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Así es la Cuba que descubre Barack Obama en su histórica visita

Por primera vez en 88 años un mandatario de EE. UU. pisó la isla, pero muchos consideran esta visita más simbólica que política. Bloqueo comercial y Guantánamo, pendientes.

20 de marzo de 2016 Por: Lucy Lorena Libreros | Periodista de El País - con apoyo en información de la Agencia Afp.

Por primera vez en 88 años un mandatario de EE. UU. pisó la isla, pero muchos consideran esta visita más simbólica que política. Bloqueo comercial y Guantánamo, pendientes.

La carta iba dirigida a Ileana Yarza, una cubana de 76 años que ha visto pasar la vida desde su casa del Vedado, un céntrico barrio de La Habana. Llegaba desde Washington, envuelta en un sobre con membrete de la Casa Blanca y firmada de puño y letra del hombre que le arrancó lágrimas de alegría la noche del 4 de noviembre de 2008 cuando se convirtió en el primer presidente negro de Estados Unidos. Lea también: Cuba rechaza negociar cambios internos con EE.UU. por visita de Obama

Las de Barack Obama eran líneas breves y cálidas: “Agradezco su poyo a lo largo de los años y espero que esta nota —que le llega a través del primer vuelo de correo directo entre Estados Unidos y Cuba— sirva como recordatorio de un nuevo capítulo brillante en la relación entre nuestras dos naciones”.

  Se trataba de un mensaje largamente esperado. Ileana completaba ya varios años recordándole al Mandatario, en numerosas misivas, su admiración, y también su anhelo de que visitara la isla y  le aceptara la invitación de tomarse junto a ella un sabroso café cubano. 

Ese sueño, que comparten otros miles de cubanos, se cumplirá finalmente hoy cuando el  moderno Air Force One aterrice en la tarde en el aeropuerto internacional José Martí de La Habana para una histórica visita: será la primera vez, en 88 años, que un presidente estadounidense en ejercicio pise la tierra de los Castro. 

El último en hacerlo, a bordo de un buque de guerra, había sido el republicano Calvin Coolidge, en 1928, para  participar de la VI Conferencia Panamericana, germen de lo que acabaría convirtiéndose en la Organización de Estados Americanos, OEA.

Años después llegaría Jimmy Carter, pero no precisamente cuando movía los hilos del mundo desde el despacho oval. Sucedió en  2002, ya anciano y mucho después de que, como presidente,  por allá en los albores de los 80, suspendiera el espionaje aéreo de Estados Unidos sobre Cuba, convencido de que sería un primer paso para destrabar las relaciones diplomáticas entre ambos países.

   La tarea vendría a completarla,  casi cuatro décadas más tarde, otro demócrata, Barack Obama. Y en la isla están felices. Quien lo cuenta desde un correo electrónico es Juan Guillermo Cruz, historiador cubano que ha seguido con interés lo sucedido en su país desde la foto de ese inolvidable apretón de manos de Raúl Castro con el actual mandatario gringo, el 17 de diciembre  2014, tras  medio siglo de relaciones rotas.

Cruz tiene las cosas claras: “esta visita es importante para  Obama porque está ávido de algún triunfo en su política exterior. Viene de fracasar en sus intentos de poner orden en Iraq y Siria; en sus posturas frente a  Putin y el loco Kim Jong-Un con sus misiles balísticos en Corea del Norte”. 

 Y destaca  el deseo del Presidente afroamericano de trascender su viaje más allá de la formalidad de una visita de Estado: “En su agenda planea reunirse con líderes opositores del régimen de Castro y eso ha caído bien entre el pueblo cubano, cada vez más desgastado por las restricciones  del régimen”.

Juan Miguel Valdés, un periodista que intenta documentar la realidad de su país a través de un blog que el gobierno cubano ha intentado bloquear varias veces, asegura que en la isla durante las últimas dos semanas se vive un ambiente de gran acontecimiento.

 “No se puede decir que Cuba ha cambiado drásticamente desde que se restablecieron las relaciones diplomáticas. Pero cada suceso que ha llegado después de eso nos ha representado una felicidad de niño con juguete nuevo, como el restablecimiento de vuelos y correos comerciales desde Estados Unidos. Algo natural en otros países, pero para nosotros ciencia ficción”. 

 Lo comprobó en julio del año pasado, cuando los cubanos comenzaron a comentar por las calles que   EE. UU. y Cuba restablecían formalmente sus vínculos diplomáticos. Un mes más tarde, John Kerry se convertía en el primer secretario de Estado norteamericano en pisar Cuba en más de medio siglo. Lo hacía para reabrir formalmente la embajada estadounidense en La Habana e izar la bandera con las barras y estrellas en pleno Malecón.

Pero otros asumen la visita de Obama con moderado optimismo.  Yoanni Sánchez —la bloguera que puso en jaque varias veces a Fidel Castro con las denuncias de su blog Generación Y—  reconoce que “la llegada de Barack Obama a la Isla será una situación inédita para todos los cubanos, pero no dejará de ser una visita más simbólica que política”. 

 La filóloga y periodista se pregunta ¿cómo reaccionarán los cubanos? Y se responde: “Con alegría y alivio. Aunque será poco lo que pueda hacer Obama por cambiar una nación donde los ciudadanos hemos permitido una dictadura, su visita tendrá un fuerte impacto simbólico. Nadie niega que el inquilino de la Casa Blanca resulta más simpático y popular que el anciano y poco carismático general que heredó el poder por vía sanguínea”.  

Y lanza enseguida otra reflexión: “No será lo mismo ver a Raúl Castro y a Barack Obama darse la mano en Panamá, que ese mismo encuentro en  territorio cubano que hasta hace poco estaba lleno de vallas contra ‘El imperio’ y burlas oficiales al Tío Sam”.

Sánchez está segura de que en las calles se vivirá con entusiasmo la visita. “Para la población negra y mestiza, el mensaje es claro  en un país donde una ‘gerontocracia’ blanca controla el poder. Quienes tengan una camiseta con el rostro de Obama la lucirán orgullosos, aprovechando la permisividad oficial. La cerveza Presidente (edición inspirada en Obama) se agotará en las cafeterías, donde se escuchará en voz alta la frase ‘dame dos Obamas más’. Y Fidel Castro morirá un poco más en su custodiado refugio habanero”.

Es que los cubanos se han vestido con sus mejores trajes a la espera de Obama, su esposa Michelle y sus hijas Sasha y Malia. Las calles céntricas fueron reasfaltadas, cuadrillas de obreros pintaron las fachadas de edificios importantes, se pusieron plantas en las macetas y se remarcó el borde de las aceras del Malecón con pintura blanca y negra, lugares por donde se espera transite la comitiva presidencial.

Pero la efervescencia pasará, una vez Obama abandone la isla el 22 de marzo. Lo cree el historiador Cruz pues sabe que el mandatario estadounidense no logrará resolver dos de los temas que más angustian a Cuba en sus relaciones con el país del Norte: el cierre de  la cárcel de Guantánamo, donde permanecen 91 sospechosos de los ataques del 11-S, y el desbloqueo comercial contra la isla para el que Obama no ha conseguido un apoyo mayoritario en un Congreso de mayoría republicana.

   Lo cree también el periodista Valdés, quien dice que Obama es un político que “no pasa de las buenas intenciones. Total, aquí seguiremos  ganando salarios de menos de un dólar por día, que nos ubica debajo del umbral de pobreza extrema que establece la ONU. Seguiremos intentando vivir del turismo que prostituye a nuestras mujeres, y sin industria. Antes de la revolución el sector azucarero era capaz de producir 2 toneladas de azúcar en 30 días. Hoy nos toma seis meses”. 

En su opinión esta visita solo  tendrá sentido si sirve para presionar ese  embargo comercial que fue impuesto “para presionar un cambio del modelo político que  agobia a los cubanos”.

Obama lo sabe, pero se excusa con cierta gracia: “Se trata de un bloqueo que comenzó cuando yo ni siquiera había nacido”.

(*) Con apoyo en información de la Agencia Afp.

 Pendientes Guantánamo: EE.UU.  y Cuba no se ponen de acuerdo sobre los terrenos donde se encuentra esa base naval gringa. Castro ha reclamado  la devolución de esos 117 kms cuadrados.Derechos humanos:  En marzo se reunieron en Washington delegaciones de ambos países para discutir ese tema. EE.UU. insiste en que quiere ver mejoras.

 

Embargo:  Cuba pide que se levante el embargo económico.  Pero,  al tratarse de una ley, solo puede ser retirado por el Congreso, donde hay un grupo de férreos defensores de esta medida histórica.

[[nid:517632;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/03/000_mvd6754755.jpg;full;{Ondeando y luciendo los colores de la bandera estadounidense, los cubanos manifiestan sus expectativas ante la visita del presidente Barack Obama a la isla, en el marco del proceso de normalización de relaciones iniciado en diciembre de 2014. Video: Agencia AFP}]]

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