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Lenín Moreno y Rafael Correa | Foto: EFE

Expulsión de Lenin del movimiento Alianza País intensifica su pugna con Correa

La expulsión, que se veía venir, deja en entredicho el nivel real de apoyo en el Congreso con el que cuenta el presidente de Ecuador, Lenín Moreno.

1 de noviembre de 2017 Por: Agencia EFE / Daniela Brik

El peor de los fantasmas del presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, su antecesor, Rafael Correa, apareció en la noche de Halloween para desafiar su liderazgo político, que confía en poder afianzar con la consulta popular programada para principios de 2018.

"Halloween negro para País", "Golpe de Estado en País", o "Pugna total por el liderazgo del movimiento Alianza País", son algunos de los titulares que este jueves abren las portadas impresas y digitales en Ecuador, después de que la Directiva Nacional del movimiento oficialista que fundó Correa en 2006 destituyera el martes a su actual dirigente, Moreno.

El golpe era esperado en cualquier momento desde hacía varias semanas por destacados cargos de la formación, entre ellos la vicepresidenta designada María Alejandra Vicuña, que consideró el sábado en una entrevista que la fractura era inevitable.

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En el epicentro de la disputa el choque entre Correa y Moreno sobre la situación financiera y política del país: la titánica deuda dejada por el primero, las fallas en los grandes proyectos de construcción y el diálogo entablado por el actual presidente con la oposición conservadora para rescatar la economía nacional y resolver la confrontación social dejada por el correísmo.

Pero sobre todo, el nuevo orden impulsado por Moreno de acabar con la corrupción, aunque de momento sea de forma declarativa.

Moreno "se ha alejado del proyecto político", es un "enemigo de la revolución ciudadana", argumentó el ex ministro de Exteriores Ricardo Patiño en la rueda de prensa en la que el movimiento anunció su destitución el martes.

Correísta convencido -en septiembre abandonó su cargo de asesor de Moreno-, Patiño es, de acuerdo a la resolución adoptada por el partido, el nuevo presidente de la formación, aunque antes, como en tantos casos en Ecuador, deban certificarlo los tribunales, porque la validez de la decisión es cuestionada.

Así lo explicó este miercoles el presidente de la Asamblea Nacional (Parlamento), José Serrano, al afirmar que la destitución de Moreno supone una violación de la Constitución ecuatoriana y del "régimen democrático".

No se siguió el "debido proceso" que le permitiera defenderse de las faltas que se le atribuyen para la retirada de la "dignidad" -su ausencia de las sesiones durante tres meses- y, según Serrano, "no se ha permitido la participación del presidente del movimiento en la sesión donde espúreamente se ha tomado la decisión".

Recalcó que la decisión no pasó por la Comisión Ética del partido y censuró la designación de nuevo presidente sin consultar a la Convención Nacional, su máximo organismo.

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Mientras se dilucida la situación legal, la fractura ha llegado al grupo parlamentario, lo que quedó de manifiesto horas antes de que estallara la crisis, cuando los halcones correístas votaron con la oposición para exigir al secretario de Educación Superior que dé explicaciones sobre el mal funcionamiento de varias universidades.

Un mero trámite que deja al descubierto la situación que puede llegar a afrontar Moreno a partir de ahora, con sólo 44 diputados leales, de los 74 del grupo parlamentario. El resto se dividen entre una veintena de seguidores de Correa y una decena de indecisos.

Este ejemplo ha llevado al superintendente de Ordenamiento Territorial, Fernando Correa, a advertir al diario "Expreso" de que el partido AP es "a la vez Gobierno y oposición".

Para tratar de restaurar su legitimidad, Moreno cuenta con una victoria desde las bases en la consulta popular que ha planteado para 2018, otro foco de tensión porque incluye preguntas con las que trata de derogar o cambiar leyes impulsadas por su predecesor, como la de plusvalía, destinada a frenar la especulación inmobiliaria pero que acabó frenando el sector, o la reelección indefinida.

Correligionarios del ex mandatario la han interpretado la última consulta como un freno a las aspiraciones del carismático Correa de regresar a la presidencia, que encabezó desde 2007 hasta mayo pasado.

Residente en Bélgica desde que abandonó el poder, Correa ha reaccionado con un contundente apoyo a la rebelión interna.

"¡Por fin reacciona la Dirección Nacional de Alianza País, atendiendo el clamor de la militancia, y en estricto apego al Estatuto. Todo mi apoyo al nuevo presidente de AP, Ricardo Patiño", escribió en su cuenta de Twitter.

"¿Quieren Convención? ¡Perfecto! Ahí estaremos y veremos cuántos de los que han permitido tanta infamia, persecuciones, obscuros pactos con lo peor de la partidocracia, en nombre de la gobernabilidad me pueden mirar a los ojos", desafió a Moreno.

Patiño adelantó el martes que, para reforzar al partido, se le había pedido al expresidente que retornase al país y que lo hará próximamente.

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