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Dilma Rousseff asumió este sábado la presidencia de Brasil

Dilma Rousseff, economista de 63 años, asumió hoy como primera presidenta de Brasil en un acto celebrado en el pleno de la Cámara de Diputados, en Brasilia.

1 de enero de 2011 Por: Elpais.com.co | EFE

Dilma Rousseff, economista de 63 años, asumió hoy como primera presidenta de Brasil en un acto celebrado en el pleno de la Cámara de Diputados, en Brasilia.

Desde ayer, Brasil, el país más importante de América Latina, es liderada por primera vez por una mujer: Dilma Rousseff. La dirigente del Partido de los Trabajadores (PT), sucesora del carismático Luis Inácio Lula da Silva, hereda un país con un crecimiento económico notable, que se ha convertido en la octava economía mundial, pero al mismo tiempo deberá resolver enormes problemas, como la pobreza, la creciente desigualdad social y la violencia.Lula deja un país distinto al que recibió. Al despedirse hace pocos días, el presidente saliente afirmó que Brasil será en 2016 la quinta potencia del mundo, y recordó que fue el gobierno de un “tornero mecánico socialista y sin diploma de nivel superior” quien llevó a cabo “la mayor operación de capitalización de la historia del capitalismo mundial”.Su logro más notable es que veinte millones de personas dejaron la pobreza, que está por debajo del 20%, gracias al programa Bolsa Familia, cuyo número de beneficiarios se cuadruplicó en seis años, pasando de 3,6 millones a 12,8 millones. El plan Hambre Cero permitió reducir la indigencia: hace siete años, 39,3 millones de brasileños se encontraban en esa categoría, pero hoy 27,9 millones. La tasa de desempleo es de sólo 6,2% y el salario real creció un 40% promedio, al tiempo que la clase media pasó de representar el 37% a casi el 50% de la población.Las exportaciones se multiplicaron dos y media veces, pasando de 73.000 millones en 2003 a 173.000 en 2009, y el índice Bovespa, que mide el precio de las acciones, se multiplicó por ocho y la Bolsa de San Pablo ha llegado a ser la segunda más grande del mundo. Miembro del famoso grupo Bric (Brasil, Rusia, India y China), el país consiguió en 2008 el famoso investment grade, es decir, la certificación de la confiabilidad de su economía para los inversores externos. En este país tropical bendecido por Dios, Petrobras descubrió petróleo a 7.600 metros de profundidad, una proeza nunca alcanzada, y como si fuera poco, la patria de Pelé, Garrincha y Ronaldinho será sede del Mundial de Fútbol en el 2014 y las Olimpiadas del 2016 se realizarán en Río de Janeiro. Brasil posee la tercera empresa privada más grande del mundo, que es Petrobras, la segunda empresa minera del mundo, que es Vale, y la tercera empresa de transporte de aviación, Embraer. Todo pareciera favorable, pues, para el nuevo periodo que comienza. Sin embargo, Dilma tendrá importantes desafíos. El principal es la enorme brecha social entre los que tienen y los que no tienen. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (Pnud), Brasil es el tercer país con mayor índice de desigualdad en el mundo. “Hay una brecha demasiado grande entre el PBI nacional y el PBI per cápita. Un país con un PBI per cápita similar al de un país pobre no puede consagrar muchas de sus aspiraciones internacionales”, señaló el profesor Norberto Emmerich, de la Universidad de Belgrano en Buenos Aires.AlertasBrasil ha tenido una extraordinaria bonanza, gracias al boom de las ‘commodities’ como la soya, y al hecho de que se ha convertido en el aliado clave de China en América Latina. Pero este crecimiento acarrea sus riesgos. En primer lugar, el peligro de “primarización” de la economía, es decir, de convertirse en exportador de materias primas, y en importador de productos industriales. Fabián Calle, de la Fundación Taeda de Buenos Aires, dijo a El País, que uno de los principales problemas de la economía brasileña es “la apreciación del real, que favorece las importaciones, al tiempo que la economía depende cada vez más de la exportación de commodities”. Por eso, el ministro de Finanzas, Guido Mantega, que continuará en el cargo bajo el mandato de Dilma, advirtió sobre el peligro de una “guerra de monedas”, ya que el real más que duplicó su valor contra el dólar durante los ocho años del gobierno de Lula. Otro problema será recortar el gasto fiscal. Esta será una de las peleas más importantes que deberá librar Rousseff, quien ya ha dicho que quiere bajar la deuda pública, que es del 42% del PIB. Pero esto implicará recortar subsidios y programas sociales, lo cual conlleva la posibilidad de enfrentamientos con sus propias bases, ya que sus aliados del PT están exigiendo un aumento del salario mínimo. Al tiempo con la reducción del gasto, Rousseff tiene el reto de renovar la infraestructura para mantener el crecimiento económico: invertir en carreteras, puertos y aeropuertos.Uno de los problemas más graves que hereda Dilma es la inseguridad. Durante el gobierno de Lula, se llevó a cabo una verdadera pacificación de las favelas en Río de Janeiro, mediante la lucha contra el narcotráfico a través de la policía militar. Esta batalla deberá continuar.La política exteriorLula colocó a Brasil como un gran jugador de la arena mundial. Fue el inspirador de la Unasur, la organización de países latinoamericanos que ha ido ocupando el lugar de la OEA, pero también cumplió un papel a través del Bric en la pelea por mejorar los términos de intercambio internacional. La cuestión es que Dilma no tiene la altura política de Lula. Para Fabián Calle, “Dilma tiene que darse cuenta que Lula jugó muy fuerte a nivel internacional, en Honduras, Irán, Turquía, Bolivia. Ella no tiene tanto margen, porque no posee el carisma del ex presidente. Probablemente tenga que volver al centro, a realizar una política más normal”.Los retos políticosA Dilma no le será fácil reemplazar el liderazgo de Lula. Si bien tendrá a favor el control mayoritario de ambas cámaras del Congreso, la nueva presidenta no viene del riñón del PT, al cual se afilió sólo en el 2001, ni tiene la simpatía ni la historia de Lula. Su hoja de vida como técnica, su fama de mujer dura y mandona, hacen que lo suyo no sean los manejos y las negociaciones políticas. Por eso, según el analista Sergio Abranches, de la consultora Socio Dinámica Aplicada, el margen de maniobra de la nueva Mandataria será muy estrecho: “Tendrá más dificultades que Lula dentro del PT porque la figura de Lula era más grande que la del partido, mientras que la de Dilma es inferiorr”. Para Fabián Calle, “Lula y el PT van a tener un fuerte peso. La autoridad de Lula fue muy importante para Dilma durante la campaña, pero últimamente ha enviado mensajes ambiguos, como que puede volver en 2014, lo cual la debilita desde el principio”.Algunas de las dificultades ya se están notando. A contramano de las intenciones de recortar los gastos, los congresistas aprobaron el 15 de diciembre un aumento del 62% en sus dietas. De inmediato, aparecieron carteles en los aeropuertos exigiendo aumentos de salarios, y los sindicatos amenazan con recibir a Dilma con una oleada de huelgas.“Yo soy una mujer dura rodeada de hombres tiernos”, dijo Dilma de sí misma. Le tocará emplear toda su fuerza para continuar el rumbo impuesto por Lula al gigante latinoamericano.

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