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“Si no existiera el tráfico de drogas, el conflicto ya habría terminado”

El sociólogo francés Daniel Pécaut, en visita a Cali, habló con El País. “Uno no ve ningún otro país del mundo en el que haya habido secuestrados que lleven catorce años”, dijo.

7 de diciembre de 2011 Por: Laura Marcela Hincapié y Ana María Saavedra

El sociólogo francés Daniel Pécaut, en visita a Cali, habló con El País. “Uno no ve ningún otro país del mundo en el que haya habido secuestrados que lleven catorce años”, dijo.

El profesor francés Daniel Pécaut es un ‘colombianólogo’ por naturaleza. Desde hace cuatro décadas ha dedicado sus esfuerzos académicos a estudiar el conflicto colombiano. A pesar de estar radicado en París, no hay un tema que desconozca de la realidad nacional. La semana pasada Pécaut visitó Cali para dictar una conferencia en la Universidad del Valle sobre prácticas atroces de la violencia en el país. Aunque bromea con que su fuerte es el análisis de Gaitán y del gobierno de Alfonso López Pumarejo, Pécaut habló con El País durante más de una hora del debilitamiento militar de las Farc y los desafíos que enfrenta Colombia para superar lo que, en su opinión, es uno de los conflictos más crueles del mundo. ¿Por qué un sociólogo francés se interesó tanto en el conflicto colombiano?Desde hace mucho lo sigo, aunque conozco más de Gaitán y del gobierno de Alfonso López Pumarejo (Risas). Lo que me llama la atención es que es un conflicto tremendo en cuanto a sus efectos y al número de masacres y desapariciones. Aquí hay una crueldad increíble, comparada con la de los peores conflictos, como el de Bosnia, aunque no en el mismo estilo. En Colombia no hay una definición clara, no se sabe quién es quién, pues algunos guerrilleros se vuelven paramilitares. No es un conflicto, ni una guerra civil y el tráfico de drogas está de por medio.La masacre de cuatro secuestrados perpetrada por las Farc ha causado conmoción en el país, ¿cree que esto cierra las puertas de un acuerdo?Nunca debemos decir que se cierran, pero sí significa que antes de un buen tiempo va a ser muy difícil entablar un diálogo, debido al desprestigio de las Farc. Lo mejor es buscar una posibilidad política, pero eso puede durar años.Entonces, ¿qué deberían hacer las Farc para ganar algo de credibilidad política?Antes del 26 de noviembre yo decía que ese gesto debería ser la liberación de los secuestrados, ahora el gesto sería soltar a los pocos que quedan. Es increíble que desde que se abrieron los diálogos en el Caguán no hayan tenido un gesto grande para ganar algo de credibilidad. Pudieron haber hecho algo humanitario como liberar al papá del niño Johan.Las familias de los cautivos critican al Gobierno por insistir en los rescates militares, ¿a quién le da la razón?Si se retoman los asesinatos de la ex ministra de Cultura Consuelo Araújo, el ex ministro Gilberto Echeverri, el ex gobernador Guillermo Gaviria y la masacre de los diputados vemos lo difícil que es la situación, pues las Fuerzas Armadas a veces ayudan a soltar secuestrados. Es muy complicado decir que no se haga ningún esfuerzo de rescate, pero -a sabiendas de que es muy arriesgado- también entiendo las peticiones de los familiares. Es que uno no ve ningún otro país del mundo en el que haya habido secuestrados que lleven catorce años. Eso es una locura.Hay quienes creen que este hecho ha opacado los últimos éxitos militares del Gobierno, ¿está de acuerdo?Antes de la muerte de ‘Cano’, se suponía que las Fuerzas Armadas estaban desmoralizadas. Después del golpe a ‘Jojoy’ hubo meses en los que no pasó nada. Yo creo que cualquier lucha tiene sus altibajos. Por supuesto, esto no es un éxito de las Fuerzas Armadas, pero no creo, como dice Piedad Córdoba, que haya acabado con la posibilidad de un diálogo que estaba a punto de iniciarse, pues eso ya se ha dicho muchas veces.¿La muerte de ‘Alfonso Cano’ sí fue un golpe fuerte para las Farc? Es mucho menos importante que las muertes de los otros jefes, desde el punto de vista simbólico, como la de ‘Raúl Reyes’, que era el tipo que realmente tenía una influencia grande sobre las Farc. ‘Cano’ no tenía prestigio como combatiente, el tipo seguramente no era tonto, pero como ideólogo no se le conoce ningún texto, entonces era un ideólogo callado, secreto. Él tomó en cuenta el debilitamiento de las Farc y volvió a la idea de que para empezar una discusión política primero tenían que golpear a las Fuerzas Armadas y eso se vio en Cauca, Arauca, Putumayo y otras zonas. Para mí la muerte de ‘Cano’, antes de ser un éxito militar para las Fuerzas Armadas, es un nuevo fracaso político de las Farc. Luego de la muerte de ‘Cano’ se dijo que el máximo jefe era ‘Timochenko’, ¿lograr ese consenso en tan poco tiempo demostraría que las comunicaciones de las Farc no están tan mal?Eso lo habían establecido de antemano. Ellos sabían que había un cerco a ‘Cano’ y que la comunicación es muy difícil y por eso tenían asegurada la línea de mando. Si se muere ‘Timochenko’ ya se sabe quién lo remplaza. Son pocos los jefes que quedan. Desde el 2008 usted hablaba de un debilitamiento de las Farc, argumento que le costó que lo tildaran de oficialista, ¿cree que estos últimos golpes le han dado la razón?No tengo dudas, no entiendo cómo se puede discutir ese argumento. Los expertos, que saben más que yo, hablan de debilitamiento, aunque eso no signifique que estén acabadas. Hay una gran pérdida de capacidad política, pero no militar, pues siguen matando gente y poniendo minas. Una guerrilla se sostiene porque tiene credibilidad, pero son muy pocos los que apoyan a las Farc. El Movimiento Bolivariano podrá reclutar a algunos jóvenes, pero con eso no se gana la guerra.Pero en esa época el ex presidente Álvaro Uribe insistía en que las Farc estaban en el ‘fin del fin’, ¿no fue una posición triunfalista? Claro, las Farc no están acabadas. Tampoco los paramilitares, puede que ahora se llamen bacrim o yo no sé qué, pero son los mismos. Hay alianzas de las Farc con ‘Los Rastrojos’, ‘Los Urabeños’, hay de todo, pero tenemos que reconocer que en muchas zonas hay más tranquilidad que antes. ¿Cree que el Gobierno se ha equivocado en concentrar su presencia en regiones impactadas por la guerra, como el Cauca, sólo en lo militar, dejando a un lado la parte social? El resultado de estos 30 años de violencia es el aumento de las desigualdades sociales y la confiscación de tierras por parte de narcotraficantes. Es claro que el Gobierno no puede consolidar la situación si no tiene proyectos sociales bien definidos que permitan que las poblaciones, una vez el terror disminuya, puedan volver a sus territorios. Usted ha estudiado a Colombia desde hace unos 40 años, ¿cómo ha cambiado la violencia en el país?La violencia cambia a cada rato. En los años 70 las guerrillas fracasaron: el ELN no tenía sino 42 combatientes. Según mis informaciones, en 1975 las Farc le enviaron una carta al entonces presidente Alfonso López Michelsen diciendo que estaban listas para dejar las armas y hacer reformas agrarias, pero en los 80 les llegaron los recursos del tráfico de drogas. A finales de esa década, el M-19 se desmovilizó, pero las guerrillas escogieron el camino militar, lograron tener presencia en la mitad del país y creyeron que podían tomarse el poder, pero las Fuerzas Armadas se modernizaron y los paramilitares tomaron espacio. Lo que yo digo ahora es que las Farc se han metido de lleno en el narcotráfico y han tejido unas alianzas entre jefes guerrilleros y paramilitares, pues el tráfico de drogas no es posible sin una cooperación. Eso ha degradado aún más el conflicto. ¿Quiere decir que las Farc perdieron el norte de guerrilla de izquierda para convertirse en meros “narcoterroristas”?Hace más de 25 años que las Farc están en el narcotráfico y los paramilitares ni hablar, porque ellos son narcos y la clase política también. Son muchos los que están untados y eso ha tenido una influencia importante en la evolución de las guerrillas. Estoy convencido de que si no existiera el tráfico de drogas de por medio el llamado conflicto armado hubiera terminado desde hace rato, ya se hubiera llegado a una negociación. Aunque es cierto que hay unos jefes guerrilleros que mantienen su idea de combatir a favor de la justicia y eso también hay tomarlo en serio si se quiere tener una salida política.Dicen que la lucha contra el narcotráfico ha fracasado, ¿usted es de los cree que la legalización es una salida?Me parece que es una salida deseable, pero no se puede pensar que va a acabar el narcotráfico. Ahora el tráfico de drogas está en manos de mafias internacionales muy sofisticadas, como la de Brasil. Yo creo que esas redes tienen la capacidad de resistir, al menos un tiempo, la legalización, pero es bueno que los ex presidentes y el mismo Santos digan que quieren discutirlo, entendiendo que no es una decisión de Colombia, sino una decisión internacional que aún no está al orden del día, pero esperamos que luego sí sea así. En el libro Midiendo Fuerzas usted decía que era difícil que los militares pudieran prescindir de la ayuda paramilitar, pues ellos eran los que hacían “el trabajo sucio”, pero ahora vemos que estos grupos se convirtieron en bandas del narcotráfico, incluso, aliadas con las guerrillas... Estoy de acuerdo con que las Fuerzas Militares no hubieran podido tener éxitos tan significativos sin la arremetida de los paramilitares. En muchas zonas del país ha habido una paramilitarización de la sociedad. Por ejemplo, en Urabá y Córdoba hay muchas masacres, pero la población dice que quien mantiene el orden en estos lugares son grupos semejantes a los paras. Voy a decir algo más chocante: yo creo que el poder de Uribe no fue sólo su prestigio por la aceptación del 80% del país, sino que la población estaba tan brava contra las Farc y el fracaso de Caguán, que estaba lista para cerrar los ojos frente a todas las atrocidades de los paramilitares. Es decir, hubo un apoyo silencioso a las cosas más tremendas de los paras. El proceso de Justicia y Paz ha sido muy criticado por la falta de condenas y la ausencia de verdad, ¿usted cree que fracasó? Voy a decirle algo importante: la Ley de Justicia y Paz merece muchas críticas, pero hay que entender que en este país es imposible que haya justicia para todos los victimarios, pues son millares los que han cometido crímenes tremendos, entre paramilitares y guerrilleros. Entonces, lo mejor que se puede esperar es que se haga memoria y se conozcan los hechos. A mí me parece que, aunque las confesiones sean a medias y los culpables no hayan hablado mucho todavía, en este país ahora se sabe mucho más acerca de lo que pasó. Entonces sí se han logrado avances en el tema de Memoria Histórica...Es increíble. El Grupo de Memoria Histórica ha hecho trabajos sumamente novedosos. Este equipo es un orgullo para Colombia, pues es muy importante que las mismas víctimas sepan qué pasó. No se puede esperar que todos los criminales sean castigados por muchas razones, por ejemplo: cuántos jueces se necesitarían para eso. Es mucho lo que ha salido a la luz pública de bloques paramilitares, a pesar de la extradición de los altos jefes. Aquí hay más memoria que en otros países del mundo. Con la nueva Ley de Víctimas, el Gobierno Nacional reconoció que existe un conflicto interno en Colombia, ¿usted cree que sí es eso o es una amenaza terrorista?Utilizo la palabra terrorismo sólo cuando me refiero a los años de Pablo Escobar. Las Farc cometen actos terroristas, pero eso no es lo mismo que decir que son un grupo terrorista. Usted, que tiene a Colombia en la cabeza y en el corazón, ¿cree que algún día habrá un acuerdo de paz? La palabra paz es problemática para mí, pero lo que digo es que la situación está mejorando. Hay una capacidad humana increíble, incluso en las zonas afectadas por el conflicto. Soy optimista porque creo que en el Gobierno hay más personas consientes de los desafíos, no todos piensan que es posible una salida a la fuerza, pues saben que eso alargaría la violencia. En algunas zonas creo que el conflicto se va a mantener, pero en otras hay posibilidad de que las cosas mejoren.

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