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El mal momento que vive el presidente Sebastián Piñera

El Mandatario de Chile no sólo ha sorteado las tragedias ocasionadas por fenómenos naturales, sino que ahora vive un rechazo social por las decisiones en el manejo de la educación y los recursos naturales.

16 de julio de 2011 Por: Patricia Lee, corresponsal

El Mandatario de Chile no sólo ha sorteado las tragedias ocasionadas por fenómenos naturales, sino que ahora vive un rechazo social por las decisiones en el manejo de la educación y los recursos naturales.

De visita en Santiago, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, señaló, a comienzos de año, que Chile es una de las “historias más exitosas” en América Latina. En ese momento, la estrella del presidente Sebastián Piñera brillaba alto en el firmamento. Chile había sufrido el terremoto y el tsunami en febrero de 2010. Los 33 mineros que fueron atrapados en el fondo de la tierra, habían sido rescatados en octubre, una hazaña que dio la vuelta al mundo. Piñera, que cumplía menos de un año de gobierno, cosechó el éxito. Han pasado seis meses, pero parece un siglo. El país está convulsionado por las mayores protestas estudiantiles y sociales de los últimos veinte años, desde que la democracia desplazó al general Augusto Pinochet. La Alameda, en Santiago, está llena de manifestantes a diario, con los jóvenes peleando contra los carros hidrantes de la Policía, como en las viejas épocas, al tiempo que el sur del país se ha convertido en un hervidero social y los mineros del cobre están otra vez en huelga.Este malestar ha perforado la popularidad de Piñera en menos de lo que se hubiera podido imaginar. Sólo un 31% de los encuestados aprueba su gestión, el porcentaje más bajo de apoyo desde que Chile recuperó la democracia, en 1990. Tras el rescate de los mineros, solo el 26% rechazaba al Gobierno. La cifra ha subido hasta el 60%, según sondeos de la empresa Adimark, una de las más influyentes del país. Chilenos indignadosDurante casi 20 años de gobierno de la Concertación, la alianza encabezada por el Partido Socialista, hubo una relativa calma social, pero ahora, los chilenos han vuelto a las calles.El jueves, decenas de miles de jóvenes nucleados en la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) volvieron a marchar hasta el palacio presidencial de La Moneda para exigir “educación gratuita y de calidad” y rechazar que empresas privadas intervengan en la educación. Lo novedoso es que no se trata sólo de una protesta estudiantil, ya que éstos cuentan con el apoyo de los docentes, de distintos gremios y hasta del rector de la Universidad de Santiago, Juan Manuel Zolezzi, quien aseguró que las demandas son “extremadamente justas”. Los estudiantes gozan de enorme popularidad, gracias a las nuevas formas de protesta pacífica que se han ingeniado, como correr alrededor del palacio de La Moneda, clases en las calles y hasta un teatral “suicidio” masivo para mostrar la situación de las familias que se endeudan para educar a sus hijos.Los jóvenes, que siguen el ejemplo de los “indignados” europeos, no son los únicos. Está el movimiento ecologista que se opone a los proyectos hidroeléctricos HidroAysén en la Patagonia, que prevé la construcción de cinco represas, al cual se opone un 74% de los chilenos, debido a su impacto medioambiental.Lo más importante fue el paro de 24 horas de los trabajadores de la estatal Codelco, la mayor productora de cobre del mundo, que aporta el 40% de las exportaciones del país, para rechazar la privatización de la empresa, o lo que el gobierno llama modernización. La central sindical CUT llamó a un paro nacional de 48 horas para el 24 y 25 de agosto.El modelo chilenoChile crece a un promedio de un 7% anual, la tasa de desempleo es del 7% y el ingreso per cápita es de unos 15 mil dólares. Cifras que harían palidecer de envidia a los demás gobiernos. Pero si bien el país andino aparece en el exterior como un modelo económico súper eficiente, la desigualdad social ha creado dos realidades distintas.Tras el terremoto de febrero de 2010, miles de personas que perdieron sus viviendas pasarán un segundo invierno en casas de emergencia de madera que el Gobierno construyó. Piñera, que recién se posesionaba, autorizó a empresas privadas la edificación y el control de escuelas y hospitales, encareciendo los servicios. Este fue uno de los orígenes del descontento actual. Andrés Zahler Torres, profesor de la Universidad Diego Portales, comparó los ingresos de la población chilena con otros países: “El 10% de los chilenos tiene ingresos promedio que superan los de Noruega, mientras que los ingresos del 10% más pobre son similares a los de los habitantes Costa de Marfil. La gran mayoría tiene, en promedio, menos ingresos que los angoleños”. Zahler estratificó a los chilenos así: el primer 10% vive mejor que el promedio de Estados Unidos, el segundo 10% vive como en Hungría, el tercero como Argentina y México, el cuarto como Kazajstán, el quinto como Perú, el sexto como El Salvador, el séptimo como Angola, el octavo como Bután y Sri Lanka, el noveno como el Congo y el décimo como Costa de Marfil. “Este es el Chile de la mayoría, nos guste o no”, concluye el investigador.Rosendo Fraga, del Centro para la Nueva Mayoría en Buenos Aires, dijo a El País que, si bien la imagen de Piñera es la más baja que ha tenido un presidente chileno en democracia, “también en los primeros tiempos de su gobierno, Michele Bachelet tuvo una fuerte caída en su imagen, generada por las movilizaciones de protesta de los estudiantes y por el reclamo contra el nuevo sistema de transporte de la capital y después se recuperó, terminando como la Presidente que lo hizo con la mejor imagen en democracia”. Para Fraga, es una ventaja que en Chile no exista “reelección inmediata, con lo cual un desgaste del Presidente no incide en su posibilidad de ser reelecto. Pienso que lo que está sucediendo, muestra un poco la falta de experiencia política práctica de Piñera, pero no implica que no pueda recuperarse, como sucedió con Bachelet”, concluye.

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