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¿Este será el segundo tiempo de la oposición venezolana?

La Mesa de Unidad Democrática cree que el consenso de cara a las parlamentarias del 2015 es básico para retomar el poder en su país. Expertos dicen que no se logrará, si persisten diferencias entre sus miembros.

15 de diciembre de 2014 Por: Olga Lucía Criollo | reportera de El País.

La Mesa de Unidad Democrática cree que el consenso de cara a las parlamentarias del 2015 es básico para retomar el poder en su país. Expertos dicen que no se logrará, si persisten diferencias entre sus miembros.

Venezuela está sumida en una paradoja del tiempo. Si bien con cada puesta de sol muchos de sus habitantes sienten que el gobierno de Nicolás Maduro está más cerca del fin, otros lamentan que la oposición haya perdido otro día en su propósito de unirse para sacar al país de la crisis política, social y económica que lo consume desde hace más de una década.Así lo sienten desde el pasado 4 de febrero, cuando en San Cristóbal tuvo lugar una protesta liderada por estudiantes rebeldes que ocho días después ya había saltado a la capital Caracas y que durante casi dos meses tuvo al mundo a la expectativa, debido a los violentos choques con la Guardia Nacional Bolivariana, que dejaron un saldo de 42 muertos, 600 heridos y 100 detenidos, entre ellos dos alcaldes.Dicho propuesta, conocida como ‘La Salida’, contó en un principio con el respaldo de líderes como Henrique Capriles, María Corina Machacho, Antonio Ledezma, y Leopoldo López, que ya encarnaban el descontento ante la creciente vulneración de los derechos civiles por parte del Gobierno, la escasez crónica de productos básicos y los altos niveles de inseguridad registrados en el país.Sin embargo, el encarcelamiento de López, director del Partido Voluntad Popular, y la violencia contra manifestantes y demás ciudadanos contribuyeron a ahondar diferencias ya existentes entre una oposición radical -con la que se identifica a Machado y a López-, que quería seguir adelante con las protestas, y otra más moderada -en la que se inscribe Capriles-, que pugnaba por recurrir al diálogo como vía para lograr los cambios demandados por los venezolanos.Lo anterior, sumado a que Maduro convocó en abril a los integrantes de la Mesa de Unidad Democrática, MUD, a un Diálogo Nacional auspiciado por Ecuador, Brasil y Colombia y El Vaticano supuestamente encaminado a superar las dificultades que enfrentaba el país, pareció calmar los ánimos. No obstante, siete meses después, lejos de responder a las garantías democráticas exigidas por la oposición ni de solucionar los problemas del país, el Gobierno ha aumentado su persecución, al punto que la diputada María Corina Machado también está cerca de ir a prisión tras ser acusada de participar en un plan para atentar contra el Presidente. Por otra oportunidadPero si el 4 de febrero quedó registrada como una fecha importante para la historia del vecino país, puesto que le evidenció al Gobierno hasta dónde podría llegar el nivel de inconformidad de sus compatriotas, la oposición confía en que otra fecha, el 26 de agosto pasado, también deje huella entre los habitantes de Venezuela. Ese martes, una treintena de partidos que se identifican como contradictores de Maduro asistieron a una convocatoria de la MUD con el ánimo de ponerse de acuerdo en el objetivo común de “buscar el cambio político urgente, no solo del Gobierno, sino del modelo imperante en Venezuela”.Jesús Torrealba, quien fue escogido entonces como secretario ejecutivo de la Mesa, explica que en la jornada también se definió que la estrategia para alcanzar ese objetivo sería “constitucional, democrática, electoral y pacífica”. Y aunque Machado asegura que “en Venezuela todos los días siguen habiendo protestas”, en esa nueva estrategia parece estar la respuesta a lo que algunos observadores foráneos califican como “apaciguamiento” de la oposición ‘chama’. “Todos coincidimos en que es un régimen autoritario y en la necesidad de producir un cambio lo más urgente posible en Venezuela, pero también en que nuestra lucha tiene que ser en el marco de la Constitución, porque es una lucha democrática y cívica”, expresa Antonio Ledezma, alcalde de Caracas.En efecto, el arcoíris que conforman los adversarios del Gobierno sostiene al unísono que ni la violencia ni la toma del poder son la salida a la crítica situación y que las elecciones parlamentarias de octubre del 2015 marcarán un antes y un después para los venezolanos.Esa esperanza está fundada, aseguran, en un creciente descontento de las otroras bases chavistas, que tras once años de Gobierno, parecen estar “abriendo los ojos” frente a las debilidades del sistema y conformando una disidencia importante, al punto que, según las propias encuestas oficiales, el nivel de inconformidad ciudadana con el partido en el poder ya alcanza el 80 %.“Creo que todo se va a canalizar en el desafío electoral de las parlamentarias. Por más ventajismo que el Gobierno quiera aplicar, si logramos superar las diferencias y vamos unidos, ese 80 % va a dar un mensaje muy claro de los cambios que se quieren producir en Venezuela”, agrega Ledezma, quien insiste en que el excandidato presidencial Capriles no es ajeno a los acuerdos de la Mesa.Los perosNo obstante, es evidente que las diferencias al interior de la oposición no están del todo superadas y que existe la posibilidad -y el temor- de que afloren al momento de escoger los candidatos que irán a las elecciones de octubre.La verdad es que, pese al descontento, “la oposición no ha logrado consolidar una mayoría política electoral” y “no parecen haberse construido consensos adicionales a su liderazgo, más allá de los que se anunciaron públicamente a mediados de año”, afirma el analista y catedrático John Magdaleno.Por ello, la alternativa que se abre paso, y en la que según varios contradictores de Maduro se está trabajando actualmente, es la organización de elecciones primarias que permitan escoger de manera imparcial y democrática a quienes representarán la inconformidad en las urnas en octubre del próximo año.Ante ella, Ledezma es optimisma: “Para que la MUD recoga los verdaderos sentimientos de la oposición, tiene que llevar adelante las consultas que nosotros estamos proponiendo. Es verdad que hay diferencias, como las hubo en la antesala de las parlamentarias del 2010, cuando muchos no creían que fuera posible un acuerdo y no solo lo concretamos, sino que alcanzamos un gran triunfo”.Sin embargo, para Magdaleno resulta preocupante que los antagonistas del poder en Venezuela no estén proyectando estrategias más allá del plano electoral. “Lo crucial es la ausencia de consensos básicos sobre la estrategia futura y los hay sobre las elecciones, pero no los hay sobre lo que debe hacerse el resto del 2015 ni hay una estrategia común de cara al 2016”, afirma.Otras de las inquietudes de la comunidad internacional es si los adversarios internos de Maduro están dejando pasar una coyuntura propicia para presionarlo a que deje del poder, ya que las encuestas aseguran que la imagen del Presidente ha caído al 30 % y que el porcentaje de quienes se autodenominan chavistas ha descendido del 44 al 29 % en los últimos dos años.Además, según los expertos, con estas cifras, unidas a que la identificación con el Partido Socialista Unido de Venezuela, el de Maduro, pasó del 40 % en el 2012 al 17 % en octubre pasado, el Gobierno estaría tratando de retrasar inminentes medidas de ajuste que perjudicarán aún más su imagen de cara al venidero proceso electoral.“El Gobierno viene acumulando un déficit de más de 20 puntos del PIB, que lo ha obligado a imponer severas restricciones presupuestales, pero pronto tendrá que hacer más ajustes, incluso por las exigencias financieras de las elecciones”, plantea Magdaleno.Así las cosas, la coalición opositora tendrá que emplearse a fondo durante todo el próximo año y dejar sus diferencias de lado, si de verdad quiere que Nicolás Maduro salga del Palacio de Miraflores por las vías de la democracia y no de la violencia.

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