La teoría de que el Mundial no ha sido fácil, por lo menos el arranque, para los favoritos, se comprobó una vez más este miércoles con el apurado triunfo de España 1-0 sobre la modesta, pero buena selección de Irán.
Antes del partido se especulaba de una goleada ibérica para cuadrar caja después del flojo inicio con ese empate 3-3 frente a Portugal.
Y es que los que vaticinaban muchos goles para la roja, en este partido de blanco, no estaban exagerando. En un lado había un equipo súper millonario, con jugadores que militan en los mejores clubes del mundo como Real Madrid y Barcelona, y en el otro estaba un onceno cuyo jugador mejor ubicado, el defensa Ehan Safi, actúa en el Olympiacos de Grecia.
Eso demostraba que las diferencias eran abismales entre uno y otro.
Pero no sucedió lo mismo en la cancha donde, como dicen los mismos jugadores y técnicos, es una pelea de once contra once detrás de un balón.
Y con esa mentalidad salió Irán al gramado del Arena Kazán. Le jugó mano a mano a España, le copó todos los espacios, neutralizó a los mejores hombres de la Roja y se defendió tan bien que en el primer tiempo los dirigidos por Fernando Hierro no tuvieron una opción clara de gol, y definieron el partido a los 54 minutos en una jugada extraña en la que intervino Diego Costa.
Los 45 iniciales fueron mejores para Irán que para España. Iniesta muy poco pesó, Isco fue de ráfagas, Lucas Vásquez naufragó por una banda y Costa tuvo que pelear solo contra los zagueros rivales.
Irán, entre tanto, hacía su negocio y hasta le alcanzaba para meter algunos contragolpes que pusieron en evidencia el poco entendimiento entre Piqué y Ramos.
En el minuto 54, cuando España estaba más enredada, apareció una jugada que inició Iniesta, se la dio a Costa y cuando el delantero giró, el balón dio en un defensa y después rebotó en Costa para el 1-0.
Fue la única acción de peligro de España porque sufrió después con algunos parpadeos, como una acción terminando el encuentro en el que Mandi Taremi se atragantó de gol, perdiendo el empate.
Al final ganó España, un triunfo que le permite mirar ya la fase de octavos del Mundial, pero no la tuvo tan fácil, ratificando lo que se vio en las primeras jornadas con las dificultades de los grandes para superar a los llamados chicos.
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