Peor que ayer, pero mejor que mañana. Esta desalentadora expresión popular resume el sentir de los venezolanos frente al futuro que les espera tras las presidenciales de hoy, las cuales, según la mayoría de las encuestas, ganará Nicolás Maduro, pese a que ellas también arrojan que ocho de cada diez consultados califican de mala o pésima la gestión del sucesor del fallecido Hugo Chávez.
Un estudio elaborado por la Universidad Católica Andrés Bello de Caracas, Ucab, entre el 5 y 9 de mayo, y para el cual fueron entrevistadas más de mil personas, reveló que el 40 % de los interrogados no cree que los comicios abran las puertas a la resolución de los graves problemas económicos que afronta el país ni tampoco aseguren su estabilidad política.
El sentir de los ciudadanos de a pie es compartido por cuatro expertos consultados por El País, quienes coinciden en que el horizonte de la nación con las mayores reservas petroleras del mundo no es nada halagüeño.
“Independientemente del resultado de la elección, el día 21 (de mayo) el país va a amanecer todavía en una emergencia humanitaria compleja, va a seguir el deterioro de la calidad de vida de los ciudadanos y la hiperinflación. El 20 de mayo no va a cambiar absolutamente el drama de los venezolanos, al contrario, pudiera agudizarlo”, afirma el periodista especializado en temas electorales Eugenio Martínez.
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El también analista político agrega: “Aunque los estudios de opinión señalan que en una elección normal Henry Falcón o cualquier otro candidato opositor le ganaría a Maduro, en un evento tan condicionado como este, donde el Gobierno chantajea con quitarle los alimentos que subsidia a quienes no le voten, parece muy poco probable que Maduro no gane, por ello podemos esperar una radicalización en lo político y lo económico”.
En similares términos se pronuncia el politólogo Juan Manuel Track, quien asegura que el Mandatario venezolano dedicará su nuevo sexenio no a atender las demandas de las sociedad, sino a asegurarse el “control hegemónico del país”.
Por ello, dice, en el corto y mediano plazo se producirán los siguientes eventos: “Veremos cómo los partidos políticos que permanecían legalizados serán ilegalizados, pues ya ha habido amenazas en ese sentido. Veremos también una estrategia del Gobierno para recortarle el mandato a la Asamblea Nacional controlada por la oposición, y, en tercer lugar, veremos un Gobierno dispuesto a ejercer más control sobre la economía y la población, buena parte de la cual dependerá de él para satisfacer sus necesidades básicas”.
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Más tensión
Sin embargo, el experto advierte que esto no se quedará sin respuesta por parte de la ciudadanía: “Habrá un aumento del descontento popular y con él del número de protestas”.
En abril pasado, el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social (OVCS) contabilizó un promedio de 30 manifestaciones en el país, la mayoría en rechazo al mal funcionamiento de los servicios públicos y a la escasez de alimentos y medicinas.
Después de los comicios de hoy la respuesta de las autoridades a esas demandas seguramente será igual a la que ha venido dando, por lo que muchas voces dan por descontando que habrá un aumento de la represión.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos, Cidh, instó el viernes al Gobierno a que convoque “elecciones genuinas” distintas a las de hoy, que “hagan efectivo el ejercicio del derecho al sufragio libre”.
Por su parte, el director de la firma Econométrica, Henkel García, plantea que la hiperinflación y la escasez continuarán y se agravarán, puesto que “lo que necesita la economía venezolana es un cambio tan profundo, que debería involucrar un cambio de Gobierno y eso no está planteado”.
En su opinión, “Maduro dejará hoy de ser un presidente legítimo y buena parte de los países del entorno y del mundo desarrollado no lo reconocerán, lo cual agravará la situación de la economía venezolana, porque esos países se distanciarán y habrá más sanciones de Estados Unidos y de la Unión Europea”.
García agrega que el embargo judicial que la petrolera estadounidense Conoco consiguió imponerle a la estatal Pdvsa, en el marco de un juicio por la manera como Chávez le expropió en el 2007, no es un caso excepcional, sino el preludio de lo que le espera a la principal fuente de divisas del Ejecutivo venezolano.
Según el experto, el aumento de la presión internacional, combinando con la complicada situación económica, puede terminar produciendo una “fractura en el ala militar y un cambio político”.
“Creo que los incentivos son muy altos para que se dé una ruptura. Es más, ya hubo una ruptura en el chavismo, allí están (los exministros de Chávez) Jorge Giordani, Ana Elisa Osorio, (la fiscal general) Luisa Ortega Díaz y (el exministro de Petróleo y expresidente de Pdvsa) Rafael Ramírez. Pero estoy hablando de quienes siguen en el Gobierno, en particular de los militares, que son quienes pueden producir una transición”, explica.
Pero hay quienes vislumbran que la presión internacional no se limitará solo a más sanciones contra funcionarios e incluso un embargo petrolero, sino que no descartan una intervención militar.
“A Maduro y al país le esperan cosas peores. Más embargos sobre los bienes de la República y más sanciones, lo que hará que la situación de los venezolanos empeore y, por lo tanto, que el éxodo sin precedente de los últimos meses crezca, afectando aún más a los países de la región”, alerta la directora de la consultora DataStrategia, Carmen Beatriz Fernández.
Y añade: “Todo esto hace que escenarios que parecían un exabrupto, como el de una intervención militar, cobren fuerza”.
Seguirá el éxodo
Autoridades colombianas han asegurado que este año un millón de venezolanos habrán cruzado la otra orilla del río Arauca escapando de la crisis.
La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) calculan que entre 1,5 y 1,6 millones de venezolanos han salido del país desde finales de 2017.
Fernández es de la tesis de que con estas elecciones, que buena parte de la oposición y de la comunidad internacional cuestionan por considerar que carecen de garantías, el aspirante a la reelección lo que busca es forzar un nuevo proceso de diálogo que le garantice seguir en el poder.
“Maduro quiere otro proceso de negociación, pero con otra oposición encabezada por Falcón”, asegura la experta y agrega: “El problema es que quienes diseñaron el plan no contaban con que otro candidato (el pastor evangélico Javier Bertucci) se acercara tanto a Falcón y eso complica aún más esta estrategia”.
Por lo pronto, la comunidad internacional tendrá hasta el próximo 10 de enero, cuando según la Constitución de Venezuela inicia el nuevo período presidencial, para ver si su presión surte algún efecto.
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