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Así llegan los partidos de Trump y Clinton a las elecciones de Estados Unidos

Si bien los republicanos llegan divididos a las presidenciales de Estados Unidos, los demócratas también tienen importantes retos por enfrentar.

1 de noviembre de 2016 Por: Redacción de El País | AFP

Si bien los republicanos llegan divididos a las presidenciales de Estados Unidos, los demócratas también tienen importantes retos por enfrentar.

Si bien los republicanos llegan divididos a las presidenciales de Estados Unidos, los demócratas también tienen importantes retos por enfrentar. Demócratas también piensan en el Senado En primera instancia, el partido del asno, símbolo que data de 1828 cuando los adversarios políticos de Andrew Jackson insultaban su inteligencia aludiendo a ese animal, llega consolidado a la cita electoral del 8 de noviembre. No en vano obstenta el poder desde enero de 2009, luego de que  un arrollador Barack Obama obtuviera la nominación demócrata, justamente sobre Hillary Clinton, y a la postre se convirtiera en el  cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos de América. Desde entonces, el Primer Mandatario de raza negra en la historia de ese país desarrolló una política de gobierno acorde con las líneas  progresista y de centroizquierda que caracterizan los principios demócratas. Lo anterior ha permitido que el partido haya recobrado la iniciativa política y haya arrinconado a los republicanos, cuyos líderes, según analistas, se sienten amenazados por unas bases que les ayudan a ganar en carreras locales y estatales, pero que no les bastan para ganar la carrera presidencial. Según el portal de Univisión, “ese cambio es el fruto de un giro demográfico, pero también de una transformación social”.    Y agrega que en el censo hay menos blancos, más hispanos y más afroamericanos que en el 2004 y la nación norteamericana ha dejado atrás las batallas en torno a asuntos morales que definieron toda una generación. Según el análisis del portal, los demócratas son ahora un movimiento lleno de energía, luego de que muchos analistas dieran por muerto al también llamado partido azul, después de las derrotas de John Kerry y Al Gore. Pero no todos son elogios para la colectividad demócrata. En abril de este año, Joseph Kishore escribió, ad portas de la convención en la que Clinton resultó ganadora,   que “al hacer esto, los del Partido Demócrata se preparan para seleccionar a alguien que personifica la corrupta conexión entre el aparato militar y de inteligencia, y la aristocracia financiera”. Lo cierto es que, según un estudio del Cook Political Report, los ‘asnos’ deberán obtener entre cinco y siete nuevas bancas en el Senado, lo que ayudaría a acortar la hegemonía republicana en la Cámara baja. Republicanos, ‘contra las cuerdas’ por Trump El viejo gran partido, ese que vio la luz en una pequeña escuela de Wisconsin en 1854 y que tan solo seis años después llevó a la Presidencia de Estados Unidos a Abraham Lincoln, quien abolió la esclavitud, vive hoy una de sus más complejas crisis. Un candidato antisistema, que ha hecho de su carrera a la Presidencia de la mayor potencia del mundo un polvorín lleno de escándalos, declaraciones incendiarias, ha puesto contra las cuerdas al republicanismo, que se precia de defender los valores familiares, el orden, el statu quo de la economía y el patriotismo, además de muchas otras causas de carácter conservador.  Donald Trump  se ha caraterizado en los últimos meses por  darle patadas a los sistemas económico, político y de relaciones internacionales, entre mucho otros temas sensibles para la opinión  estadounidense.  El jefe del Departamento de Estudios Políticos de la Universidad Icesi, Juan Pablo Milanese, asegura que lo que hoy pasa entre los republicanos es que “están viviendo las consecuencias de su propia mecánica de elección de candidato”. Agrega que  Trump “primaria tras primaria se  apropió de las bases del partido con su discurso en contra de Washington, y  al final ganó la nominación con mucha ventaja, pero por su carácter terminó siendo contraproducente para el partido”. Yuval Levin, editor del diario conservador National Affairs, en clara referencia al Partido Republicano, dice: “Mi perspectiva  de lo que estamos presenciando  con esta elección es que es mucho más el final de algo que el principio de  otra cosa”. En un país con tanta diversidad étnica y cultural y que ya cuenta con 320 millones de habitantes, la inamovilidad del republicano  es legendaria. “Lo que se ve en el amplio espectro de los electores republicanos es un impresionante blancura, que se caracteriza además por tener más de 51 años de edad y ser además el sector menos educado de la población. A medida que el país se ha diversificado, ese partido se ha mantenido monocromático, y en lugar de permitir algunos cambios, se ha convertido en un roble inflexible de la pureza ideológica”, dijo recientemente la periodista Clare Malone.

 

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