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Benedicto XVI sufre dificultades para caminar, arrodillarse, viajar y conversar

¿Qué hay detrás del argumento de “falta de fuerzas”? Un amplio historial médico que no incluye enfermedades letales, pero sí gran deterioro físico.

11 de febrero de 2013 Por: Redacción de El País y Agencias

¿Qué hay detrás del argumento de “falta de fuerzas”? Un amplio historial médico que no incluye enfermedades letales, pero sí gran deterioro físico.

El Papa Benedicto XVI anunció su renuncia al pontificado

¿Cuál es realmente el estado de salud de Benedicto XVI?, ¿qué tan impedido está para seguir ejerciendo el cargo de máximo jerarca de la Iglesia Católica?, ¿fue autónoma su decisión de abandonar el Pontificado?Esas son sólo algunas de las preguntas que invaden hoy a los católicos del mundo entero, después de escuchar atónitos la declaración de un Papa – el primero en 600 años—que renuncia a su cargo argumentando “falta de fuerzas” para ejercer el máximo Ministerio cristiano.Las respuestas a estas, como a tantas otras tantas preguntas que rodean la historia de la jerarquía católica, tal vez quedarán encerradas entre los misteriosos e inaccesibles recintos del Vaticano. Pero algunos hechos y circunstancias que han empezado a conocerse horas después de que se conociera el anuncio de la abdicación, arrojan luces sobre la real condición del Papa.El Vaticano hizo hincapié el lunes en que ninguna enfermedad específica llevó a que Benedicto tomara la decisión de renunciar. Sin embargo, es un hecho claro que la salud de Benedicto XVI se ha deteriorado progresivamente, y esa situación podría empeorar en los próximos meses.Cuando fue designado en el 2005, a los 78 años, Benedicto era ya el Pontífice de mayor edad elegido en casi tres siglos. Ahora tiene 85 años y en fechas recientes ha perdido buena parte de sus fuerzas, reducido sus viajes al extranjero y limitado las audiencias públicas, por pura incapacidad física.El Papa padece artritis y se traslada al altar en la Basílica de San Pedro en una plataforma móvil, para ahorrarle los 100 metros de camino. casionalmente usa un bastón. A finales del año pasado varias personas que visitaron al Pontífice dijeron que lo encontraron débil y demasiado cansado para participar en la conversación.El cansancio del Papa representaría un diagnóstico absolutamente normal para un Pontífice de 85 años, incluso alguien que no tenga ningún problema de salud conocido y mantenga la mente ágil.El Papa ha reconocido que sufrió un embolismo hemorrágico en 1991 que le afectó temporalmente la vista, pero posteriormente se recuperó completamente. En 2009 el Papa sufrió una caída y lesiones leves, incluida la fractura de una muñeca, mientras vacacionaba en los Alpes.Un médico familiarizado con el equipo que atiende al Papa declaró el lunes que el Pontífice no tiene ninguna enfermedad que amenace su vida. Pero agregó que como muchos otros hombres de su edad, ha sufrido problemas de la próstata. Más allá de eso, el Papa está sencillamente viejo y cansado, dijo el médico a condición de no ser identificado.Según el hermano del Papa, Georg Ratzinger, el médico del Pontífice le dijo que no realizara más viajes transatlánticos. De hecho, Benedicto sólo ha viajado al extranjero una vez este año y tenía planeada una visita a Brasil en julio para participar en el Día Mundial de la Juventud de la Iglesia. Los expertos no se sorprendieron de que los problemas de salud del Papa le hagan perder fuerza. "Para alguien que tiene 85 años y sufre de artritis, las actividades de ser Papa son una batalla", dijo el Dr. Alan Silman, director médico de la organización británica Arthritis Research, que investiga esa enfermedad.El Dr. Silman dijo que Benedicto probablemente sufre de artritis ósea, que causa la pérdida de cartílago en las articulaciones y dificulta moverse sin dolor. "Arrodillarse para rezar le dolería mucho, y al levantarse el dolor sería extraordinario", explicó Silman, quien agregó que a las personas con artritis les cuesta trabajo incluso estar mucho tiempo de pie.Silman señaló que algunos medicamentos pudieran aliviarle el dolor, pero tienen efectos secundarios, como somnolencia y afectaciones del estómago, que serían más serias en una persona de edad avanzada.El médico dijo que no está claro si la artritis del Papa se le agravaría con los años. "Pudiera ser que no empeore más", dijo. "Pero parece que (la artritis) ya es avanzada, y mantener todas las actividades de ser Papa no ayuda".Joe Korner, portavoz de la Asociación contra los Embolismos de Gran Bretaña, dijo que un episodio leve de este tipo pudiera ser una señal de otro más grave en el futuro. "Creo que ya le han advertido que esto puede suceder y que tiene que cambiar su estilo de vida", dijo Korner, quien habló por ejemplo de la necesidad de reducir el estrés.Quizá por ello, este lunes el director del diario vaticano LOsservatore Romano, Gian María Vían, se apresuró a revelar que Benedicto XVI había tomado la decisión de renunciar al papado hace ya mucho tiempo, tras el viaje a México y Cuba en marzo del pasado año.En esa misma línea, el cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, aseguró en la televisión pública italiana RAI que Benedicto XVI ha decidido renunciar "sólo porque ha notado que le faltan fuerzas, aunque no capacidad intelectual, que sigue siendo extraordinariamente lúcida y fecunda".Aún así, también es claro que el Papa mantuvo esta decisión en absoluto secreto. Ni siquiera los colaboradores más cercanos del pontífice estaban enterados de la decisión antes de que ésta se anunciara durante una reunión de cardenales o consistorio que se realizaba el lunes por la mañana, con una agenda de rutina.El mismo Bertone, ‘número dos’ de la Santa Sede, señaló que la decisión " no era esperada", que ha sido " impresionante y conmovedora”. "Todos los cardenales se asombraron y se miraban unos a otros", comentó monseñor Óscar Sánchez, de México, quien estaba en la sala donde se realizó la reunión el lunes por la mañana, cuando Benedicto XVI formuló su anuncio.Y este tampoco es un hecho trivial. Según el cardenal Andre Vingt-Trois, arzobispo de parís, la decisión de Benedicto es un "acto liberador para el futuro", pues de ahora en adelante los Papas no se sentirán ya obligados a permanecer en el cargo hasta la muerte. "Se podría decir en cierto modo que el papa Benedicto XVI rompió un tabú", dijo el cardenal a la prensa en París.

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