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Al hiperpresidente Sarkozy se le apaga su estrella

Las frivolidades y problemas éticos del Mandatario exasperan a los franceses. Hasta la prensa que antes lo cortejaba, hoy lo descalifica. Es considerado como un verdadero actor, que vive y actúa para un mundo demasiado acostumbrado al cine.

19 de septiembre de 2010 Por: Diego Muñoz, corresponsal de El País en España.

Las frivolidades y problemas éticos del Mandatario exasperan a los franceses. Hasta la prensa que antes lo cortejaba, hoy lo descalifica. Es considerado como un verdadero actor, que vive y actúa para un mundo demasiado acostumbrado al cine.

Dicen quienes lo conocen, que el día en que fue liberada Íngrid Betancourt en la ‘Operación Jaque’, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, montó en cólera, no sólo porque se había quedado por fuera del show mediático que significó la salida de la selva de la rehén tras seis años de secuestro, sino también porque el entonces presidente Álvaro Uribe no le informó sobre lo que estaban planeando los militares colombianos. Sólo al final, cuando ya había sido liberada, cuando la prensa había dado la noticia, el entonces ministro de Defensa. Juan Manuel Santos. hizo la llamada correspondiente al Palacio del Elíseo.Y es que Sarkozy había estado impulsando todo un proceso de conversaciones que al final no condujo, como se esperaba, a la liberación de Betancourt, quien también es ciudadana francesa. El Presidente se había ofrecido, tal como lo hizo con los rehenes liberados en Yemena, con quienes llegó hasta París y de paso dejó a tres azafatas en Madrid, de ir a recogerla hasta la frontera colombiana con Venezuela y en compañía de Hugo Chávez, en el caso de que las Farc accedieran a dejarla en libertad. Hasta entonces más que un político ejerciendo el poder en uno de los países mas importantes de la tierra, este hijo de inmigrantes húngaros, había sido antes que nada una estrella mediática, o como dice el periodista Jean Serroy de Le Monde, un “hiperpresidente”.“Y no lo es -agrega Serroy- porque de hecho acumule todas las funciones (presidente, primer ministro, ministro, etc), lo es porque a esta hiperactividad funcional se le suma una hiperimagen, cuyo modelo no es otro que el del cine y el ‘star-system’”.Tanto Serroy como su compañero Gilles Lipovetsky consideran al Mandatario galo como un verdadero actor, Sarko, que vive y actúa para un mundo demasiado acostumbrado al cine. De hecho, dicen, no es gratuito que su esposa Carla Bruni sea una estrella mediática y haya grabado con Woody Allen hace muy poco.“Sarko es una estrella cinematográfica, -explica Serroy- que hace cosas propias de los actores de cine, que recibe a personajes como Tom Cruise, que tiene amigos actores y cuyos amores secretos y supuestos son con actrices. Y no sólo eso, todo en su manera de ser remite al cine: el look, lo gestual, sus maneras, la forma de proyectarse, es una especie de Rambo, de Supermán o de Indiana Jones a la francesa”.Sea como sea, ha pasado tiempo desde que el Presidente francés obtenía una aceptación por encima del 50% y que poco a poco se fue reduciendo. En julio pasado, por ejemplo, era apenas del 26%, en agosto del 30%, recuperando cuatro puntos.Pero para quienes ven como un síntoma de desgaste las protestas de los obreros y sindicatos por la crisis económica y la rebaja de las pensiones, la persecución de los gitanos rumanos y los escándalos propios y de sus ministros, Sarkozy se situará en el 20% de aceptación cuando termine este mes, el más bajo de su mandato. Hoy por hoy, el 62% de los franceses no desea que Sarkozy se presente de nuevo a las elecciones del 2012.¿Qué ha pasado para que las revistas francesas le hayan dado la espalda al punto de abrir sus portadas con títulos duros contra él?Pasaron muchas cosasPor un lado, una ruptura de las románticas relaciones entre la prensa y el Presidente, que hizo que de la misma manera como la primera se nutrió de sus grandes golpes de efecto, utilice hoy las desgracias del Mandatario.“Se terminó esa alianza objetiva económico-política -dice el sociólogo del Instituto Mediascopie de París, Denis Muzet- y como era de esperarse, los periodistas por naturaleza iconoclastas, destrozan los iconos que ellos mismos han ayudado a crear. Como la forma de gobernar de Sarkozy está basada en la emoción y la pasión, desencadena ahora reacciones emocionales y pasionales que pueden ser igual de excesivas en el rechazo como en la celebración”.Esa relación se vino abajo tras una serie de escándalos que involucraron al propio Presidente o a sus ministros, al manejo de la crisis y el bajo crecimiento económico, al anuncio de recortar las pensiones, a la persecución contra los gitanos rumanos y la idea de un amplio sector que Francia ha perdido el rumbo moral.Para el politólogo Stéphane Rozes Francia vive una situación extraña.“Por un lado -explica- resiste relativamente bien ante la crisis económica, pero su Presidente afronta una crisis moral que exaspera a sus conciudadanos”, dice.Sarkozy ha defendido a capa y espada su política de expulsión de los rumanos, apoyada hoy por su homólogo italiano, Silvio Berlusconi, que ya los expulsó de su país, y se muestra decidido a seguir desmantelando los campamentos a pesar de la amenaza de sanción de la Comisión Europea.“La mayoría de los partidos de derecha -explica el politólogo español Andrés Aguirre Baldón- han tratado de relacionar de manera directa inmigración con delincuencia y en el caso de los gitanos, han servido de chivo expiatorio tanto en Italia como ahora en Francia, aunque sea un colectivo que sin duda comete muchos delitos”.El Gobierno francés va a endurecer la Ley de Inmigración tras una reforma que debe ser aprobada a finales de septiembre y que contempla por ejemplo la expulsión del país, la pérdida de la nacionalidad a los extranjeros que cometan cierto tipo de delitos y un castigo para los polígamos.La Comisión Europea ha dicho que no le queda otra opción de abrir un expediente a Francia por su actitud frente a los rumanos gitanos.Viviane Reding, vicepresidenta y responsable de Justicia y Derechos Fundamentales, ha expresado su indignación, “no sólo por la expulsión, sino también por las mentiras de parte de Francia ya que dichas expulsiones han sido, contrario a lo que dijo siempre el Gobierno, una orden del propio Ministerio del Interior”.En medio de duras críticas por esta política contraria a las dictados de la Constitución francesa, el Gobierno ha tenido que afrontar una marcha nacional de trabajadores que piden que no se reforme el sistema de pensiones.Esta reforma debe ser defendida en el Congreso por el ministro de Trabajo, Eric Woerth, debilitado por un escándalo en el llamado caso L’Oreal, cuya dueña Lilianne Bettencourt posee una de las mayores fortunas de Francia. Se mezclan entre otras cosas en este caso, el trato de favor, el fraude fiscal y las acusaciones de financiación ilegal de la Unión por un Movimiento popular, el partido de Sarkozy.Como si fuera poco, el diario Le Monde ha anunciado que va a denunciar al Gobierno francés por violar el secreto de las fuentes y montar un dispositivo de espionaje para tratar de dar con la persona que estaba filtrando a la prensa los detalles del caso L’Oreal el pasado mes de julio. Por ahora la denuncia de Le Monde está en curso, y en ella acusa al Gobierno de violar la ley que protege las fuentes de información. Dicha ley, impulsada por el propio Sarkozy prohíbe esta clase de investigaciones sobre personas que filtran datos a los periodistas. No es todo. Si alguien pensaba que aquí terminaban los dolores de cabeza del Presidente francés, estaba equivocado. Esta semana han salido dos libros sobre su esposa la cantante y modelo Carla Bruni, una biografía no autorizada de Besma Lahouri, titulado ‘Carla, una vida Secreta’ y el otro ‘Carla y los ambiciosos’ de Michaël Darmon e Yves Derai, que narra la vida de la Primera Dama, desde el momento en que se casó con el Presidente.“Lo que se dice aquí en París -explica la estudiante colombiana Norma Villegas García- es que los consejeros de Sarkozy están analizando la posibilidad de perseguir judicialmente a la autora de ‘Carla, una vida secreta’, ya que las partes que se han filtrado a los medios, han enojado de nuevo al Presidente. La autora nunca entrevistó a Bruni, pero sí a muchos de sus amigos que hablan sin tapujos de sus amores de cuando era joven. Los abogados de la editorial han revisado una y otra vez los originales para evitar el riesgo de perder algún proceso emprendido por el Presidente o su esposa”.Con todos estos frentes abiertos, al Presidente francés le falta, sin embargo, un día difícil. Este 23 de septiembre cuando los sindicatos y los obreros vuelvan a salir a las calles para protestar por la política de pensiones tal y como lo hicieron el pasado 7 de septiembre cuando se volcaron en una masiva protesta más de un millón de personas en París.Y es que Sarkozy quiere triunfar donde todos los demás han fracasado, en la reforma del sistema de pago de pensiones.“Las cosas en Francia están muy difíciles -dice Carlos Godoy Piñeres, colombiano que vive en París desde hace seis años- los sueldos como en el resto de Europa se han estancado, pero los precios de las cosas han seguido subiendo, se ha perdido poder adquisitivo”.Con tantas heridas abiertas, nadie ha reparado, por ejemplo, el esfuerzo del Gobierno por emparejar por ley los salarios de las mujeres a los de los hombres que hagan el mismo trabajo. Las pocas voces que se han escuchado han calificado la medida de extraordinaria, pero nadie mira esto, las miradas están dirigidas a los movimientos de su ‘hiperpresidente’, el hombre que quiere ser el centro de todo, en lo bueno y en lo malo.

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