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Las armas, el círculo vicioso detrás de las masacres en Estados Unidos

La masacre de 27 personas en la escuela de Connecticut revivió el debate sobre la tenencia de armas, pero hay poca esperanza de cambios.

16 de diciembre de 2012 Por: Edwin Giraldo Ruiz | Especial para El País desde Washington

La masacre de 27 personas en la escuela de Connecticut revivió el debate sobre la tenencia de armas, pero hay poca esperanza de cambios.

Aunque el tiroteo del pasado viernes en una escuela primaria de Newtown, Connecticut, es el segundo con mayor número de víctimas mortales en la historia reciente de Estados Unidos, es difícil creer que esta tragedia producirá en Washington un debate a fondo sobre el control a la venta y porte de armas.El tema cobra fuerza en la opinión pública cada que ocurre una tragedia de esta naturaleza, pero luego se desvanece entre la polarización política del Congreso y las prioridades de su agenda. De hecho, el porte de armas fue un tópico ausente durante las pasadas elecciones.El Presidente Barack Obama, en un discurso cargado de lágrimas, reaccionó a la noticia haciendo un llamado para concretar “acciones significativas”, pero no especificó cómo. De hecho, siempre ha sido cauto en este frente. Como candidato en el 2008, dijo que no eliminaría el derecho a portar armas, aunque se declaró partidario de hacerlas inaccesibles para niños. Para Ladd Everitt, portavoz de la Coalición para Frenar la Violencia de las Armas, ya es hora de que Obama hable de este asunto “con la misma convicción con la que defendió los matrimonios homosexuales”, y se enfrente a la Asociación Nacional del Rifle (NRA), una influyente organización opuesta al control de armas.Después de la masacre en Colorado el pasado mes de junio, cuando James Holmes, de 24 años, utilizó un fusil de asalto para acabar con la vida de doce personas en una sala de cine, el Presidente Obama prometió liderar una discusión nacional sobre las actuales regulaciones federales para el porte de armas: “las AK-47 deben estar sólo en manos de nuestros soldados”, dijo. Luego, no se volvió a pronunciar al respecto.Entre tanto, varios activistas a favor del control de armas lamentaron que EE.UU. lleve ya ocho masacres o graves actos de violencia en lo que va de 2012 y, pese a eso, el Congreso se siga mostrando reacio a aprobar leyes para restringir el acceso a las armas.Barbara Elsas, quien cada lunes se congrega frente a la Casa Blanca para pedir un endurecimiento de las leyes a la tenencia de armas, indicó que actualmente hay unos 310 millones de armas en Estados Unidos, un país con 308 millones de habitantes.“Cuando vas a comprar un medicamento para el catarro tienes que mostrar tu licencia de conducir y cuando vas a comprar un arma ni siquiera lo necesitas”, expresó Elsas.Constitución Vs Gobierno FederalLa administración de Obama ha padecido un aumento de escandalosas masacres en sitios públicos perpetradas por individuos que portan armas legales. Sin embargo, esta preocupación viene de mucho tiempo atrás. Incluso nació con la redacción misma de la Constitución de EE.UU.El debate se estanca por la disonancia entre el derecho que otorga la Constitución para portar armas con base en la Segunda Enmienda; y la responsabilidad del Gobierno de prevenir el crimen, mantener el orden y proteger el bienestar de sus ciudadanos. También en la independencia de los estados para emitir sus propias regulaciones a la venta de armas.La Segunda Enmienda fue aprobada en 1971 con el siguiente texto: “Siendo necesaria una milicia bien ordenada para la seguridad de un Estado libre, el derecho del Pueblo a portar armas no será infringido”.Se necesita un pronunciamiento de la Corte Suprema para modificar este postulado, y es muy difícil lograr que los nueve jueces se junten para hacerlo. Sin embargo, varias veces el Supremo se vio obligado a pronunciarse, pero siempre ratificó las directrices de la enmienda.La última vez fue en el 2010, con el famoso caso McDonald V. City of Chicago. Otis McDonald, un hombre jubilado y residente en Chicago, demandó a la ciudad por las restricciones impuestas para obtener armas. Argumentó que su barrio estaba siendo invadido por vándalos y vendedores de droga, y que su propiedad había sido dañada en reiteradas ocasiones.McDonald quería comprar una pistola para eventuales acciones de defensa, pero no pudo. La Corte Suprema aceptó analizar el caso y falló a favor del ciudadano, afirmando que la garantía para los individuos en la Segunda Enmienda de portar y poseer armas aplica sobre los estados y las leyes locales de control sobre armas.¿Qué tanto puede hacerse desde Washington? Mucho y poco. Elizabeth Hartfield, analista de ABC News, opina que las legislaciones aprobadas se han quedado cortas para resolver el dilema. Varias leyes han “muerto en el Congreso”.Entre 1994 y el 2004 operó el Federal Assault Weapons Ban (Prohibición Federal para Armas de Asalto) que prohibía el porte y la fabricación de armas semiautomáticas de asalto con capacidad para diez rondas de munición, así como ciertos modelos de pistolas y rifles. Esta iniciativa nunca fue renovada en el Congreso.Antes de estas propuestas, existieron dos estatutos federales para regular la venta y posesión de armas: National Firearms Act (Acta de Armas de Fuego Nacional), aprobado en 1934; y el Gun Control Act (Acta de Control de Armas) de 1968. El primero establecía impuestos a las ventas y exigía a los proveedores registrar las armas en la Fiscalía y reportar sus ventas. El segundo obligaba a los vendedores a obtener una licencia federal. El último estatuto tuvo algunas modificaciones en 1993, pero no lo “suficientemente significativas como para evitar que las personas obtengan fácil ciertas armas”, explica Hartfield.Poderoso lobby de distribuidoresLa otra piedra en el zapato para acordar mejores regulaciones en EE.UU. para la venta de armas de fuego son precisamente sus proveedores. Son compañías que componen un poderoso lobby en Washington y tienen una gran capacidad de influir en las campañas políticas gracias a sus millonarios aportes (generalmente para candidatos conservadores). Por ejemplo, la Asociación Nacional del Rifle apoyó al candidato republicano Mitt Romney en las pasadas elecciones presidenciales. Para promover la compra y uso de armas libremente en EE.UU., esta organización gastó entre el 2011 y comienzos del 2012 diez veces más dinero todas las organizaciones juntas en el país que se oponen, según OpenSecrets.org. A pesar de la indignación que producen masacres como la del viernes pasado, no se puede asegurar que a la mayoría de los norteamericanos les disgusta la idea de portar un arma, sea en el cinto o en la caja fuerte de la casa. Las estadísticas muestran que no es clara la tendencia a favor de quienes se oponen. Después del atentado perpetrado por James Holmes, en Colorado, el Centro de Investigación Pew encontró en un sondeo nacional que el 47% de las personas era partidaria de mayores controles para la posesión de armas; mientras el 46% defendía el derecho al porte.CNN hizo el mismo ejercicio y preguntó si las armas deberían ser completamente prohibidas para los civiles, y que solo sean portadas por policías y personal autorizado. Solo el 10% estuvo de acuerdo.

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