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Así fue la despedida de Dilma Rousseff del poder

En las afueras del monumental edificio donde trabajó los últimos cinco años y medio, Dilma repartió abrazos, apretones de mano. Los opositores también celebraron.

12 de mayo de 2016 Por: Elpais.com.co | AFP.

En las afueras del monumental edificio donde trabajó los últimos cinco años y medio, Dilma repartió abrazos, apretones de mano. Los opositores también celebraron.

[[nid:535356;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/05/000_aj6mz.jpg;full;{Dilma Rousseff pidió a sus seguidores no dejar de movilizarse, luego de ser suspendida del cargo. Se dirigió a unos 500 simpatizantes de movimientos sociales, indígenas, homosexuales y representantes de minorías que la esperaban afuera de Planalto.AFP.}]]

Con espíritu combativo, sin derramar una lágrima y llamando a sus simpatizantes a movilizarse, dejó la presidencia de Brasil Dilma Rousseff mientras enfrenta el juicio político por supuesto maquillaje de las cuentas públicas.

La mandataria calificó la decisión tomada por el Senado de golpe de Estado y luego de dar un discurso público oficial tras ser notificada de la suspensión se dirigió a unos 500 simpatizantes de movimientos sociales, indígenas, homosexuales y representantes de minorías que la esperaban afuera del Palacio de Planalto. 

Rousseff se despidió del poder aplaudida por cientos de seguidores, pero a sabiendas de que probablemente nunca más vuelva a gobernar Brasil. También motivó una breve pero intensa celebración por parte de sus opositores.

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"Estoy triste, pero ustedes hacen que esa tristeza disminuya", dijo Rousseff al abandonar el Palacio de Planalto con sus 54 millones de votos en la maleta y acompañada de Luiz Inacio Lula da Silva, su antecesor y mentor político.

Ministros, asesores, diputados y senadores aliados también estuvieron allí, cabizbajos, decaídos por el fin de 13 años de gobiernos de izquierda.

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En las afueras del monumental edificio donde trabajó los últimos cinco años y medio, la primera presidente de Brasil repartió abrazos, apretones de mano, recibió flores, globos y palabras de aliento. Después subió al auto y se retiró a la residencia presidencial de Alvorada, donde concentrará las operaciones de su defensa.

Consignas como "¡Dilma, guerrera, del pueblo brasileño!" y "¡Golpistas, fascistas, no pasarán!" sonaron con fuerza dentro y fuera de Planalto.

"Ya esperábamos este resultado, por eso quizás vino menos gente. Pero yo estoy aquí celebrando y aquí seguiré resistiendo", aseguró por su parte Silvia Ramos, de 34 años, con la cara pintada de los colores verde y amarillo de la bandera de Brasil.

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Antes de ceder su oficina al presidente interino Michel Temer, la mandataria se dirigió al país.

"A los brasileños que se oponen al golpe, sean del partido que sean, les hago un llamado, manténganse movilizados, unidos y en paz", dijo desafiante.

En su último discurso a la nación, vistió de blanco y no del rojo característico del Partido de los Trabajadores, PT, con pantalones negros y pendientes de perlas.

Al entrar a la sala, mantuvo su siempre severo carácter y mandó a callar las consignas y parar los aplausos para comenzar a hablar, rodeada de todos sus ministros, diputados y senadores.

Entre ellos estaba Katia Abreu, que se rebeló contra su partido, el mismo de Temer, para mantenerse al lado de su amiga Dilma.

"La primera mujer en presidir Brasil, honesta, capaz, con espíritu público, una mujer de bien, ha sufrido un impeachment injustamente sin haber cometido ningún crimen", dijo a la AFP con los ojos hinchados por las lágrimas.

También estaba Eleonora Menicucci, que fue su compañera de celda de Dilma Rousseff durante los oscuros días de la dictadura y hasta hoy fue responsable de la Secretaría para Asuntos de las Mujeres.

La lucha

El rostro cansado no se dejó vencer a la hora de repartir sonrisas para agradecer el apoyo bajo el sol infernal del mediodía en Brasilia.

No había mucha gente, lejos de la masiva fiesta que se reunió para recibirla cuando asumió el poder el 1 de enero de 2011. Su militancia también está resignada.

"¡Fuera Temer!", "¡Gobierno ilegítimo", gritaban. "Yo voté por Dilma con Temer, no por Temer", dijo a la AFP Vinicius Vitoi, un funcionario público de 54 años que llevaba una pancarta en la que se leía: "Temer traidor".

Temer y su partido de centro, el PMDB, rompieron en marzo la alianza que mantenía a flote al gobierno y asumieron la bandera del impeachment.

"Pensé que a partir de ahora sólo iríamos para adelante, qué iba a pensar que a estas alturas íbamos a retroceder tanto", señaló Thelma Rodrigues Brasil, una jubilada de 66 años.

Desde los grandes ventanales de Planalto, muchos funcionarios vieron a Dilma partir.

Marcia Kumer (56) era una de ellas. Bañada en lágrimas, le entregó unas flores a la presidenta al terminar su discurso.

"Le dije: 'Querida, estamos juntos'. Ella me agradeció y me respondió: 'Seguiremos adelante'", narró.

Después de caminar casi una cuadra, el auto le esperaba. Antes de partir, dio algunos pasos atrás, miró a Planalto y les lanzó un beso.

Y a toda velocidad se perdió en la enorme avenida que conduce a su nuevo destino... La lucha, una de las últimas palabras de su último discurso.

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