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Policía pide apoyo a la comunidad en lucha contra la delincuencia

Para ganar la batalla a la inseguridad, la Policía de Cali va puerta a puerta en busca de la confianza de la comunidad. Plan de vigilancia por cuadrantes da frutos.

24 de abril de 2011 Por: Alda Mera | Reportera de El País

Para ganar la batalla a la inseguridad, la Policía de Cali va puerta a puerta en busca de la confianza de la comunidad. Plan de vigilancia por cuadrantes da frutos.

Cuando el agente Adalberto Bravo y el patrullero Esteban Betancourt llaman a la puerta de una casa en el barrio Puertas del Sol, oriente de Cali, una mujer abre y saluda con prevención. Y un joven improvisa una broma: ‘Yo no he hecho nada’.El agente Bravo le explica a la ama de casa que se trata de una estrategia contra la inseguridad, en la que los ciudadanos van a tener línea directa con la Policía las 24 horas: el Plan Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes, Pnvcc, que avanza en distintos barrios de la ciudad.Con el permiso de ella, el patrullero Betancourt pega un ‘sticker’ en la puerta principal y otro en la nevera, donde están el número de celular de los agentes para reportar cualquier anomalía.“Qué bueno, ahora voy a estar más tranquila con mis hijos que salen a trabajar todos los días en su moto”, dice la mujer, que vive con tres de ellos y relata el rosario de atracos de los que han sido víctimas. Uno de los hijos mira con reserva y sale en moto sin despedirse. “A una familiar le quitaron el celular en esa esquina con cuchillo”, señala ella. “Y al esposo le robaron la moto y lo peor, es que todo el mundo sabe quién es”. Es un joven alto, blanco y cumbambón, de unos 25 años, apodado ‘Keke’, que vive a seis cuadras de allí. “‘Keke’ mantiene azotado este lugar”, enfatiza.El agente Bravo le pregunta si hay denuncias contra ‘Keke’. Ante un no rotundo, le sugiere: “Hay que denunciar para que la Policía pueda actuar, capturar y judicializar”, le dice. Ella contrataca: “El problema es que al tipo lo dejan libre después y yo quedo con el enemigo aquí”.El subteniente Juan Carlos Pinilla, comandante de la Estación de Policía Los Mangos de la Comuna 14, una de las más inseguras y violentas del Distrito de Aguablanca, insiste en persuadir a la señora de que la Policía está empeñada en brindar seguridad a la ciudadanía y enfatiza: “La Policía hace lo que tiene que hacer, pero a veces la justicia no opera como debiera”. Al final esta ama de casa admite que le da confianza la presencia de dos patrulleros por turnos de ocho horas (seis las 24 horas) en cada sector (cuadrantes). Y revela más datos: “En la casa del almendro, todo el mundo sabe que venden vicio y no pasa nada. Y que el ladronismo (sic) es a las 7:00 de la mañana, a la 1:00 p.m. y después de las 5:00 de la tarde”. Es decir, los bandidos tienen horas pico. El patrullero Betancourt consigna toda esa información en unas planillas que debe entregar al terminar su turno. Al final se despiden. La mujer les agradece con expresión sonriente, muy distinta a la de prevención con que los recibió. Y los agentes siguen su tarea con una sensación de ‘misión cumplida’. “El objetivo es crear confianza en la comunidad, que nos vean como el amigo, no como el enemigo”, dice el agente Bravo sobre su labor en la Comuna 14, donde en un fin de semana, si es quincena, pueden atender hasta 150 o 170 casos de riñas, hurtos y peleas de menores pandilleros que cruzan las fronteras invisibles. En la vivienda vecina, un hombre los atiende en la reja y el agente debe insistir dos veces para que le permita ingresar a pegar los ‘sticker’. Este constructor vive con su esposa y sus tres hijos y en la segunda planta vive su mamá. El hombre escucha y acepta, pero no suelta prenda.Una madre de siete niños los atiende amable enseguida. “Me parece muy bueno, estaba haciendo falta integrarse con la Policía y que los niños no les tengan miedo, porque cuando los ven salen a correr, quizás porque llevan armas, pero es su deber”, dice y agrega: “Uno ve todo lo que pasa, pero prefiere callar porque, como dicen, uno calladito se ve bonito”. 4:00 p.m., hora de las fiscalizaciones a sitios públicos del cuadrante. La ruta los lleva a la sede de la Clínica Versalles en el oriente de Cali y el celador les da parte de tranquilidad. Igual en las dos estaciones de servicio. Se consigna la visita en la minuta del centro asistencial y en las planillas de control de la Policía. Gracias a ese trabajo conjunto, ya capturaron a un hombre que salió en bicicleta ajena. Robo de poca monta, dirán, pero que afecta el bolsillo del afectado. Aunque llevan pocos días difundiendo la estrategia entre los habitantes del sector, hay más resultados gracias a las llamadas de la ciudadanía. “Hombre sospechoso en el puente de la 84”, les dijeron. De hecho, hicieron requisa y se capturó a un sujeto con arma de fuego artesanal, que quedó a órdenes de la Fiscalía. Y donde era “una de las esquinas más peligrosas de América Latina, la Policía montó puesto fijo con tres agentes profesionales y ocho auxiliares que rondan las calles aledañas al cruce de la Calle 80 con Carrera 26, incluidos los puentes peatonales sobre un caño que comunican la invasión Quintas del Sol con Desepaz. Esta semana un vecino vio “algo raro” y llamó al celular del cuadrante. La patrulla llegó y capturó a un tipo que blandía un cuchillo sobre el cuello de un taxista e intentaba huir con el producido del día.Bienvenida en el NorteOtro sentir hay al otro lado de la ciudad. “Bienvenidos”, “ahora me siento más seguro”, “esto me da confianza”... las voces de aceptación se multiplican cuando el mayor Carlos Andrés Correa, comandante de la Estación de la Policía La Flora; la teniente Lorena Fonseca, líder del cuadrante del barrio Granada; el agente Arbey Espada y el patrullero Heberth Torres, llegan a este sector para realizar el ‘puerta a puerta’ del Plan Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes en sitios comerciales y edificios residenciales. Beatriz Victoria abre la puerta del almacén Mónica Doza, que mantiene con llave, y los recibe con un “buenísimo” y les relata la triste historia de una joven y un ladrón desalmado que no sólo la robó sino que la tumbó y le pasó la moto por los pies. Fue hace quince días a las 11:30 del día, justo a dos cuadras de la sede del CTI de la Fiscalía, en Santa Mónica Norte. Beatriz despide a los agentes con un “excelente y aquí estamos para lo que se les ofrezca” y pide ‘sticker’ para llevar en la cartera y regalar a sus familiares.Igual reacción se ve en el almacén Ekos. La administradora reporta que fieles que van a la misa de la Virgen de Fátima han sido víctimas del ‘paseo millonario’ por parte de taxistas que hacen pista allí. Los agentes toman nota y después de entregar los ‘stiker’, la mujer dice: “Me siento muy bien porque estábamos desprotegidos, las ventas estaban bajando y si pasa algo uno sale y sólo está el que cuida los carros”.Idéntica actitud tuvo la administradora de Bambú Swimwear y empleados de otros sitios. Sólo una habitante del sector dijo: “Vamos a ver si esto sirve” y relató que en octubre pasado los ladrones enredaron al portero del edificio Multifamiliar Granada con la excusa de ver un apartamento para vender o arrendar, los amarraron y amordazaron a ella, su hermano y la empleada, y les robaron dinero, joyas y objetos de valor. Pasaron al frente e hicieron igual”.Pero el mayor Correa y la gente a su mando reportan resultados en los primeros días del Plan en el norte de Cali. Los llamaron al celular y les dieron los rasgos físicos y vestuario de un hombre que robó un celular en el barrio Versalles. La patrulla lo buscó y lo capturó en la calle, caminando como si nada.También recuperaron un vehículo que apareció abandonado y al consultar en el avantel, apareció reportado como jalado en Popayán. Están en trámites de la Fiscalía para devolverlo al dueño.Además, un taxista fue abordado por un sujeto en Yumbo, pero al llegar a Chipichape lo amenazó con un cuchillo para robarle. La comunidad reportó y la Policía del cuadrante llegó, capturó y judicializó. Tenía antecedentes por estupefacientes.“Para nosotros es importante es la aceptación que tengamos en la comunidad, porque los ciudadanos se convierten en nuestros informantes y ese acercamiento es el que permite que lleguemos en forma ágil y oportuna”, concluye la teniente Fonseca.

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