomado por sorpresa al gobierno brasileño, por lo general atraen a un pequeño número de participantes altamente politizados.

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