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La boda católica del príncipe Alberto

Desde los tiempos de Grace Kelly y el príncipe Rainiero, Mónaco no celebraba una boda católica como la que unirá hoy al príncipe Alberto y a Charlene Wittstock.

2 de julio de 2011 Por: Elpais.com.co I Redacción y Agencias

Desde los tiempos de Grace Kelly y el príncipe Rainiero, Mónaco no celebraba una boda católica como la que unirá hoy al príncipe Alberto y a Charlene Wittstock.

la legendaria princesa Grace Kelly viviera, hoy sería uno de los días más felices de su existencia: la llegada al altar de su hijo Alberto.La prensa monegasca tendrá que guardar el titular ‘La novia fugitiva’, pues a pesar de todos los rumores de esta semana sobre el posible arrepentimiento por parte de Charlene Wittstock, de 33 años, de casarse con Alberto II de Mónaco, de 53 años, la pareja celebró ayer su boda civil como antesala a la ceremonia religiosa que se celebra hoy.El enlace, que duró apenas quince minutos, fue oficiado por el presidente del Consejo de Estado, Philippe Narmino, quien le expresó en francés a la pareja (lengua oficial del Principado) su alegría por unirlos en matrimonio.Al preguntárseles si se tomaban por esposos, Alberto y Charlene respondieron en voz baja con un breve “oui” (sí). La pareja firmó el registro con una lapicero de oro y piedras preciosas, adornada con su monograma, creada especialmente por la casa alemana Montblanc.La novia, desde ayer princesa de Mónaco, lució el pelo recogido, falda larga, blusa palabra de honor y chaqueta, traje diseñado por ella misma, pese a que se había dicho que era de Chanel.Esta casa francesa sí fue la escogida por la princesa Carolina y su hija Carlota, cuya elegancia explicó una vez más por qué acapararon todos los flashes en las recepciones oficiales.Los testigos elegidos por la pareja fueron para el príncipe soberano Chris Le Vine, sobrino de la fallecida Grace Kelly, y Donatella Knecht de Massy, esposa de uno de los nietos de la también fallecida princesa Antonieta de Mónaco, en el caso de Charlene.Alrededor de 80 personas, incluidas las familias de los novios y las autoridades del Principado, fueron testigos directos del enlace, pero 7.000 monegascos esperaron a la nueva pareja de esposos en la plaza del Palacio, después de presenciar la boda civil por medio de pantallas gigantes. Allí los ciudadanos fueron invitados a beber cocteles sudafricanos y mediterráneos, y a disfrutar del concierto del francés Jean-Michel Jarré. Los nuevos esposos se acercaron a la plaza a recoger el cuadro de Kandinsky y una escultura del francés Antoine Bourdelle, regalo de los monegascos.Sin embargo, el objetivo de la pareja fue que, más allá de una boda soberana, se celebrara una fiesta familiar, aprovechada también por el Principado para intentar ofrecer una nueva cara del mismo, que completara los estereotipos de lujo y glamour con otros de apertura y, según la Oficina de Turismo, “amabilidad”.Hoy, ceremonia religiosaAunque Mónaco se había engalanado con banderas monegascas y sudafricanas en honor a Charlene Wittstock, no será hasta hoy, día de la ceremonia religiosa, cuando la pareja haga el recorrido nupcial por los lugares más emblemáticos del Principado, en un Lexus LS 600h Landaulet concebido especialmente para ese segundo enlace.A las felicitaciones de los monegascos se unirán hoy las de los jefes de Estado, representantes de las monarquías y destacadas personalidades del mundo de la moda y del deporte que acudirán a la boda religiosa.Entre los invitados están los reyes de España, Suecia, Lesotho y Bélgica; los presidentes de Francia, Islandia, Irlanda, Líbano, Malta, Alemania y Hungría, divas de la ópera y pilotos de la Fórmula Uno, que tiene en el Gran Premio de Mónaco uno de los principales eventos de su calendario anual.Tras la ceremonia católica en el palacio, habrá una cena de gala con platos preparados por el chef Alain Ducasse, quien ha merecido tres veces las tres estrellas de la guía Michelin. Aparte de la champaña y los vinos sudafricanos, todos los ingredientes del suntuoso buffet provienen de 10 kilómetros a la redonda de Mónaco.En adelante, una exposición permitirá apreciar de cerca el vestido de la novia, diseñado para este enlace por el italiano Giorgio Armani.

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