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Los pradereños confiaron en la inocencia del ex diputado Sigifredo López

Amigos y vecinos se reunieron en la casa familiar para orar por la libertad del dirigente político, quien fue acusado por su presunta participación en el secuestro y muerte de once ex diputados.

24 de mayo de 2012 Por: Redacción de El País

Amigos y vecinos se reunieron en la casa familiar para orar por la libertad del dirigente político, quien fue acusado por su presunta participación en el secuestro y muerte de once ex diputados.

Sigifredo López le tenía miedo a la guerrilla. A ser secuestrado. Como Alcalde de Pradera sabía bien de la presencia de grupos al margen de la ley en el municipio que dirigía, pero aún así viajaba a la montaña.En los corregimientos El Bolo Azul y Lomitas hizo escuelas, arregló vías que llevaban a la zona rural, ordenó los centros de salud. Ofelia Salgado detiene su relato mientras se seca las lágrimas. Luego exclama que Sigifredo no puede ser culpable de su propio secuestro, de la muerte de sus compañeros en cautiverio. La mujer, profesora durante más de 20 años en la zona rural de Pradera, dice que conoce al exdiputado desde que tenía 5 años de edad. Con él lideró proyectos políticos y asegura que no tenía enemigos. “Él le tenía miedo a la guerrilla”, insiste.En ese pueblo del suroriente del Valle del Cauca muchos dudan de la culpabilidad del político que estuvo casi siete años en poder de las Farc y que se salvó de morir en manos de sus captores.Carmen, dueña de una revueltería en el centro del municipio, sostiene que Sigifredo López fue un Alcalde como cualquiera. “Prometió mucho y cumplió poco, pero no me consta que tenga relaciones con la guerrilla”. Tampoco —agrega la señora— puede afirmar que lo haya visto o que conozca a alguien que atestigüe de su presencia en Pradera cuando, se suponía, estaba secuestrado.“Dios mio, líbrame de mis enemigos”El altar sigue intacto. Una fotografía con la imagen de los once diputados secuestrados y asesinados por la guerrilla, un crucifijo y un ramo de flores tienen un lugar especial en la casa de Edilma Ramírez, tía del exdiputado.La señora no para de llorar. Cierra los ojos y dice que su “muchacho” no tiene nada qué ver con los delitos por los que se le investiga. Cuenta que todos las noches los vecinos llegan a su casa para elevar plegarias por la libertad de su sobrino, como sucedió cuando ésta dependía de las Farc.Manifiesta que lo que hasta ahora se conoce como pruebas en su contra, son débiles. “Ni de riesgo la mano, que dirige las explicaciones en ese video, es de Sigifredo. Si usted lo conoce sabe que la mano no es de él”, repite.Edilma se posa frente al altar y mira la biblia. El Salmo 59 parece narrar el viacrucis de Sigifredo: “Mira cómo me están acechando: los poderosos se conjuran contra mí; sin rebeldía ni pecado de mi parte, Señor, sin culpa mía, se disponen para el ataque”.

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