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Video: Así fue la llegada a Cali y el recibimiento al sargento César Augusto Lasso

El exsecuestrado tendrá un recibimiento en el comando de la Policía, una misa de acción de gracias en la Catedral, visitará la sede del Deportivo Cali en la tarde y en la noche será recibido por sus vecinos, al oriente de Cali.

18 de abril de 2012 Por: Elpais.com.co

El exsecuestrado tendrá un recibimiento en el comando de la Policía, una misa de acción de gracias en la Catedral, visitará la sede del Deportivo Cali en la tarde y en la noche será recibido por sus vecinos, al oriente de Cali.

El sargento César Augusto Lasso habló poco en su regreso a Cali. El suboficial prefirió abrazar a los familiares que no veía desde antes de su secuestro y permanecía callado, mantenía fija la mirada y se quedaba pensativo. El día en el que fue liberado, el 2 pasado de abril, estuvo con sus familiares más cercanos. Después de 13 años y 4 meses de secuestro se reencontró en Villavicencio y Bogotá con su madre, sus tres hijos, sus siete hermanos y nueve sobrinos. Le faltaba ver a sus tíos y a sus primos, que lo esperaron “con ansias” en la capital del Valle, estas dos últimas semanas.El sargento salió del muelle internacional del aeropuerto Alfonso Bonilla a las 9:20 a.m. Algunos primos y tíos lo abrazaron. Las mujeres lloraban, él las sujetaba fuerte y se mecían de un lado a otro. Los periodistas lo cercaron y él aprovechó para cantar con la orquesta de la Policía el tema ‘Libre’ de Nino Bravo. Luego contestó algunas preguntas. Señaló que sentía que estaba “pisando un poco más piso firme”. Recordó a Daniel Lasso, su padre. Relató que se enteró de su muerte por un guerrillero. El sargento César Augusto expresó que hasta su fallecimiento, el 1 de junio de 2009, supo que su padre “fue feliz con la familia que tuvo, que es lo más importante para un ser humano”.SaludosUna buseta de la Policía lo transportó desde la terminal aérea al comando de la institución. En la Carrera Primera lo esperaban estudiantes de colegios y auxiliares de la Policía que lo saludaban con las manos arriba y le gritaban “bienvenido a la libertad”.El suboficial hizo una parada en la Calle 62. Le dio la mano a varios niños y les acarició la cara. “Es una buena sensación, sentir de nuevo el cariño de la gente”, explicó. Compró dos aguacates por $2.000 a una vendedora ambulante, le besó la mejilla, la abrazó y regresó al bus.Patricia Lasso, hermana del suboficial, comentó que en el interior del vehículo su hermano estaba sorprendido por toda la gente que lo saludaba desde los andenes. “El decía que parecía mentira”, recordó. César Augusto se asombró con el MÍO y le dijo a sus familiares que en los próximos días quería darse un paseo abordo de los articulados.La hermana del sargento dijo que su hermano no visitaba a Cali desde agosto de 1998. Su familia llegó hace 20 años a la capital del Valle desde Santa Rosa, Risaralda. Allí vive gran parte de su familia y amigos que él espera visitar el próximo sábado. “Hubiera querido llegar allá de sorpresa”, expresó Lasso, con una sonrisa.Nuevo hogarLuego de la bienvenida y el desayuno en el comando de la Policía, Lasso llegó a las 12:00 m. a la celebración de una misa en la catedral de San Pedro. Allí se encontró con otros familiares. “Quiero que nos hable de todas esas tristezas y alegrías que dejó en la selva. Son trece años. Lloré y me quedé pasmada de la emoción. Llegó con el mismo espíritu: es un hombre noble, que sirve a la gente”, comentó su tía materna Miriam Monsalve.Durante la homilía el sargento se sentó con su madre, Fabiola Monsalve, en la primera fila. Todo el tiempo la mujer le sujetó la mano izquierda y lo acarició con sus dedos. Lasso a veces miraba para saludar o ver que hacían sus familiares. Fabiola a veces le daba palmaditas en la mano y le pedía que mirara al frente.“El llegó con la misma sonrisa. Todavía conserva esa alma de niño. Él siempre quiso estar pendiente de todo, no ha dejado de ser el hermano mayor”, recordó una de sus primas.A las 2:00 p.m. el sargento llegó a su casa. Al frente había una tarima de la orquesta de la Policía y dos carpas donde lo esperaban sentados sus vecinos.Uno de ellos le regaló un gallo, Pepe, criado desde hace nueve años. Se lo entregó ‘vestido’ con un par de medias y tres cintas con los colores de la bandera de Colombia. El suboficial comentó entre risas que “está viejo, la carne ya debe estar dura”.

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