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Mahmud Ahmadinejad, el presidente que asusta a EE.UU.

Del alcalde austero de Teherán, el líder pasó a ser el presidente más señalado por la comunidad internacional. Su plan nuclear, la mayor amenaza.

15 de enero de 2012 Por: Patricia Lee | Especial para El País

Del alcalde austero de Teherán, el líder pasó a ser el presidente más señalado por la comunidad internacional. Su plan nuclear, la mayor amenaza.

Irónicamente, el hombre que hace temblar a Israel y a Washington, tiene origen judío. El apellido de nacimiento de Mahmud Ahmadinejad, el presidente de Irán, es Saborjian, pero su padre, un obrero metalúrgico, lo cambió por el de Ahmadinejad, que significa ‘raza de Mahoma’. Ahmadinejad, un ingeniero especializado en control del tránsito, se ha convertido en uno de los terrores de Occidente, por su intención de desarrollar energía nuclear, sus violentas acusaciones contra Israel y su negación del Holocausto. El Presidente iraní es hijo de la revolución que derribó al Sha en 1979 y que fue liderada por los ayatolás chiítas, encabezados por Ruhollah Jomeini. El joven Ahmadinejad, que se crió en los barrios obreros de Teherán, fue capturado por el fervor revolucionario de esos años.En la universidad, se convirtió en el representante ante la Oficina para Fortalecer la Unidad entre las Universidades y los Seminarios Teológicos (OSU), la organización que dirigió la toma de la Embajada de Estados Unidos en noviembre de 1979, aunque Ahmadinejad dice que él se opuso a la acción.Como parte de la OSU, Ahmadinejad se vinculó a los Guardias Revolucionarios. Durante su permanencia en ese cuerpo participó en la guerra con Iraq que se desarrolló durante los años ochenta. Posteriormente fue gobernador de la provincia norteña de Ardebil hasta que fue removido por el presidente Jatami y volvió a la Universidad como profesor.En 2003, fue nombrado alcalde de Teherán, cargo desde el que ganó rápidamente popularidad entre los sectores más pobres. En un país donde el 70% de la población es joven, Ahmadinejad explotó el resentimiento de los núcleos más empobrecidos, con su imagen de hombre honesto y devoto, diferente a la del resto de los políticos iraníes. El alcalde llegaba a su trabajo con el almuerzo envuelto en una bolsa de papel, vivía en una casa modesta, tenía un carro barato, en claro contraste con la modernización de los suburbios ricos de la capital iraní. Gracias a esa popularidad, fue electo Presidente en 2006, con un mensaje de austeridad, de volver a los valores familiares y al culto religioso, que tuvo amplio eco entre los pobres de la ciudad y del campo. La retórica de AhmadinejadAhmadinejad ha escandalizado a Occidente con sus pronunciamientos sobre Israel y el Holocausto y su carrera por alcanzar la energía nuclear. Pero no se trata de un fanático clérigo chiíta, la rama del islam predominante en Irán, sino de un ingeniero culto y educado, que maneja la tecnología moderna, que dice en voz alta lo que suena en las calles de Teherán.“El régimen sionista es un régimen artificial, ficticio. Trajeron gente de distintas partes del mundo y construyeron ese estado. Eso no puede durar, es insostenible”, ha dicho en repetidas oportunidades, pero su frase no se distingue mucho de lo que se puede escuchar en Marruecos, Egipto o Jordania.“Algunos países europeos insisten en r que durante la Segunda Guerra Mundial, Hitler quemó millones de judíos y los puso en campos de concentración. Cualquier historiador, comentador o científico que lo niegue es llevado a prisión o condenado… nosotros no aceptamos este reclamo”, dijo sobre el Holocausto. Pero sus afirmaciones incendiarias no han llegado a los hechos. El país es una república islámica, cuyo máximo líder es el Ayatollah Ali Jamenei, quien controla las Fuerzas Armadas y establece la política exterior, razón por la cual todas las decisiones sobre guerra, política exterior e Israel, están en manos de Jamenei.A pesar de la retórica antioccidental de Ahmadinejad, el año pasado, el Fondo Monetario Internacional lo aplaudió a por la implementación de un drástico plan de eliminación de subsidios, especialmente a la energía. Estos representaban un cuarto del PBI, ya que el diesel costaba dos centavos de dólar el litro, más barato que el agua en botella. Líder en problemasLa reelección de Ajmadinejad en 2009, cuando obtuvo el 62% de los votos y derrotó al expresidente Hashemi Rafsanjani, desató las mayores movilizaciones de protesta desde 1979, ante denuncias de fraude en todo el país. La represión se impuso desde entonces y el clima de descontento se mantiene, a lo que se suman las enormes presiones occidentales contra el plan nuclear. El torniquete de la presión popular e internacional, está provocando grietas alrededor de Ahmadinejad. Hace poco, un escándalo sobre un fraude bancario de US$2.600 millones debilitó mucho su presidencia. Habiendo hecho de la honestidad su bandera, el escándalo, que involucra a varios de sus asesores, afectó seriamente su popularidad. Esto ha alimentado la disputa con el líder supremo, Ali Jamenei, quien ha dicho que podría abolir la Presidencia, reemplazándola con un cargo honorario electo por miembros del parlamento en lugar de la elección popular. La reciente amenaza iraní de que podría cerrar el Estrecho de Ormuz, por donde circula un quinto del petróleo mundial, y la gira latinoamericana de Ahmadinejad, son una clara respuesta a los peligros de que se refuercen las sanciones internacionales contra el país, tras el informe de la Agencia Internacional de Energía Atómica, según la cual existen “fuertes indicadores de un posible desarrollo de armas nucleares”. Al finalizar 2011, el Congreso de Estados Unidos aprobó medidas para sancionar a las firmas extranjeras que negocien con el Banco Central de Irán, prohibiéndoles el acceso al sistema financiero norteamericano. En este juego de presiones y chantajes, Ahmadinejad apela a endurecer su retórica contra Estados Unidos, mostrándose al lado de Fidel Castro, Rafael Correa, Hugo Chávez y Daniel Ortega. En el otro lado del mundo, Israel hace preparativos para acosar militarmente a Irán, poniendo de nuevo al Medio Oriente en una situación de tensión extrema.

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