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Las tres recetas clave contra la violencia en Cali

¿Cómo disminuir los homicidios y bajar los índices de delincuencia? ¿Cómo salir del ranking de las urbes más violentas? Si lo logramos, este sería el panorama.

24 de abril de 2016 Por: Redacción de El País.

¿Cómo disminuir los homicidios y bajar los índices de delincuencia? ¿Cómo salir del ranking de las urbes más violentas? Si lo logramos, este sería el panorama.

¿Cómo disminuir los homicidios y bajar los índices de delincuencia? ¿Cómo salir del ranking de las urbes más violentas? Si lo logramos, este sería el panorama. 

 

Cali logró doblegar el cáncer de la violencia que padeció por décadas y que la convirtió en una de las ciudades  más violentas del mundo.

Y pese a que la tasa de homicidios en la ciudad desde 1995 nunca pudo ser menor  de 40 homicidios, tras el trabajo realizado en los últimos años la ciudad logró bajar su promedio a 33 homicidios por cada 100.000 habitantes. La estrategia para lograr esta reducción incluyó un aumento del presupuesto para la seguridad en una cifra por encima de los $70.000 millones anuales, más del 50 % de la inversión que se daba años atrás.

Además se tuvieron en cuenta desde programas de prevención para jóvenes de alto riesgo hasta grupos especiales contra las estructuras criminales y las bandas de expendedores de droga. La idea, explicaron fuentes de la Policía, fue con inteligencia  capturar a los integrantes principales de las estructuras delincuenciales y con el trabajo social hacer que disminuyera el reclutamiento de jóvenes para estos grupos y no siguiera esa espiral de que un grupo era desmantelado y se formaba uno nuevo con miembros más jóvenes. 

Hace más de diez años, la capital vallecaucana figuraba en el ‘ranking’ de las ciudades (con más de 300.000) habitantes con mayor tasa de homicidios. Se ubicaba a Cali entre las 25 ciudades más violentas del mundo, por su tasa de ese entonces de casi 60 homicidios por cada 100.000 habitantes.

Pero la intervención y las políticas de seguridad en la ciudad empezaron a tener sus frutos en el 2014, cuando empezaron a caer los asesinatos. Ese año, la tasa de homicidios fue de 62 y al año siguiente se llegó a 57. Ese 2015 fue el año que Cali tuvo la tasa más baja en dos décadas.

Katherine Aguirre, investigadora del Instituto Igarapé, explicaba que sí era posible bajar los homicidios de manera considerable. “Lo han logrado en el mundo ciudades como Ciudad Juárez, en México, o Medellín, en Colombia. Si se mantiene un escenario positivo y las reducciones se sostienen como desde el 2011 hasta el 2015 a la vuelta de unos años se podría tener una reducción con una tasa de 33 y si la tendencia de reducción se mantiene como la tenida entre 2014 y 2015 seríamos aún más optimistas y llegaríamos hasta un 10”, aseguraba entonces la economista.

Por años, la ciudad se  vio afectada por los carteles del narcotráfico que luego se desintegraron y dieron paso a  unos grupos que influenciaron los sectores más deprimidos de la ciudad, como el Distrito de Aguablanca y las zonas de ladera. Por esa razón,  la estrategia que permitió  bajar los homicidios se dividió en dos partes: una ofensiva  contra las estructuras criminales, desde las ‘oficinas de cobro’ que quedaban en la ciudad hasta las bandas de ‘jíbaros’ que se disputaban el control de los expendios en los barrios. 

La otra estrategia fue el trabajo social, que empezó con el programa de Territorios de Inclusión, Tios, y se sumó a un proyecto con los jóvenes de las pandillas.  En los últimos años se logró realizar programas de intervención con las 88 pandillas que habían identificado en la ciudad. También los programas de prevención de la violencia juvenil duplicaron sus recursos.

Se realizó un modelo similar al de la Agencia de Reintegración, en el que se involucró a los empresarios de la región para que les dieran oportunidades de empleo a los jóvenes de alto riesgo, luego de procesos de capacitación.

Andrés Villaveces, experto en Epidemiología y Seguridad del Banco Mundial,  previó a medidados de la década pasada  que Cali podía reducir sus homicidios. El analista -con PhD en Epidemiología- aseguró que si en la ciudad se daban un conjunto de intervenciones, cómo había sucedido en Bogotá y Medellín, se lograría dar la reducción que finalmente se concretó.

La intervención se proyectó no sólo con la ofensiva policíal, en la que se desarticularon una serie de bandas delincuenciales dedicadas a la extorsión y al sicariato, también se trabajó contra la violencia intrafamiliar, que según expertos, era el inicio de las otras violencias. Para este trabajo se aumentaron las comisarias de familia a 14 y se crearon dos que funcionan las 24 horas para atender los casos.

Inversión socialUna de las principales causas de los homicidios en los últimos años, según el Observatorio Social de la Violencia de la Alcaldía de Cali, eran los enfrentamientos entre las pandillas y las catalogadas ‘fronteras invisibles’ por las disputas entre estos grupos. Debido a esta situación, se realizó un trabajo de prevención con estos grupos. La Policía y la Secretaría de Gobierno iniciaron un proyecto con  estas agrupaciones. Primero intervinieron 26 hasta llegar a trabajar con los integrantes de las 88 pandillas, que estaban en el Distrito de Aguablanca y  la ladera. Precisamente, estos sectores eran donde se presentaban el mayor número de homicidios. En la primera fase de esta intervención, 600 jóvenes hicieron parte de la ruta de atención. Luego, se logró capacitar a casi dos mil. El entonces comandante de la Policía Metropolitana de Cali, general Nelson Ramírez, explicaba que la “política de inclusión social a intengrantes de pandillas, que también abarca su entorno familiar, através del desarrollo económico, mejoramiento de calida de vida, cultura, recreación y deporte”. El programa, coordinado por el Instituto Cisalva, agrupó los esfuerzos de diferentes dependencias que  trabajaron con los jóvenes. Las secretarías de Gobierno, Educación, Bienestar Social, Salud y Vivienda, junto con la Policía Comunitaria, aportaron proyectos para los jóvenes y sus entornos familiares. Luego de las intervenciones y las capacitaciones a los jóvenes, se hicieron convenios con empresas de la ciudad y el Comité Intergremial para darles empleo a los jóvenes. Los diferentes análisis sobre la violencia de Cali explicaban que el narcotráfico ha sido uno de los motores de la violencia de la ciudad.El ex alcalde Rodrigo Guerrero, reconocido epidemiólogo y quien inició la estrategia contra los homicidios, explicaba que Cali lleva muchos años sufriendo los efectos del crimen organizado y su combate. Y esa lucha es  lenta y dispendiosa y requiere una gran voluntad política . “Aquí el sicariato está presente desde tiempos de la violencia política a igual que su version moderna que tomaron los capos: las ‘oficinas de cobro’”, analizaba. Por esa razón, una de las ofensivas que se desarrollaron en la ciudad fue el ataque de esa estructuras, al igual que las pequeñas bandas dedicadas al expendio de droga en los barrios. El ex alcalde Guerrero había asegurado que la estrategia era  dejar de “perseguir las hormigas para ir por el hormiguero”. La secretaría de Gobierno en el 2016, Laura Lugo, aseguraba que una de las principales estrategias era el trabajo conjunto entre la Policía, el CTI y la Fiscalía para desmantelar esas agrupaciones.  Para esta ofensiva, se crearon especiales para luchar contra el crimen organizado y sus líderes.  Aunque los grandes capos del narcotráfico habían sido capturados o estaban muertos, aún quedan reductos de lo que fue el Cartel del Norte del Valle y sus bandas criminales de Los Rastrojos y Los Machos. Tras llevar a la cárcel a jefes como alias Lobo, Avestruz, El Seco  y Boliqueso, las autoridades desmentalaron las estructuras que estos cabecillas controlaban en varias de las comunas. Otro grupo se enfoca en golpear a las bandas de expendedores de droga que afectaban diferentes zonas de la ciudad. La estrategia contra los expendios se focalizó en recuperar 61 parques, en los que se vendían drogas, y 27 entornos de los colegios en los que ‘jíbaros’ afectaban a los estudiantes ofreciéndoles sustancias estupefacientes. Asimismo, se atacaron más de cien expendios identificados en la capital vallecaucana. Con el aumento en la inversión en seguridad realizado en los últimos años se pusieron en marcha una serie de estrategias. Una de ellas fueron las cámaras de seguridad para vigilar la ciudad. Cali es una de las que tiene más cámaras en el país. Además, se construyó el Centro de Comando y Control, ubicado en el proyecto de Ciudad Paraíso, desde el que se operaran las cámaras. Este centro es un sistema integrado, que reune desde la Policía, Tránsito y Emergencias. Además allí se coordina en tiempo real no solo las llamadas al 123 sino la información de las cámaras de vigilancia de la ciudad.   Aparte de este centro,  se construyó una unidad básica de carabineros de la Policía, que recorre el Jarillón del Río Cauca. Es un grupo de policías a caballo que recorren la zona.  El grupo construyó una base en el sector de Desepaz de la Comuna 21. Esta zona era una de las más afectadas por los homicidios en las últimas décadas. Patrullajes  aéreosOtra de las estrategias implementadas fue el inicio de los patrullajes aéreos  para atacar la delincuencia y el crimen organizado en las 22 comunas de la capital del Valle. El general Nelson Ramírez había explicado que la inversión sería de $4000 millones en la instalación de cuatro equipos con sensores de calor y geolocalización. Además, la Policía Nacional entregaría un helicóptero nuevo Bell 206. Estos equipos aéreos permiten hacer persecuciones en tiempo real de delitos de impacto como atracos a bancos y locales comerciales, así como homicidios que se presenten en la ciudad”, había afirmado el general Ramírez. Los equipos  permiten una conexión en tiempo real con el Centro Automático de Despacho para hacer monitoreo inmediato de las cámaras de seguridad donde se registren los delitos. Las otras inversiones se han realizado en laboratorios móviles de criminalística. Informe prospectivo realizado con cifras estimadas por el Instituto Igarapé y con datos de los prouyectos de la Policía y la Alcaldía

 

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