Las dudas que despiertan los CAI de la Policía tras crimen de uniformado en Cali

Luego del asesinato el domingo pasado de Harley Arce Domínguez, patrullero de la Policía que se encontraba prestando servicio en el CAI La Merced, en el norte de Cali, fueron varias las denuncias de la ciudadanía en cuanto al estado de estos lugares y las formas de trabajo de los uniformados.

Por una parte, testigos de este asesinato aseguraron que el día del hecho no se escucharon los disparos, por eso se presume que los dos hombres que presuntamente cometieron el crimen utilizaron silenciador.
Esos mismos testigos, por otro lado, expresaron que los hombres aprovecharon que el patrullero estaba solo y que tenía la puerta abierta para propinarle varios disparos.

He visto varios CAI de Policía en condiciones no aptas para trabajar o prestar un servicio. Se podrían aprovechar mejor estos lugares que hay en Cali”.
Claudia parra, ciudadana.

Además de esto, en el lugar se dijo que si bien el CAI es blindado, no tiene un sistema de ventilación adecuado y por eso el uniformado que estuviera de turno le tocaba abrir la puerta. También que el patrullero asesinado mantenía solo ahí, en medio del parque que muchas veces permanece sin gente o solo con personas que consumen drogas, brindado información a quien la necesitara.

En la capital del Valle, en varios de sus barrios, hay 35 Centros de Atención Inmediata o CAI, como se les conoce entre la ciudadanía y las autoridades.

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Al respecto, el comandante de la Policía de Cali, general Manuel Antonio Vásquez, dijo que el modelo y la filosofía del CAI, que se tomó de otro país hace unos años, fue muy impactante e innovador para Colombia, pues buscaba la proximidad al ciudadano.

En la capital del Valle, en varios de sus barrios y comunas, hay 35 Centros de Atención Inmediata o CAI, como se le conoce entre la ciudadanía y las mismas autoridades.

“El propósito se cumplió. Pero luego de varios análisis se concluye que el CAI es estático y sin duda garantiza la sensación de seguridad de un entorno, sin embargo, nos comprometía muchos hombres de seguridad, pues queda en un punto fijo. Por eso, en la actualidad se le ha apostado a otras dinámicas, como el trabajo por cuadrantes, con más patrullajes por varias zonas, que han brindado resultados positivos en la estrategia de seguridad”, afirmó el General.

“Hoy construir un CAI es ganarse el cuestionamiento de que a unas cuadras del lugar se cometió un delito. Por eso se cambió las formas de trabajar, incluso con CAI móviles, que han permitido solucionar problemas de microtráfico en los barrios y otros delitos. Se le dio movilidad a los policías y proximidad al ciudadano”, acotó Vásquez.
Por su parte, Carlos Alberto Rojas, secretario de Seguridad y Justicia de Cali, afirmó que los CAI obedecieron a una política de presencia permanente en sectores clave de la ciudad, tratando de mandar un mensaje como de proximidad a la comunidad.

“Lo que yo percibo hoy es que la época de los CAI ya pasó. Es una táctica, más que una estrategia, que hoy debería revalorarse porque la gente lo que está pidiendo es una presencia activa, no pasiva, de la autoridad. Y tener agentes de policía en un CAI dando información cuando están capacitados para otras tareas puede ser mejor, y eso hay que aprovecharlo en otras actividades, sobre todo ahora que hay déficit de uniformados”.

La gente se tiene que convencer de que las ciudades cambian y sus formas de avanzar también. Hoy es mejor los policías haciendo patrullajes”.
Mauricio zapata, ciudadano.

El Secretario agregó que “hoy en día la comunidad sigue pidiendo CAI, pero cuando uno habla con la Policía dicen que están en transición, a una mirada más dinámica, enfoque con el que yo me podría sincronizar”.
Las autoridades coincidieron que algunos CAI que hay en Cali se podrían utilizar como centros de información turística, siempre y cuando sea en sitios que tengan ese impacto.

Mientras avanza la investigación por el homicidio del patrullero Harley Arce Domínguez, fuentes cercanas al caso coinciden en que podría tener nexo con el asesinato del escolta del líder social Leyner Palacios, pues ambos eran paisanos y vivían en la misma casa, en una unidad residencial del barrio La Selva.