"No pienso tirar la toalla frente a la delincuencia": comandante de la Policía de Cali

Octubre 31, 2016 - 12:00 a. m. 2016-10-31 Por:
Aura Lucía Mera y Beatriz López | Especial para El País

El general Nelson Ramírez, comandante de la Policía Metropolitana de Cali, afronta el reto de erradicar el homicidio, el hurto y el microtráfico.

[[nid:554555;http://contenidos.elpais.com.co/elpais/sites/default/files/imagecache/563x/2016/07/nelson-ramirez-11.jpg;full;{General Nelson Ramírez, comandante de la Policía de Cali. Foto: Elpais.com.co | Archivo}]]

Un despacho sobrio y amplio, lleno de luz, paredes blancas y muebles negros. Óleos del Arcángel San Gabriel, la Virgen de la Consolación y una talla del Arcángel San Miguel. En un atril, una Biblia antigua, abierta en los versículos de Zacarías. Una foto panorámica de Cali, preside la pared lateral. Es ahí donde nos recibe el Brigadier General Nelson Ramírez. De él depende la seguridad de Cali y de toda su área metropolitana.  Lea también: Ocho propuestas para mejorar la seguridad en Cali

¿Quién es este hombre que tiene bajo su mando a 8.500 policías y enfrenta diariamente el “mapa criminal” de Cali, conformado por cientos de pandillas, estructuras delincuenciales, crimen organizado, sicariato, bandas de microtráfico, hurto a residencias, extorsiones, lesiones personales, abusos carnales, violencia intrafamiliar y robos de automotores? 

Este santandereano de 53 años proviene de una familia donde la mayor riqueza fueron los valores morales. Su padre, especialista en soldaduras y su mamá, ama de casa. Todos salieron adelante, siguiendo las normas inculcadas en el hogar. Aunque quería estudiar medicina, su profesor de español en el colegio,  siempre le dijo que tenía el perfil para ser militar. Abandonó la incipiente carrera, se presentó al Ejército, pero terminó escogiendo la Policía y se matriculó en la Escuela General Santander.

Se autocalifica como exigente, metódico, perfeccionista a ratos, pero participativo y con capacidad de escuchar. Intransigente y vertical respecto a comportamientos cuestionables y rígido en las sanciones. “No pienso tirar la toalla frente la delincuencia, ni tolerar actos indebidos o indisciplina”, afirma.

En la otra cara de la moneda, nos comparte que le gusta el jazz, la salsa, el bolero, leer libros de superación personal, montar en bicicleta y le apasiona el fútbol, aunque no lo juega por una fractura en el peroné. Muchas veces sale en su bicicleta, de incógnito, y se pasea por todos los sectores de la ciudad, observando como un lince a su alrededor.

El Brigadier General Ramírez ha emprendido una lucha frontal contra el crimen y se está fortaleciendo la seguridad y la convivencia, ya que la Policía Metropolitana ha recibido el mayor presupuesto de su historia.  Recalca, con énfasis, en la responsabilidad de cada ciudadano en su propia seguridad personal.

¿Cuántos Bronx tenemos en Cali?

Santa Elena, Sucre y el Calvario.

¿A usted le parece acertado lo que hizo el Alcalde de Bogotá al erradicar el Bronx, sin antes proyectar el traslado de los habitantes de calle? ¿En Cali podríamos hacer lo mismo?

Estamos trabajando para desarrollar operaciones como esa para erradicar los focos de delincuencia. Es un  nicho donde llegan desde el habitante de calle, el delincuente, el expendedor de droga, el extorsionista. Hay una concentración de actores y autores delictivos a tomar esos territorios, se apoderan de ellos, y por eso hay que devolver esos espacios a la ciudadanía.

Y el error que cometieron en Bogotá, cuando después de la toma del Bronx quedaron 150 mil habitantes de calle que se tomaron prácticamente el centro, dejando a su paso, basuras y cometiendo robos y saqueos. ¿Cómo haríamos en Cali para manejar distinto el problema?

Los habitantes de calle empiezan a generar el efecto globo, que mutan hacia otros lugares, hacia otros sitios. Para eso se le ha hecho la propuesta al señor Alcalde de crear algunos centros de rehabilitación para esos habitantes de calle y que se generen aquí algunos programas sociales de atención sico-afectiva, de rehabilitación, de desintoxicación, y sobre todo que se atienda a estas personas. Que se les permita tener un sitio donde dormir.

¿Cómo evitar los atracos en la carretera  al mar, especialmente frente a Terrón Colorado?

Es un plan nuevo que implementamos a raíz de algunos problemas que venían presentándose sobre la vía al Mar y se fortaleció con Policía de tránsito, incluso el Ejército también hace presencia en la parte alta, en la zona rural, creando seguridad y acompañamiento a la ciudadanía, especialmente durante los fines de semana en ese sitio que es muy importante, no solo porque es la salida a Buenaventura sino porque es un lugar de recreación de los caleños. 

¿Los asaltos a los restaurantes son cosa del pasado?

Desarticulamos la banda que más daño estaba haciendo.  Y se capturaron integrantes de las otras. 

¿El microtráfico es el ‘Caballo de Troya’ del narcotráfico, para permear la población más vulnerable de las ciudades colombianas?

Efectivamente, el ‘micro’ viene de las estructuras fuertes del narcotráfico, que han sustituido las exportaciones con la venta local para que la producción se quede para el consumo interno. Los delincuentes rondan los parques y los sectores escolares, para regalar la droga  a los muchachos hasta volverlos drogadictos. Algunos dejan el colegio y empiezan a buscar espacios en pandillas, y como no tienen plata, los grupos organizados del narcotráfico  les dan droga para vender y les pagan con la misma droga. Se vuelven instrumentos del crimen, es decir, son víctimas de la delincuencia.

  Por eso adelantamos procesos operacionales de instrumentación de menores para rescatarlos. 

¿Qué está haciendo la Policía para desarticular las pandillas?

En este momento tenemos abordadas 33 pandillas, dentro de un programa de inclusión social. Son más o menos 700 jóvenes y lo que buscamos es darles a ellos otra oportunidad de vida, a través de la resocialización.

Tenemos unos gestores sociales que les plantean los beneficios de entrar al programa y qué requisitos deben cumplir. Sobre todo les muestra cual es el nuevo proyecto de vida que van a tener al salirse de esos espacios de drogadicción, porque casi todos están inmersos en la droga.

Además, casi todos tienen problemas intrafamiliares.

La pandilla nace precisamente de la descomposición familiar, la falta de afecto de los padres. Ellos reemplazan las carencias de figuras fuertes en la familia con la pandilla, donde encuentran apoyo y solidaridad. Con los 737 jóvenes se están desarrollando programas de tipo sico-social, educación formal y no formal, deporte, cultura, arte, programas de emprendimiento, y   hay un proyecto que consideramos muy importante que es el de la inclusión a una vida laboral.

La Alcaldía nos está ofreciendo 400 empleos. Tenemos que prepararlos, desintoxicarlos, rehabilitarlos y finalmente prepararlos para que vayan a tener una vida laboral y no solamente en el ámbito público sino también en el privado. Por eso estamos tocando puertas con empresarios para que nos hagan una oferta laboral y llevar a estos jóvenes para  que tengan un empleo digno.

¿Qué labor están adelantando en las zonas de ladera, como Alto Meléndez, Terrón Colorado y Siloé?

Allá estamos no con cuadrantes sino con grupos especiales, incluso con el Ejército también entramos. Hacemos patrullaje.

¿En caso de que se supere el bache del acuerdo con las Farc, ¿qué labor desarrollara la Policía y cual el Ejército?

Cada uno tiene un rol. La Policía Nacional está elaborando un programa a nivel regional y local para atender todas esas demandas delictivas y riesgos que se presenten en los territorios, fortaleciendo el modelo nacional de cuadrantes, llegando también con el sistema de seguridad rural en algunos lugares donde las Farc se van a desmovilizar, pues tenemos que llegar allá y hacer acto de presencia.

 Lo más importante es saber que se van a salvar vidas humanas. No vamos a tener más viudas, ni más huérfanos, ni más hombres y niños con las piernas amputadas.

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