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Una colombiana le devuelve el nombre a las víctimas de la dictadura chilena

En 1990 Jiménez tenía 22 años y encabezaba el grupo de las primeras mujeres disectoras en el Instituto de Medicina Legal en Colombia. Estaba haciendo su práctica en la morgue de Bogotá, era la encargada de hacer la limpieza en el recinto y de suturar los cadáveres, “hacia de todo”.

6 de marzo de 2011 Por: Daniel Suárez Pérez, Reportero de El País

En 1990 Jiménez tenía 22 años y encabezaba el grupo de las primeras mujeres disectoras en el Instituto de Medicina Legal en Colombia. Estaba haciendo su práctica en la morgue de Bogotá, era la encargada de hacer la limpieza en el recinto y de suturar los cadáveres, “hacia de todo”.

Los militares que apoyaban la dictadura de Augusto Pinochet enteraron a sus víctimas en terrenos baldíos cercanos a las guarniciones, entre 1973 y 1990. Ante la sospecha de que las fosas iban a ser descubiertas los cuerpos fueron exhumados ilegalmente con retroexcavadoras, gran parte de los restos fueron arrojados al mar desde helicópteros. La operación fue nombrada por el ex dictador como Retiro de Televisores.“Por la manera en que se hicieron las exhumaciones no hemos recuperado un cráneo o el hueso de una pierna, sino pedacitos de 5 u 8 centímetros que son piezas óseas aisladas como los huesos de los dedos de las manos o los pies, vértebras, pequeños fragmentos de costillas o los dientes que seguramente se quedaban en los sitios”, explicó Alejandra Jiménez Mora, odontóloga forense colombiana. Desde el 2006, la experta es la encargada de coordinar los programas de identificación de las víctimas de la dictadura en Chile y las causas de su muerte, entre ellas la del ex presidente Salvador Allende.En 1990 Jiménez tenía 22 años y encabezaba el grupo de las primeras mujeres disectoras en el Instituto de Medicina Legal en Colombia. Estaba haciendo su práctica en la morgue de Bogotá, era la encargada de hacer la limpieza en el recinto y de suturar los cadáveres, “hacia de todo”. Al año siguiente Alejandra tenía su título universitario y se convirtió en la segunda odontóloga forense colombiana. También fue delegada para abrir la primera oficina de búsqueda de personas desaparecidas en Bogotá.Allí asesoraba a los familiares de los desaparecidos y los acompañaba en el reconocimiento de sus cuerpos. “En el país existía la duda de quién debía atenderlos”, recordó Jiménez. Para ese año, los chilenos ya tenían resuelta esa duda: eran gobernados por una democracia que había iniciado un proceso para conocer la verdad sobre el paradero de las víctimas del régimen de Pinochet desde 1973 a 1990.Hasta el 2006 el Gobierno chileno gozaba de una alta confianza de la ciudadanía en el proceso de verdad, justicia y reparación. Quienes encabezaban los grupos que secuestraban, torturaban, asesinaban y desaparecían a los opositores del régimen, habían confesado sus crímenes contra 1.300 personas. En marzo de ese año, 48 de 96 esqueletos exhumados del Cementerio General de Santiago de Chile tenían inconsistencias en su identificación. Sus familiares ya había recibido los cuerpos, pensando que eran sus allegados. La presidenta de Chile Michelle Bachelet y el Servicio Médico Legal convocaron a expertos en antropología y genética para mejorar la calidad de los procesos de identificación. La decisión fue la de crear el Programa de Derechos Humanos. Entre los convocados estaban el director de Medicina Legal en Colombia, Máximo Alberto Duque, quien recomendó como coordinadora del programa a Jiménez.Trabajar sin descanso“Yo tengo una labor de gestión y liderazgo que sitúa a cada punto de la ciencia en el lugar indicado. Trabajo con un equipo conformado por 40 especialistas: arqueólogos, antropólogos, médicos, odontólogos y genetistas de varias partes del mundo”, comentó Jiménez.Un profesional del equipo de trabajo que no quiso revelar su nombre, manifestó que “ella ha logrado que la sociedad volviese a confiar en la labor forense. Ha tenido el apoyo de muchos otros actores, pero ella lo ha dirigido, lo cual es un gran logro, tiene una gran capacidad para hacerlo”. El funcionario añadió que “es una persona extrovertida, graciosa, encantadora, muy trabajadora, al extremo de que muchas veces no almuerza o come una fruta para seguir trabajando. Ha percibido la urgencia que significa en Chile la identificación de los desaparecidos”.Restos que relatan historiasJiménez comentó que hasta el momento ha atendido 80 casos que “son de altísima complejidad, más que una estadística es que se han podido resolver casos de más de 30 años, el paso del tiempo hace lo suyo. El desafío también ha sido el de recomponer lo que ese ser humano fue”.La odontóloga forense recordó que su trabajo lo inició porque se dio cuenta que podía mitigar el dolor de los familiares de un ser querido que desaparece y luego es encontrado muerto. “Fui educada por mis padres con un sentido de la humanidad para con los otros y la responsabilidad de uno como ser humano”.La experta indica que “la humanización está en resistirse a creer que el ser humano es un objeto de estudio, en la vida o en la muerte. Pasa por el aprecio mismo por la especie, por el sí mismo, porque aunque ese esqueleto esté desprovisto de vida, está cargado de historia, es un humano, es un congénere, un igual”.La muerte no se cuenta con números Alejandra comparte la idea de que la diferencia entre Chile y Colombia en los procesos de verdad, justicia y reparación reside en que ahora los chilenos buscan las respuestas de una violencia que los marcó en el pasado, mientras los colombianos indagan por hechos violentos que los afectan en el presente.Sobre las “lecturas sociales de la muerte” comentó que en Chile “un hecho de violencia resiente a la sociedad. La muerte de una persona de forma violenta hace que la ciudadanía se pregunte por los responsables y de lo que pasó. Uno se encuentra que pocos días después la prensa está publicando en qué van las investigaciones. Hay una gran conciencia del valor de la unidad en la sociedad chilena para cuestionar las responsabilidad del Estado”.Jiménez expresó que en otros países que viven una situación de violencia diferente “se ve la muerte desde los números y creo que no hay una historia que conmueva más que otra, todas son aterradoras. En Colombia los ríos, son ríos de muerte, los cadáveres flotan y van de un lado a otro. El campo colombiano está cultivado de muerte”.¿Cómo murió Allende?Patricio Bustos, director del Servicio Médico Legal de Chile (SML) anunció a los medios a finales de enero pasado que el equipo liderado por la odontóloga forense Alejandra Jiménez, dilucidar las circunstancias de la muerte del ex presidente chileno Salvador Allende, fallecido el 11 de septiembre de 1973 durante el golpe de Estado que derrocó a su gobierno.El grupo será el encargado de hacer una evaluación de la autopsia realizada el 12 de septiembre de 1973 por el tanatólogo José Luis Vásquez, al cadáver del ex presidente. En Chile existe el debate respecto de si Allende se suicidó o fue asesinado por terceros. Bustos comentó que “no se tiene considerado hacer una exhumación, a menos que el magistrado considere hacerlo”. La odontóloga colombiana explicó que hasta el momento no hay un decisión judicial para iniciar los procedimientos.

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