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En el Zoológico de Luján, en Argentina el contacto directo con los animales es el atractivo

En un espacio natural de 15 hectáreas conviven ejemplares de la fauna silvestre y doméstica, monos sudafricanos de diferentes especies, dromedarios reproducidos en el zoológico.

27 de junio de 2012 Por: Alexandra Hinojosa, Especial para El País

En un espacio natural de 15 hectáreas conviven ejemplares de la fauna silvestre y doméstica, monos sudafricanos de diferentes especies, dromedarios reproducidos en el zoológico.

En África y Asia son reyes en su territorio. Vigilantes de sus crías y con presencia imponente, leones y tigres son los felinos más respetables del reino animal.Sin embargo, el gruñido de estos gatos enormes se desvanece poco a poco. La tribu de los Masai, comunidad pastoral africana, es una amenaza seria y letal. Usan el “veneno rosa” para evitar que su ganado sea devorado por el felino. Ésta y otras prácticas hacen que el león ocupe uno de los puestos prioritarios en la Lista Roja de la Unión para la Conservación de la Naturaleza y Recursos Naturales (Uicn). Mientras las cifras de extinción ascienden, hay un lugar en Argentina, el Zoológico de Luján, donde se traspasa el umbral de lo permitido, se rompe el mito de lo increíble y cualquier persona puede ver, sentir, oler y oír a más de 50 ejemplares de leones africanos y 20 tigres de bengala, entre otras especies.En un espacio natural de 15 hectáreas conviven ejemplares de la fauna silvestre y doméstica, monos sudafricanos de diferentes especies, dromedarios reproducidos en el zoológico, elefantes de la isla de Sumatra, leones, tigres, pumas, osos, pavos, llamas, caballos, ciervos, pavos reales, perros, entre otros. El contacto directo con los animales es el atractivo. La experiencia es única y el tiempo vale oro. Coraje, control de la adrenalina y un par de oraciones me dieron la valentía para ingresar a la jaula donde pacientes y dispuestos se encontraban seis tigres de bengala de 300 kilos. El letrero que menciona las características de los felinos indica: ‘Alimentación: Carnívoros’. Los cuidadores dan la bienvenida, nos hacen quitar un par de prendas y nos invitan a pasar. La sensación es inexplicable. Mientras unos duermen, tres tigres se pasean a nuestro lado como cualquier gato doméstico que pide mimos. Los nervios son evidentes y cada movimiento debe ser calculado. En 15 minutos inolvidables acaricié el lomo de un tigre, le di de beber leche y posé para fotos a su lado. La fórmula para demostrarle al mundo que hombres y felinos pueden estar juntos fuera de peligro, en el mismo lugar, fue creada por Jorge Semino, director del Zoológico de Luján. Él y su equipo integrado por biólogos, veterinarios y cuidadores afirman que “amor y respeto es igual a amor y respeto, aún entre especies diferentes”. El proceso de amansamiento es lento pero con resultados maravillosos. Comienza cuando los cachorros toman un contacto directo con su cuidador y de forma natural se da el proceso conocido como ‘imprinting’, es decir, ven al humano como congénere. Durante los dos primeros años de vida, son educados. La voz del cuidador es lo primero que reconocen y, a través de diferentes tonos, les marcan límites o los premian. Los felinos cachorros conviven con perros y a través de la interacción con los caninos se tornan adiestrables. Cuando el felino empieza a jugar fuerte, el perro se acerca a las orejas o el hocico y sin lastimarlo lo induce a dejar de morder, enseñándole un trato más suave. Al año de vida, cuando su peso alcanza los 100 kilos, cuidadores como Jorge Semino enseñan a pasear a los tigres y leones. Con 200 kilos, a sus dos años entran en celo y después de 105 días de gestación el proceso vuelve a iniciar con la nueva cría. En el Zoológico de Luján los felinos nos enseñan paciencia, equilibrio y control. A los entrañables rugientes: Kia, Enzo, Sheila, gracias por permitirme sentirlos.

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