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Lo que está en juego hoy en Estados Unidos

Histórico. No hay otro calificativo para definir el día que vivirán los estadounidenses hoy, cuando acudan a las urnas no solo para elegir a su próximo Presidente, sino para tomar una decisión que impactará sobre todo el orden mundial.

8 de noviembre de 2016 Por: Redacción de El País

Histórico. No hay otro calificativo para definir el día que vivirán los estadounidenses hoy, cuando acudan a las urnas no solo para elegir a su próximo Presidente, sino para tomar una decisión que impactará sobre todo el orden mundial.

Calificar de históricas las elecciones de hoy en Estados Unidos no es caer en un lugar común. Como pocas veces, el mundo entero está expectante frente a la dicotomia de si será Hillary Clinton o Donald Trump quien ocupe la Casa Blanca a partir de enero próximo. ¿Pero qué es lo que realmente está en juego en esta cita con la democracia que tiene la mayor potencia del planeta? Lea también: Así sería el mundo según el nuevo Presidente de Estados Unidos. Lo primero es que detrás de esos dos nombres, el de la exprimera dama y el del magnate, se contraponen dos visiones opuestas sobre lo que son y quieren ser los Estados Unidos, que van mucho más allá de las diferencias entre demócratas y republicanos. Según Juan Albarracín, candidato a doctor de la Universidad de Notre Dame, EE.UU.”, del lado de la exsecretaria de Estado está la visión de un país diverso, con un mínimo consenso sobre el respeto a la diferencia, abierto al mundo, y de observancia de las instituciones políticas y sociales que garantizan el funcionamiento pacífico de una sociedad democrática. 

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Mientras, del lado del republicano hay una visión de país cerrado, temeroso de su propia diversidad, y donde prima el desconocimiento de la dignidad y los derechos del otro. “Una visión, por ejemplo, que no reconoce la ciudadanía plena y las contribuciones de su población latina y afroamericana”, dice el politólogo, quien agrega que “inclusive sin ganar, la campaña de Trump ya deja secuelas muy negativas para los EE. UU.”. ¿Peligroso? Con él  coindice Laura Gamboa, profesora asistente de la Universidad de Utah State,  quien asegura que políticos como Trump son particularmente peligrosos para un sistema democrático. “Son impredecibles, no tienen lazos fuertes con partidos que puedan servir para moderar sus decisiones y plantean propuestas radicales que solo son posibles debilitando instituciones democráticas y eliminando espacios para la oposición”, dice antes de citar como ejemplos a  Hugo Chávez en Venezuela Y Alberto Fujimori en Perú, por lo que anota que “lo más importante que se está jugando en esta elección es la democracia liberal en  Estados Unidos”. Lea también: La mecánica electoral de EE.UU. podría darle el triunfo a Hillary. A su vez, Arturo López-Levy, analista político internacional de la Universidad de Texas, llama la atención sobre el carácter del Partido Republicano, cuyos candidatos finalistas en la carrera por la Presidencia, Trump y Ted Cruz, han sido “opuestos a las corrientes más establecidas del conservadurismo estadounidense, con proyecciones racistas, xenofóbicas y populistas más frecuentes en la derecha europea del Siglo XX”. Y, dado que el republicanismo es uno de los pilares del sistema bipartidista, “esa situación pone en juego el paradigma de país, que ha sido en líneas generales bastante inclusivo a  los inmigrantes y al multiculturalismo”. Sin embargo, para los expertos, así gane Trump, será  difícil que pueda desmontar un sistema que ha funcionado por 200 años, pero no se puede decir   lo mismo, dado ese caso, de la supervivencia de la agenda vigente en temas sociales y económicos. Para Gamboa, en esa línea hay dos temas preocupantes: El próximo Presidente  nominaría  dos o tres magistrados de la Corte Suprema con el propósito de  cambiar el balance ideológico de esta y, por ende, influenciar fallos en temas de derechos reproductivos, derechos de comunidades Lgtb y racismo, entre otros. “El segundo es la supervivencia de programas como el Afordable Care Act (Obamacare) que han ayudado a milles de personas a lo largo y ancho del país. El GOP quiere desmantelar estos programas, pero no ha logrado hacerlo en buena parte porque hay un presidente demócrata, pero si gana el republicano, el escenario es diferente”, anota. El mundo, expectante López-Levy plantea que Clinton  apunta a un liderazgo estadounidense en un orden mundial al que es fácil sumarse, con libre comercio, fronteras porosas, y promoción de estructuras de democracia liberal.  Trump, en cambio, propone un enfoque “sin un principio integrador, renegociando las alianzas, cerrando espacios al comercio y la emigración en áreas donde la mayoría blanca, anglosajona y protestante ve amenazado su modo de vida”. Y agrega que con excepción de las relaciones con Rusia, “donde él se ha expresado de modo más  responsable que Clinton, su visión aparece como una fórmula de mayor exacerbación de conflictos con aliados y contendientes de Estados Unidos”. Por su parte, Albarracín sostiene que el Mandatario norteamericano tiene mayor campo de acción en la política exterior que en la  doméstica. “Trump es impredecible, parecen no importarle los matices de la política internacional, detesta las convenciones y normas. Tiene una visión proteccionista y nacionalista del rol de Estados Unidos en el mundo. Hillary entiende la complejidad del mundo, tiene posiciones claras y muchísima experiencia. Trump parece querer alterar –si es necesario a las malas– los fundamentos del orden mundial actual. Clinton trabaja dentro de este orden para avanzar los intereses de los Estados Unidos”, explica. La politóloga de la Universidad de Utah State no dista mucho de las apreciones de los otros analistas. Para ella, Si Hillary gana, lo más posible es que EE. UU. tenga una actitud más intervencionista de la que ha tenido hasta hoy y seguro mirará hacia el Medio Oriente, en particular a Isis. “Si gana Trump, es imposible predecir qué puede pasar. Sus declaraciones sobre política internacional sugieren que sus decisiones serían erráticas e impulsivas”, puntualiza. Quién ganará Según  los expertos, el sistema político estadounidense tiene niveles elevados de partidismo más que de polarización ideológica, “lo que garantiza que incluso el peor candidato de cualquier partido llegue al final de la contienda electoral con un piso sólido”. Ahora bien, tras el escándalo de los correos, Levy considera que, “salvo que un gran efecto de cola ayude a los demócratas a ganar el Senado y a avanzar mucho en la Cámara, será difícil hablar de un mandato claro. No se puede obviar que desde los años 50, EE. UU. alterna de partido gobernante cada ocho años o cuando más doce”. Gamboa coincide en señalar que, aunque Hillary tiene muchas posibilidades de ganar, llegaría muy débil al Gobierno por el firme control de los republicanos en las  elecciones locales. “Y con un país tan polarizado, es muy difícil llegar a  acuerdos en temas esenciales como salud o educación”. Aun así, aunque no se puede ocultar que la ‘bomba’ del FBI alteró el panorama político del país del Norte, según los expertos la mayoría de los votantes ya sabe por quién va a votar y muchos ya lo hicieron y, tal como lo indican las encuestas, la suerte parece estar echada a favor de la debilitada pero no derrotada Clinton. Los resultados dirán el resto. Cierre de una campaña histórica Hillary Clinton prometió ayer ser la presidenta “de todos” y Donald Trump afirmó que su victoria acabaría con la corrupción en Washington, en la última página de una campaña histórica por la Casa Blanca, cuyo ‘inquilino’ número 45 será escogido hoy.  Después de algo más de un año de marchas y contramarchas, dramas inesperados y una serie sin precedentes de escándalos de todo tipo, llegó el momento para ambos aspirantes de poner todas las cartas sobre la mesa.  Al iniciarsu último día de campaña, Clinton se comprometió a trabajar por la unión nacional, en caso de convertirse en la primera mujer presidenta de Estados Unidos. “Tengo mucho trabajo para unificar al país. Realmente quiero ser la presidenta de todos, de las personas que votaron por mí y de las personas que han votado contra mí”, dijo sonriente no muy lejos de su casa en Chappaqua, cerca de Nueva York. Según ella, los electores deberán escoger entre “la división o la unidad, entre un liderazgo firme y fuerte o una bala perdida”, pero la elección “es apenas el inicio”, dijo en Pittsburgh, retomando lo  de la unión. Por su parte, en un acto público en Sarasota, Florida, Trump dijo que una victoria suya  representaría un golpe letal a lo que llamó el “establishment corrupto de Washington”. “Clinton es protegida por un sistema totalmente tramposo. Y ahora los estadounidenses  harán justicia en las urnas”, expresó para añadir que quería que “el establishment corrupto de Washington escuche: si ganamos, vamos a drenar ese pantano”. “¡Drenen el pantano, drenen el pantano!”, gritaba la multitud.  “¿Quién hubiera creído esto?”, preguntó Trump delante de los 4000 adeptos que se acercaron a verlo en Sarasota, en referencia a su odisea de 18 meses en busca de la Casa Blanca. “Sí que ha sido una campaña”, agregó insistiendo en una sorpresa en las urnas: “las mujeres se van a revelar a lo grande”. 

 

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