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Los jóvenes infractores se preparan para la vida laboral

Menores que recobran su libertad en Valle del Lili son capacitados por expertos del Icbf en talleres de trabajo en equipo y formulación de proyectos de vida.

6 de agosto de 2011 Por: Redacción de El País

Menores que recobran su libertad en Valle del Lili son capacitados por expertos del Icbf en talleres de trabajo en equipo y formulación de proyectos de vida.

Vicente y dos amigos conformaban una banda de apartamenteros que operaba en el sur de Cali. Hace dos años los tres ingresaron a una residencia en la que les habían informado que estaban ocultos $44 millones. Minutos después de encontrar el botín, el sistema de vigilancia se activó y la puerta se cerró. Vicente se quedó atrapado mientras sus dos cómplices, que habían salido, huyeron con el dinero.A Vicente, de 15 años, sólo le quedó esperar que la Policía lo sacara del lugar. El juez le impuso una pena de dos años que terminó de cumplir hace un mes en el centro de reclusión de menores infractores Valle del Lili.Durante el tiempo que estuvo privado de la libertad Vicente se dio cuenta que ser ‘apartamentero’ no le garantizaba su sueño: el de ser cantante de reggaeton y salsa. “En el mundo que yo quiero se necesitan oportunidades y gente que lo apoye a uno de verdad. Si no tienes ese apoyo, tú luchas hasta cierto punto. De tanto luchar y luchar y no conseguir nada, uno se pregunta para qué sigo con esto si no me da lo que necesito. En este mundo se necesita mucha plata y apoyo. Entonces traté de buscarlo a mi manera: robando”.Días después de haber dejado el centro de reclusión recibió una llamada de la psicóloga Dary Consuelo López Osorio para que se uniera al programa de emprendimiento del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, Icbf. Por esos días también había recibido llamadas de sus antiguos compañeros que le tenían nuevos ‘trabajos’. Escogió la primera propuesta. Dice que hoy “sé a qué voy y estoy muy parado en lo mío. Quiero terminar el bachillerato, me quedan cuatro grados”.Nuevos modalesEl programa, que es apoyado por Comfandi, inició el pasado 1 de enero con el fin de preparar a los jóvenes para crear negocios o ser contratados en empresas.Para empezar, López recibió una lista de 104 jóvenes que habían salido del centro Valle del Lili. Algunos habían entregado datos erróneos de sus números telefónicos. A las primeras convocatorias sólo llegaron 16 personas. Hoy participan 50.Los beneficiados han trabajado en eventos y centros recreativos de Comfandi, repartiendo volantes y en la universidad San Buenaventura. “Ahí no los conocieron como delincuentes, sino como seres humanos. Cuando uno ve su trabajo y compromiso, queda enamorado de ellos. Uno ve que realmente pueden salir adelante y dejar atrás el contexto de calle para entrar a una vida social activa”, explica la psicóloga.Los menores infractores se vinculan al proyecto desde que están recluidos. Allí, un grupo de psicólogos empieza a presentarles el programa. Cuando salen del Valle del Lili los funcionarios le avisan a sus otros colegas para que contacten a los jóvenes e inicien los talleres. Expertos en varias disciplinas dictan clases a los jóvenes para que puedan enfrentar el mundo laboral. Reciben talleres para hablar en público, se preparan para las entrevistas de trabajo, les dan asesorías para crear un negocio y consiguen patrocinadores para quienes quieran tener su propia empresa.El riesgo“Aquí los que han querido lo han hecho bien. Los que realmente lo hacían por su mamá o papá no han vuelto. Pero igual la motivación de seguir es importante, porque hay momentos en los que no sale nada”, señala Carolina, una menor de 17 años, que a los 16 fue detenida con un arma de fuego que le guardaba a un compañero de una banda. Dary Consuelo señala que “cuando un muchacho llega aquí todavía tiene la mentalidad callejera. Hay unos que quieren continuar con las drogas o que si quieren venir, tienen que robar. Ese pensamiento lo cambiamos con un terapeuta”.Carolina tenía planeado ser psicóloga. Ahora no puede pagarse sus estudios porque perdió la confianza de sus padres, cuando se dieron cuenta que consumía marihuana y cocaína. La menor dice que desde hace cinco meses dejó de drogarse.Frente a estos programas de resocialización, el juez de menores, Henry Díaz, manifiesta que “el mejor plan es aquel donde los jóvenes estén con internamiento. Donde el proceso de rehabilitación se pueda hacer privado de la libertad. Esto garantiza un acompañamiento diario porque cuando vuelven al sector, donde están sus padres o sus amigos, vuelven a cometer el delito”.Díaz agregó que en Cali “muchos menores infractores salen antes de cumplirse la resocialización por lo que vuelven a reincidir. Con las evasiones del Valle del Lili se demuestra que ellos mismos son los que deciden cuánto tiempo van a estar”.Falta apoyoMaría Isabel Gutiérrez, directora del Instituto Cisalva, señaló que entre los años 2003 y 2005 se desarrolló el programa ‘Desaprendización de la violencia, Travesía’ en las comunas de mayor riesgo en Cali. Añadió que es similar al que actualmente realiza el Icbf, y que obtuvo resultados que fueron destacados a nivel nacional e internacional (Ver recuadro).Dary Consuelo indicó que para el 30 de diciembre de este año se presentarán los resultados del proyecto. “El Icbf es el que decide si continúa dándole prórroga”.Gutiérrez manifiesta que “es triste” que programas como ‘Travesía’ no continúen “porque hace falta una política de seguridad. Para esto se necesita un apoyo intersectorial”.Mientras tanto, Vicente señala que antes de que finalice el proyecto espera grabar sus primeras canciones y un video sobre su experiencia en el Valle del Lili. Piensa que ahora no espera recibir dinero, sino que alguien lo contrate para una presentación.

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