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Tribunal de Cali llama a juicio a oficial del Ejército por masacre de Buga en 2001

Se trata del coronel Jorge Alberto Amor Paéz quien estaría detrás de la masacre perpetrada por el 'Bloque Calima', en los corregimientos de Alaska, Habana y Tres Esquinas.

6 de marzo de 2014 Por: Elpais.com.co | Colprensa

Se trata del coronel Jorge Alberto Amor Paéz quien estaría detrás de la masacre perpetrada por el 'Bloque Calima', en los corregimientos de Alaska, Habana y Tres Esquinas.

La Unidad de Fiscalía Delegada ante el Tribunal Superior de Cali revocó la decisión de un Fiscal de esa ciudad del 21 de septiembre de 2011 en la que había precluido la investigación del coronel Jorge Alberto Amor Paéz, y en su lugar ordenó llamarlo a juicio como presunto responsable por omisión impropia del delito de homicidio en persona protegida. Los hechos están relacionados con la masacre a 24 personas, entre ellos menores de edad, quienes murieron en manos de miembros de estructuras paramilitares del 'Bloque Calima', cuando el coronel fungía como comandante del Batallón Palacé de Buga. Los asesinatos ocurrieron el 10 de octubre de 2001 en los corregimientos de Alaska, la Habana y Tres Esquinas, jurisdicción del municipio de Buga, Valle del Cauca. En su determinación de segunda instancia, se argumentó que el hoy coronel “en su condición de comandante del Batallón Palacé de Buga, era competente funcional, territorial y materialmente para desplegar los deberes de protección a los derechos a la vida y honra de los habitantes de Alaska, La Habana y Tres esquinas”. Además en que su condición de comandante de la guarnición militar conocía de manera concreta sobre la probable incursión armada por parte de las fuerzas ilegales que operaban en el territorio de su jurisdicción, ya que en fechas anteriores a la masacre, su pobladores habían observado con cierta regularidad la presencia de personas armadas haciendo inteligencia y/o retenes ilegales. “Por tanto se torna inexplicable la omisión flagrante en que incurrió el coronel Amor Páez, pues aunque es innegable que el accionar sorpresivo de esos grupos impedía establecer con precisión el día y hora de sus golpe, sí era evidente que se estaba fraguando un plan criminal, y era deber funcional de quien tenía la obligación constitucional de velar por la vida, honra y bienes de los ciudadanos emprender acciones de evitación que garantizaran la protección de los derechos fundamentales de la población en riesgo, pero por el contrario a lo esperado, se dejó a los lugareños huérfanos de protección y abandonados a su suerte”, concluye la segunda instancia. Según el Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, quien defiende a las víctimas en este caso y quien apeló la preclusión de la investigación. “Efectivamente, de acuerdo a las anotaciones de libro de minutas del Batallón Palacé se encontró registrada la presencia de Autodefensas en la vereda Crucebar del municipio de Buga el 30 de septiembre del 2001”. Información que habría coincidido con “el oficio 0590 del 2 de octubre del 2001 suscrito por el entonces Comandante de la estación de policía de la Magdalena, el cual fue dirigido al subcomandante Operativo Deval, y en el oficio 0593 del 5 de octubre del 2001 dirigido al mismo comandante donde se reiteraba la presencia de miembros de las AUC tanto el 30 de septiembre, como el 3 de octubre del 2001. Así mismo, que la presencia de estas estructuras armadas fue tema central tratado por el entonces secretario de Gobierno municipal del Buga en la reunión del Comité Departamental de atención desplazados celebrado el 9 de octubre del 2001, un día antes de la masacre”, dice el Colectivo. Los abogados además alegaron que “las aparición de los paramilitares días antes de la masacre, haciendo retenes, “entrando a Telecom donde se hicieron múltiples llamadas procediendo a destruir los tiqueteros, y el conocimiento de algunos pobladores sobre la presencia paramilitar , eran claras señales que algo maquinaban o urdían esos grupos ilegales”. Y añaden: “Para eso debió funcionar la inteligencia militar, pues no es posible que si la policía se enteró de lo sucedido, y dio oportunos reportes a sus inmediatos superiores, tal como está probado, el Ejército ubicado a tan solo 6 km 700 metros o cinco minutos de crucebar- sitio de los dos retenes paramilitares, 11 km 800 mts de la Habana y a 14 km 100 mts de la Alaska, no se hubieran enterado de lo que sucedía a su alrededor, siendo zonas de su comprensión territorial, es decir, al mando de su jurisdicción”. Los hechos De acuerdo a las investigaciones, en la fecha de los hechos, aproximadamente a las tres de la tarde, entre 30 y 35 hombres fuertemente armados – portando armas de corto y largo alcance, vistiendo prendas militares y brazaletes de las AUC, arribaron a las veredas de Alaska, tres esquinas sector rural, a pocos kilómetros del municipio de Buga (Valle), y asesinaron a 24 personas entre ellos varios niños. Según la información entregada por la oficina de prensa del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, una parte del grupo paramilitar incursionó al corregimiento de la Habana, donde reunieron a algunos de los pobladores y después de seleccionarlos a ocho (8) de ellos, los condujeron en una camioneta al sitio conocido Tres Esquinas, a escasos tres minutos del corregimiento de la habana donde procedieron a asesinarlos a sangre fría. Asimismo cuentan que otros integrantes de la estructura paramilitar -'Bloque Calima- se dirigió a la vereda de Alaska donde sacaron de sus viviendas a hombres, mujeres y niños a quienes fueron juntando en la zona aledaña al Colegio Agropecuario de Alaska, Minutos después, cuando ya estaban todos en el sitio indicado por el grupo paramilitar, el presunto jefe ordenó que mujeres y niños se encerraran en cualquiera de las 30 casas del poblado. Los hombres fueron obligados a hacer una fila. Cinco minutos después, empezaron a disparar indiscriminadamente contra ellos, con un saldo trágico de 16 personas más asesinadas en total estado de indefensión. De acuerdo con los abogados, por los hechos fue vinculado a la investigación el hoy coronel Amor Paéz, quién tendría a su cargo la seguridad de los territorios donde se perpetró la masacre por ser en ese entonces el comandante del Batallón Palace.

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