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“Hace mucho tiempo he estado pensando en irme”: general Fabio Castañeda

El general Fabio Alejandro Castañeda relata los detalles de su renuncia a la Policía y hace un balance de sus quince meses como comandante de la Metropolitana de Cali.

13 de marzo de 2013 Por: Adolfo Ochoa y Ana María Saavedra | El País

El general Fabio Alejandro Castañeda relata los detalles de su renuncia a la Policía y hace un balance de sus quince meses como comandante de la Metropolitana de Cali.

El lunes en la noche el general Fabio Alejandro Castañeda se quitó el uniforme y se vistió de civil. “Invité a mi esposa a tomar un café y quise ver una película para niños con mi hija menor, pero resulta que ya era muy tarde, no sabía que después de las 7:00 p.m. no dan películas para niños”.Así vivió el comandante de la Policía Metropolitana de Cali sus primeras horas desde el anuncio que se retiraba de la institución. “Hace 10 días le pasé la carta al Presidente, hablé con el Director de la Policía y le dije que me quería ir. Le expliqué que no tengo ningún problema con nadie, pero creo que ya es hora y mi familia me necesita. Entonces, pedí vacaciones. No les quería contar a las niñas ni a la ciudad que me iba, mi plan era irme primero de vacaciones, volver en un mes a entregar el puesto, para que en ese tiempo escogieran mi reemplazo. Además mi retiro avanzaba, eso es un proceso que dura más de 20 días. Pero le conté al Alcalde y él se me adelantó y dio la noticia”, relata el oficial.El martes, Castañeda suspendió por unos días las vacaciones, por petición del alto mando, en espera de una decisión sobre su reemplazo. El general, vestido otra vez de uniforme, habló con El País de su decisión e hizo un balance de los quince meses en su cargo.¿Por qué renunció?Siento que necesito dedicarle más tiempo a mi familia, me lo estaban pidiendo. No me di cuenta cuando mi hija mayor se creció, ahora tiene 20 años y no la vi crecer. No he hecho cosas que hace cualquier padre de familia, con mi hija de 9 años nunca me he sentado a ayudarle a hacer una tarea. En la última entrevista que nos dio usted decía que no dormía más de tres horas, que no tenía tiempo para sus hijos. ¿Está agotado o enfermo?Hace mucho tiempo he estado pensando en irme. Inclusive por prescripción médica, me detectaron apnea de sueño y si no me cuido me tendrían que operar. Luego de tantos años, uno dice de pronto ya es hora. El campanazo fue ese atentado del 28 de agosto, donde estuvimos muy cerca de morir con tres de mis escoltas. Me marcó la frase de mi hija: me dijo llorando ¿‘papi por qué nos quieres dejar solos?’Su renuncia se conoce después de esta ola de violencia, queda la sensación que usted se va por presión.No, es una idea que no es de ahora. Es un tema de salud, de estrés, una petición de familia. Además yo pienso que me voy, al contrario, en un buen momento. Cali tiene los ojos del Gobierno puestos sobre ella, tenemos un plan de seguridad ciudadano aprobado y en la medida que ese plan maestro se vaya cumpliendo, que es a un plazo de ocho años, se van a ver sus primeros frutos. Ya empezamos con el quiebre de la estadísticas en todos los temas para mejorar la seguridad. Ya llegaron los policías, estamos esperando los medios tecnológicos para las comunicaciones e inteligencia, más cámaras de vigilancia, medios de movilidad.Llevamos más de una década hablando del alza y baja de los homicidios, siendo una de las ciudades más violentas del país y de la necesidad de más medios y estos no llegan.Sólo ahora se está planeando una estrategia. Ese es el punto. Llevamos 15 o 20 años, en los que nadie pensaba en seguridad. Tenemos unas administraciones que poco o nada miraron en el tema de seguridad. Con unos alcaldes miopes que vivían el día a día, no tenían visión de ciudad. No veían más allá de su nariz. Por ejemplo, nos quedamos con estos cuarteles de policía construidos hace 20 años para quince policías que ahora albergan cien. Ya hay unos recursos de la Dirección de la Policía, el Gobierno Nacional y la Alcaldía para trabajar. ¿Y el Gobierno Nacional si le cumplía a Cali?En eso no me quiero meter, pero algo como lo de la vía a Buenaventura lo dice todo. Ahora tenemos un Gobierno que puso los ojos en el Valle, vio la necesidad de conectarse con Buenaventura, de invertir en seguridad en la región. Algo que me deja tranquilo, es que en este año y medio logramos aterrizar la construcción del megacuartel de Yumbo, que es un proyecto de $18.000 millones. En Cali vamos a construir también uno con capacidad para 500 policías. ¿En el 2012 tuvo el apoyo?Sí, aunque como dice el Alcalde él encontró la olla raspada, se dio un apoyo importante, significativo de $12.000 millones. Este año se darán $14.000 millones. Me sentí apoyado.General, pero sus antecesores se quejaban de la falta de apoyo de la Administración y usted dice que sí tuvo ese apoyo, ¿por qué no se logró bajar los homicidios como sucede en Bogotá y solo se disminuyó un 1%?Si queremos bajar la tasa considerablemente, tenemos que trabajar en temas como conciencia ciudadana hacia los problemas de convivencia. Tristemente tenemos una cultura de la venganza muy arraigada. A una madre le matan a un hijo y ya está diciéndole a sus otros hijos que cobren venganza.Pero dicen que el 52% de los homicidios tiene que ver con el crimen organizado no con las venganzas de una madre.El crimen organizado se combate con más inteligencia, más policía judicial, más jueces y más fiscales. Si logramos fortalecer el poder judicial se puede atacar esa criminalidad. Ahora los investigadores se tienen que repartir en 4.500 procesos represados. Además de alrededor de 60 procesos diarios que se abren. Con los mil policías que llegaron, 800 se darán para cuadrantes y el resto policía judicial e inteligencia.Pero se fortalecen los policías en las calles, pero dónde están los que investigan para evitar esa alta impunidad. ¿Cómo desmantelar 23 grupos criminales si no se fortalece la Policía judicial?El crimen organizado es el que vemos en un 35% afectando la ciudad. Las venganzas de pandillas y bandas suman el 52%. Para combatir eso necesitamos más investigadores y eso es lo que tiene que hacer el Grupo Interinstitucional para Objetivos de Alto Valor o Bloque de Búsqueda. Lo que lograría es más organización para llegar al centro del hormiguero. Por eso estamos pidiendo más gente.¿Y llegan o nos quedamos en pedir solamente?Van a llegar a Cali 40 nuevos investigadores. El éxito es la persistencia y la perseverancia en planes de choque y en estrategias de ataque a los criminales.¿Y le parece que sí hay esa persistencia?Por lo menos hemos descubierto que la solución para combatir ese crimen organizado no es tener hombres en las esquinas. Ante un hecho sicarial nada podemos hacer así tengamos un policía en cada esquina. Ya lo pidió el Alto Consejero Francisco José Lloreda al Ministro de Defensa, que esos 40 investigadores se queden de forma permanente. De los 650 hombres de la Unipol, que sumados a los investigadores suman casi 700, se forma el Bloque de Búsqueda y la idea es que se queden hasta después de agosto. La idea es que esos 700 hombres ataquen las 23 estructuras sicariales que hay en la ciudad, las 86 pandillas delincuenciales y alrededor de 150 ollas de expendio de drogas.¿Cree que Cali vive una guerra ajena?Esta es una problemática de años. Ese tema sí es de acá y en la medida que asumamos esta guerra como propia, nos irá mejor. La idea no es echarle la culpa a los demás sino buscar soluciones. Por eso me parece que hay que acuñar una frase del Presidente y el Alcalde: estamos frente a una reingeniería educativa. Debemos lograr ocupar a menores de edad, de 15 años en adelante, ayudarles a repensar su vida, porque muchos ya son cabeza de hogar. ¿Cuál fue el momento más duro de estos 15 meses?Cuando veo caer a un policía por balas asesinas. Recuerdo que un terrorista disfrazado de estudiante asesinó al subintendente Martínez Trejos. Yo me precio de ser un educador, tengo un respeto solemne por una universidad y no puedo concebir que haya un asesinato dentro de un alma mater. Pero, Dios nos iluminó porque nos supimos controlar, yo di la orden de no entrar a la Universidad. No nos criticaron porque el muerto fue el policía. En la iglesia, durante el sepelio del subintendente hubo voces de aliento, pero no fue el rector de la Universidad ni tampoco un estudiante. Ese día sentí dolor de padre porque nuestros policías terminan siendo nuestros hijos.¿Qué le quedó faltando por hacer?Creo que luego de 31 años di el todo por el todo y algo más. Sacrificar tiempo con la familia, horas de desvelo. Me parece que hicimos todo un esfuerzo por acertar. En Cali pudimos esperar un poco más, porque en este momento hay un buen ambiente, hay más policías, el poder judicial se está fortaleciendo. Creo que la ciudad va a revertir su tendencia de forma significativa, y eso no va a pasar de la noche a la mañana. Vendrán 20 nuevos fiscales, estamos esperando desde octubre su llegada. Con ellos deberán venir unos 150 investigadores y 50 defensores públicos.¿No siente que debió quedarse un poco más en Cali, para liderar ese proceso de cambio que viene?Considero que sí. Las voces de aliento, de motivación, de gratitud que he venido recibiendo de la comunidad. De los líderes de los barrios. Quedaron cosas pendientes y entre ellas esperar a que esas cosas se den, pero hay que tener un justo equilibrio. Esta no es una decisión que yo tomo de la noche a la mañana, es algo que he decantado desde hace meses atrás. Yo sabía que después de cumplir 30 años de servicio me iba a retirar para estar con mi familia.

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