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La abogacía se ha vuelto una profesión de miedo: Alejandro Arenas

Alejandro Arenas, decano de la Colegiatura de Abogados de Cali, habla del temor que hay en el gremio por los crímenes de estos profesionales.

19 de julio de 2013 Por: Andrés Felipe Becerra | Reportero de El País

Alejandro Arenas, decano de la Colegiatura de Abogados de Cali, habla del temor que hay en el gremio por los crímenes de estos profesionales.

Alejandro Arenas, decano de la Colegiatura de Abogados Litigantes de Cali, dice que ejercer la abogacía se ha convertido en un ejercicio de miedo. Y es que solo esta semana se han presentado en Cali dos crímenes de abogados: el sábado pasado el de Fabio Molina Velásquez, en el barrio Calimio Desepaz y el miércoles el de José Gerley Sánchez Benítez, en Los Andes. Estos casos han provocado que Arenas y el gremio le pidan al Estado y a las autoridades acciones contundentes contra “la masacre que se está cometiendo contra los abogados en el departamento y el país”.En lo corrido del año hay un registro de diez abogados asesinados en el Valle, seis de ellos en Cali. ¿A qué se debe esta situación?A un problema de intolerancia ciudadana y a la mala administración de justicia en la ciudad. Y como los abogados somos el puente entre los ciudadanos y la administración de justicia estamos sufriendo el golpe: sobre nosotros está descargada la mayor responsabilidad y eso se ve con los asesinatos de los juristas, ya que se cree que es el abogado el responsable de brindarle a la persona resultados de sus derechos y resulta que solo somos el medio que intenta garantizar que se cumpla la ley. El abogado es una persona que acude a la defensa de una persona bajo unas pruebas, hacemos lo posible por hacer una defensa técnica del ciudadano, pero vemos cómo el cliente espera que el jurista logre su libertad y esto pone al abogado en una sin salida frente al tema de ejercer esa defensa. El abogado penalista, por ejemplo, puede tener de enemigo a su propio cliente cuando le pide resultados que pueden llegar a ser un poco difíciles de obtener. Pero el abogado también puede llegar a tener de enemigo a las personas con las que se enfrenta en un juicio. ¿Qué tan alta es la alarma en la Colegiatura por los asesinatos de abogados en Cali en lo corrido del año?Muy alta. Tenemos reporte de seis abogados asesinados en la capital del Valle en lo que va de este año. En el 2011 fueron once. El tema preocupa porque apenas estamos en la mitad del año y hay alarma en la Colegiatura porque es un golpe al ejercicio profesional. Estamos a punto de decir no litigamos más, porque si está de por medio la vida del profesional del derecho y la tranquilidad de su familia, habrá prioridades.¿Qué tipo de procesos estaban manejando los abogados asesinados?En su gran mayoría eran abogados penalistas, encargados de casos de homicidios, lesiones personales, estafas. Pero también entre los asesinados estaba un abogado civil, encargado de procesos de restitución de inmuebles. Tenemos la obligación de defender a quién lo necesite y pedimos que no se confunda al abogado con la causa del cliente. El abogado puede defender al peor criminal, pero eso no quiere decir que está de parte de él. Simplemente está cumpliendo con una función constitucional porque toda persona tiene derecho a una defensa.Frente a determinados delitos existe una vulnerabilidad mayor a la defensa que ejercen ciertos profesionales, pero hay casos de desalojos, por ejemplo, que también dejan muchos enemigos.¿Y qué se sabe de las investigaciones por los homicidios de abogados en el departamento?No se sabe mucho, van quedando en la impunidad, como muchos otros casos. El esclarecimiento de los asesinatos es muy bajo, vergonzoso. Si no hay una transformación en la rama judicial no podemos aspirar a que en este país haya una verdadera justicia.¿A quién se le puede atribuir los últimos crímenes?Como decano de la Colegiatura no puedo señalar responsables, eso es un deber que le corresponde al Estado, a la rama judicial, a la Fiscalía, a las autoridades, que son las que tienen el deber de investigar los autores de estos asesinatos contra nuestros colegas.¿La mayoría de abogados han sido asesinados por defender a narcotraficantes. No cree que es un riesgo?No sé, pero en Colombia no se puede permitir que por los errores profesionales de un par, otros abogados y cualquier profesional pierda su vida. El Estado tiene que tener mecanismos para resarcir los perjuicios, los errores.¿En qué se ha convertido ejercer la abogacía en la ciudad?Ejercer la profesión se ha convertido en una labor de miedo. El solo hecho de recibir un poder indistintamente de cualquier asunto y que lo vaya a ventilar, el abogado tiene que mirar quién es el cliente que va a contratar, quién será la persona a dirigirse, estudiar bien el caso antes de aceptar. No hay garantías para ejercer la profesión ni en Cali ni en ninguna ciudad del país.Pero hay quienes dicen que así como matan a los abogados, también matan, por ejemplo, a sindicalistas, educadores... ¿Qué responderle a estas personas?Si bien es cierto se presentan crímenes de todo tipo de profesionales, las cifras de abogados asesinados en la última década se ha desbordado totalmente en el país. Es la profesión que más está poniendo el mayor costo de vidas frente al ejercicio profesional. Más de 500 abogados han sido asesinados en Colombia en la última década, de esos, 200 en el Valle.Le hacemos un llamado al Gobierno Nacional, a la Ministra de Justicia, para que por favor atienda el comité de la abogacía colombiana y estudie la causa de fondo que está llevando a esta situación. ¿Cuáles son las garantías que el gremio de abogados le está pidiendo al Estado?Venimos reclamando desde hace unos años la creación de una ley de colegiación obligatoria, como existe en otros países, por ser una profesión que está directamente relacionada con el estado de derecho de los ciudadanos. Una ley que garantice que no haya una presión de ningún actor ni intimidación, que se respete el secreto profesional, que pueda trabajar de manera libre y ante todo garantizarle la vida al abogado. Al mismo tiempo, una ley que haga un control ético de la labor de los juristas. Pero hasta ahora no ha habido una voluntad del Estado.¿Por qué muchas veces los abogados no denuncian las amenazas que puedan tener?No denuncian porque sienten que no hay esas garantías para su vida, en ninguna parte. ¿Qué dice la judicatura de la situación que se está viviendo?Se ha llegado a un nivel de insensibilidad. A la Colegiatura le preocupa que pareciera que a la judicatura no le alarmara que los abogados siendo objeto de tantos atentados contra la vida, ni siquiera saquen un comunicado lamentando esta situación y la problemática.¿En qué va el plan de la Colegiatura para a ayudar a descongestionar las cárceles?Estamos realizando visitas a las cárceles de Villahermosa y Jamundí, donde se han revisado carpetas de internos que ya han cumplido la mayor parte de su pena y que podrían tener detención domiciliaria u otros beneficios. La idea es revisar 500 procesos entre 100 abogados que están donando su tiempo. Por motivo de trámites no hemos avanzado mucho, pero es algo en lo que estamos muy motivados y comprometidos.¿No hay peligro de que en esos beneficios ingresen personas por delitos graves como narcotráfico?No. el proyecto está planteado solo con delitos menores. Además todo se maneja con las directivas de cada centro de reclusión y nuestros abogados.

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