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La historia de Eliana, la joven transgénero que está atrapada en Hong Kong

Su delito es que, aunque luego de un tratamiento hormonal cambió su físico y ahora es una mujer, en su pasaporte la fotografía corresponde a la de un hombre.

29 de marzo de 2014 Por: Redacción de El País

Su delito es que, aunque luego de un tratamiento hormonal cambió su físico y ahora es una mujer, en su pasaporte la fotografía corresponde a la de un hombre.

El próximo 1 de abril Eliana Rubashkyn vuelve a quedar en la calle. Estará en Hong Kong desprotegida, tan solo con una carta de las Naciones Unidas que la acredita como refugiada, y la esperanza de llegar a un país donde no sea discriminada. Desde septiembre del año pasado, las calles de esa ciudad asiática se convirtieron en su cárcel. Su delito es que, aunque luego de un tratamiento hormonal cambió su físico y ahora es una mujer, en su pasaporte la fotografía corresponde a la de un hombre. Ese fue el motivo de su viaje a Hong Kong en primer lugar. Eliana, de 25 años, realizaba sus estudios de maestría en Administración Pública en Salud en Taiwan, pero las autoridades de ese país le pidieron que actualizara su pasaporte a su nueva imagen para poder renovarle la visa de estudiante. Eliana dice que como no tuvo respuesta de la diplomacia colombiana, tuvo que trasladarse a Hong Kong, donde queda el consulado más cercano, para aclarar su identidad. En ese momento comenzó su calvario. En el aeropuerto, las autoridades migratorias no le aceptaron sus documentos de identidad y la retuvieron. “Les entregué los documentos de mi beca en Taiwan, pero me negaron la entrada y empezaron a maltratarme”, cuenta. Los oficiales le quitaron el pasaporte, dijeron que debían verificar sus huellas y la enviaron a la sección de hombres de la cárcel del Aeropuerto. “Allí, dos policías me desnudaron y abusaron de mí. En ese momento lo perdí todo y me ví forzada a quedarme en Hong Kong”, recuerda Eliana. La respuesta de las autoridades era su deportación a Colombia. Pero ella se resistía, pues afirma que huyó del país porque fue discriminada al punto de que un día, cuando caminaba por Chapinero, en Bogotá, un desconocido la apuñaló sin razón aparente.Al enterarse de la posibilidad de su deportación, Eliana pidió ayuda y con el apoyo de la organización Rainbow consiguió el estatus de refugiada con las Naciones Unidas. Sin embargo, quedó atrapada. Sin poder salir de Hong Kong, pues no tiene un pasaporte válido para movilizarse, y sin poder establercerse en esta ciudad, ya que allá los refugiados son considerados ilegales.Una tortura de seis mesesSalir del Aeropuerto y conseguir el estatus de refugiada no supuso una mejora para Eliana. “Al llegar acá perdí los estudios en Taiwan, mi nacionalidad, mi beca, mi tranquilidad, todo”, dice. Pasó de estar becada y de querer rehacer su vida en un sitio donde no fuera juzgada por ser transgénero, a tener que acudir a un refugio para indigentes, donde vivió por dos meses en una habitación con otras 20 personas. “Luego me arrestaron, que es una especie de medida de aseguramiento, y me llevaron a un centro de detención” con otros refugiados, explica. Ahí, en una habitación de dos metros cuadrados, lee para pasar el tiempo.“A la habitación no entra ni la luz del día. Tampoco puedo salir porque es un barrio peligroso, una zona de tolerancia”, dice. Ha leído durante su estadía en Hong Kong cerca de 45 libros y aprendido un poco de cantonés, el idioma oficial. Así, ha tratado de hacer un poco soportable la espera.Durante este tiempo, Eliana no solo ha sufrido porque su vida se haya quedado estancada. En octubre, mientras caminaba, se desmayó porque desde que llegó a Hong Kong tuvo que terminar su tratamiento hormonal y le hacía falta un medicamento.“Una ambulancia me recogió y llegué a un hospital. Inmediatamente me pusieron en el ala psiquiátrica”, recuerda. Ahí estuvo dos días, con camisa de fuerza, amarrada a una cama y alimentada a la fuerza, pues en este lugar consideraron que su condición es una enfermedad mental.“Los chicos de Rainbow Hong Kong me rescataron, tuvieron que sacarme casi a la fuerza”, afirma. La organización envió una queja al sistema médico y, al comprobar lo que había sucedido, a Eliana la reconocieron como mujer y la compensaron con la afiliación al sistema de salud.“Soy la primer transgénero en ser reconocida como mujer en esta ciudad. Pero es diferente para el gobierno de acá, para quienes sí soy ilegal”, aclara.Ahora, cuando pareciera que Eliana ya lo ha perdido todo, quien administra el lugar en el que vive actualmente le informó: solo podrá estar ahí hasta el 1 de abril.De su país, aún espera respuestas, la posibilidad de una solución diplomática que no implique su regreso a Colombia. Este diario intentó comunicarse con la Cancillería, pero no se encontró una respuesta sobre el caso.Tampoco puede acudir a su familia o amigos colombianos, pues asegura que no entienden su situación actual, el cambio que hizo en su vida.“Me siento abandonada y decepcionada de que en Colombia seamos una población tan vulnerada, que muchas chicas como yo tengan que huir para desarrollar su vida”, sentencia.

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